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Por Jorge Delgado García / Profesor de la Universidad de Jaén

En las últimas semanas hemos podido ver un magnífico ejemplo de cómo nuestras universidades paralelas dentro de la Universidad de Jaén han entrado en colisión.
Hace unas semanas se desarrollaba un desayuno en el que el Rector exponía a la sociedad giennense sus ideas sobre el compromiso de la Universidad de Jaén con el territorio, sus luchas para conseguir financiación para la misma y sus proyectos futuros. Es la Universidad de Jaén de los actos, de los grandes proyectos -resultados tangibles, menos-, de los vídeos, de las redes sociales, etc. Es lo que podríamos llamar la universidad externa, la que vemos todos los días en los diferentes medios de comunicación.
Pero estas dos últimas semanas, se ha hecho visible la otra universidad, la que día a día imparte sus clases, lleva a cabo sus investigaciones o trabaja para prestar el mejor servicio a toda la comunidad universitaria, la que con su compromiso trabaja para mantener una calidad académica excelente. Esta es la universidad en la que en cinco centros (Facultad de Ciencias Experimentales, Facultad de Ciencias de la Salud, Escuela Politécnica Superior de Jaén, Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas y Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación) han votado por unanimidad rechazar la propuesta del Vicerrectorado de Enseñanzas Oficiales de reducir la presencialidad de nuestras titulaciones y reducir la posibilidad de elección en las asignaturas optativas a nuestro alumnado. Una noticia muy importante para la Universidad de Jaén, pero que ha sido invisible, lo que podríamos llamar, la universidad interna.
La semana pasada, el Rector convocó dos reuniones, una con responsables de centros y departamentos, y otra con representantes sindicales y de los órganos de representación del profesorado -evidentemente esta reducción conlleva la no continuidad de contratos actuales de profesorado- en la que se nos trasladó la necesidad de cumplir con los indicadores establecidos en el contrato programa de la Junta de Andalucía, que la que depende una parte importante de la financiación de la propia Universidad, planteando que no hay otra opción.
La situación es complicada, pero surgen algunas preguntas: ¿cómo es posible que la Junta de Andalucía plantee un modelo de financiación con indicadores que son prácticamente imposibles de alcanzar para una universidad como la Universidad de Jaén y con una relación complicada con la propia calidad del servicio prestado?, ¿por qué los máximos responsables de nuestras universidades votaron en su día a favor de dicho modelo de financiación? No hay que olvidar que este modelo se presentó en la Universidad de Jaén como un “buen modelo”, es cierto que es mejor que el anterior, pero ¿cómo se puede considerar que es un buen modelo el que reduce las clases de nuestros alumnos -por cierto, seguirán pagando la misma matrícula por sus estudios- o sus posibilidades de mejorar su especialización a través de asignaturas optativas?, quizá hay quien piense que esto no es importante, yo discrepo de esa opinión.
Por último, la semana pasada también se nos trasladó que el nuevo Grado de Inteligencia Artificial y Ciberseguridad, uno de los grados estratégicos de la Universidad de Jaén, será impartido en modalidad de aulas-espejo, en la que la mitad de las asignaturas específicas del título serán impartidas desde Jaén y la otra mitad desde Almería. Es decir, el alumnado tendrá que desplazarse al Campus para ver, en la mitad de las asignaturas específicas, una pantalla en la que alguien a más de 200 kilómetros les explicará los contenidos teóricos de la asignatura. Lógicamente es una decisión a la que se opuso el profesorado que ha participado en el diseño del título, grandes especialistas en el tema de ambas universidades. Aunque todo haya cambiado mucho, hay algo que es evidente, que el contacto directo entre el alumnado y el profesorado es beneficioso para el proceso de aprendizaje, sin entrar en el papel del profesorado en la realización de otras actividades positivas para la sociedad que vemos día a día. Estas medidas orientadas sólo a un supuesto “ahorro” no son una buena noticia para nadie, salvo para los que no entienden la universidad como la mejor inversión de futuro que puede tener cualquier sociedad moderna. Esto me lleva a recordar a todas las personas que en su día pelearon porque la provincia de Jaén tuviera una Universidad, siendo conscientes de lo que implicaba.
Como decía el otro día, la principal amenaza para las Universidades somos nosotros mismos, quizá la edad y las canas me hacen anticiparme a ver cuándo las dos universidades paralelas van a entrar en colisión.

Foto: El autor del artículo, Jorge Delgado García.

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