He conocido parte de la producción musical del compositor jienense, de Jaén-Jaén, Rogelio Rojas Duro, durante los últimos meses, a raíz de la presentación de su última gran obra en el Aula Magna de la Universidad de Jaén, auspiciada por Diario Jaén y Rosetas Eventos 360º, y ya estaba maravillado por la fuerza y la expresividad de trabajos tan elocuentes como la “Misa Breve en La menor”, o el “Requiem, Alfonso Duro in memoriam”, pero la gran sorpresa no cabe duda que ha sido su “Vandelvira, Sinfonía para Orquesta y Coro”, que además de su presentación formal en la UJA, el 17 de mayo, ha sido conocida por el gran público en el pasado mes de noviembre en las catedrales de Jaén y Baeza, con llenos impresionantes y el comentario generalizado entre quienes tuvieron el privilegio de asistir, de que acudían a un acontecimiento histórico por la enorme impresión que causaron tanto la pieza como su autor. Se trata de una composición que hay que escuchar muchas veces porque es un disfrute para los sentidos. Sugiero a quien aún no la conozca que la busque en internet y comparta este gozo que supone descubrir que en Jaén tenemos a uno de los grandes compositores del mundo, digo bien y no exagero, de hecho esta pieza a la que hago referencia, la Sinfonía de Vandelvira, podía haber sido firmada por uno de los grandes de todos los tiempos, un Beethoven por ejemplo, solo que esta figura reside entre nosotros, es un músico que tras algunas experiencias profesionales en grupos, como el mítico Apache, decidió hacer una larga carrera de diez años hasta formarse en todas las disciplinas y erigirse en un músico dispuesto a la creación, que es lo que ha venido haciendo de un tiempo acá. Es curioso que, a pesar de todo, a Rogelio Rojas, se le conozca mucho más en el extranjero que en su propia tierra, a la que tanta ama, de hecho cada día en distintos lugares del mundo sus composiciones son escuchadas por millares de personas que valoran, y así se lo hacen saber, su enorme talento. El mundo entero lo aclama y en Jaén estamos en parte por descubrirlo en todas sus facetas, que no son pocas.
Con esta carta de presentación no me ha sorprendido su presencia en un encuentro del Foro Jaén de Opinión y Debate, donde, presentado por el presidente de esta entidad, Pablo Carazo, ofreció Rojas Duro una deliciosa lección de música, acompañándose tanto de una guitarra como de fragmentos de obras clásicas que iba comentando. Los numerosos asistentes teníamos la sensación de estar asistiendo a una clase maestra y nos supo a poco la hora y media en la que se nos dio la oportunidad de conocer mejor al compositor y a la persona. Salimos maravillados por la experiencia muy grata de participar, y gratis, de una sesión tan gratificante, pero también, hay que decirlo todo, nos acompañaba un cierto malestar porque alguien de tanta altura y con un nivel más que demostrado, no sea aún reconocido plenamente en su tierra, donde hace tiempo que ya debería ser profeta. Él mismo, en un coloquio con los asistentes, reconoció que no ha tenido apoyo de las administraciones, a pesar de que ha llamado a sus puertas, porque con una trayectoria en la que ha pasado por escenarios de todo el mundo, incluida la catedral de Notre Dame de París, nadie lo considera aún por su enorme valía. Esto es algo que tiene mucho que ver con un cierto “estilo Jaén” porque el dicho de “nadie es profeta en su tierra” aquí lo es más. El jienense, por lo general, tiene que triunfar lejos para ser reconocido en su ámbito, porque arrastramos la leyenda de que todo lo que viene de fuera es mejor. Y lo único que pide es colaboración entusiasta para que el mundo entero conozca las aportaciones que desde Jaén se hacen a la música, en la misma línea que se actúa con otros recursos.
Me ha encantado conocer mejor a Rogelio Rojas, del que hemos sabido que ha tardado dos años en componer su maravillosa Sinfonía, que es de suponer que a partir de ahora tendremos muchas oportunidades de escuchar. Este homenaje suyo al arquitecto Andrés de Vandelvira y a la Catedral, que se convierte en el mejor himno para promocionar a nuestra seo para que siga aspirando a Patrimonio de la Humanidad, tiene de singular que no ha tenido que venir a hacerla ningún músico extranjero y que este vecino del entorno monumental de Jaén ha soñado en los últimos años cómo podrían sonar sus notas, con la ilusión de rendir tributo a nuestro principal monumento, el gran orgullo de la ciudad. El resultado es impresionante, una composición que sin dejar de ser moderna recuerda la época gloriosa del renacimiento, en definitiva una obra de arte para toda la vida. Un personaje así bien merece que se le abran las puertas de las instituciones de Jaén de par en par, y no se trata solo de reconocerle su enorme bagaje sino de alentarlo para que siga por el mismo camino y su nombre y su impronta sigan dando abundantes frutos, aún le queda mucho por hacer y a sus paisanos, bastante que agradecerle por la pasión que viene demostrando por la música y por la ciudad en la que nació, a la que a la postre ha hecho el regalo de esta Sinfonía de lujo, de esas que en verdad entran por el oído y se van directas al corazón.
Foto: El compositor Rogelio Rojas se acompaña de una guitarra en su conferencia, en realidad una clase maestra en el Foro Jaén de Opinión y Debate.