La militancia vecinal
A los políticos en el poder les interesa contar con un movimiento vecinal dócil y a ser posible de la cuerda para hacerlos fácil correa de transmisión, pero a los ciudadanos lo que les viene bien es que los colectivos que les representan sean independientes y no tengan hipotecas partidistas. En Jaén hasta ahora ha habido de todo, a río revuelto ganancia de pescadores, pero de un tiempo a esta parte parece que el panorama se va clarificando y aunque hay tres federaciones que representan a otros colectivos que tienen su presencia por los diferentes barrios, el serio peligro de la politización parece haber remitido, incluso el gobierno local del PP, antes tan desentendido de las asociaciones, bien es cierto que de unas más que de otras, ha cambiado su estrategia y ha decidido alinearse con esta fuerza en potencia tan necesaria para la colaboración leal y la exigencia permanente. María Cantos Alcázar, aunque joven de edad, es una veterana militante ciudadana, una líder del movimiento vecinal curtida en cien batallas, primero en el barrio de San Juan a través de Torre del Concejo y en otras experiencias asociativas, hasta que dio el salto a la presidencia de la Federación Objetivos Comunes (OCO), la más numerosa de las tres existentes, donde sustituyó a otro adelantado del mundo vecinal, Miguel Castro.
A María Cantos sus detractores en este mundo no del todo fácil de la representación de los colectivos vecinales, le han señalado afinidades políticas, incluso cuando llegó se produjo una pequeña espantada seguramente en la creencia de que iba a marcar una carrera política. Nada más lejos de la realidad, naturalmente ella tiene sus preferencias, pero en este tiempo en que la llevo observando destaco que a la hora de defender los intereses de la ciudad María Cantos no se casa con nadie, conoce su papel y su responsabilidad. Es más, consciente de que a Jaén le falta conciencia social y de que hay una evidente orfandad de la llamada sociedad civil, ha impulsado que “Objetivos Comunes”, por su mayor fuerza representativa y por su decanato, trate de ser en una especie de defensora de la ciudadanía, no ya de los barrios, que por supuesto también, sino del conjunto de las reivindicaciones de esta capital, las demandas históricas y las nuevas necesidades. A veces sirve de árbitro en la pelea permanente Junta-Ayuntamiento. Lo suyo, María Cantos lo sabe, es hacer ciudad, ser un agente a veces incómodo, pero siempre útil y comprometido.