El pasado mes de abril ha fallecido en su querida Córdoba el sacerdote Miguel Castillejo Gorráiz, prelado de honor de Su Santidad, que durante un largo periodo de casi tres décadas, fue presidente del consejo de administración de CajaSur. Últimamente estaba ocupado en una fundación humanitaria y poco más dada su avanzada edad, pero en los últimos cincuenta años de la historia de Andalucía, de Córdoba y también de Jaén, fue un hombre influyente, un destacado eclesiástico y, en el caso que nos ocupa, un personaje que ha dejado huella en Jaén, donde hay una calle con su nombre y algunos centros que recuerdan que fueron creados gracias a su especial sensibilidad por esta provincia a la que consideraba como la suya propia.
En estos últimos años parecía políticamente correcto echar por tierra todo lo que se había hecho antes, hacer tabla rasa olvidando la historia y la necesidad de hacer justicia sobre las personas y las instituciones y no dejarse llevar por esa corriente que pretende reinventarlo todo, a costa de lo que sea. Pues bien, yo no voy a hacer una defensa a la totalidad de la trayectoria de don Miguel Castillejo al frente de CajaSur, pero de lo que recuerdo, porque he ejercido el periodismo durante muchos años en esta provincia, el presidente de CajaSur fue una persona providencial que siempre se volcó con Jaén, atendió a todo el que llamó a su puerta, la obra social de la entidad estuvo dispuesta a responder a las demandas de la provincia, la política de la Caja hizo que fuera muy cercana, y por oficinas y recursos estaba en un primer plano y gozaba del afecto y la consideración popular.
Tuvo un capital humano importante entre sus directivos jienenses, por propio deseo del presidente. Se apoyaron todo tipo de actuaciones por toda la geografía provincial, Castillejo gozaba cada vez que se reunía en Jaén con los empleados de la entidad o con los representantes de la sociedad y las autoridades. Muchas veces se ofreció para llegar a un acuerdo de fusión con la Caja Provincial de Ahorros de Jaén, y hubiera disfrutado con esa alianza.
En resumen, de toda la trayectoria de CajaSur que hemos conocido, la mejor desde el punto de vista del interés y de los beneficios para Jaén y su provincia fue la larga y fructífera etapa de la presidencia de Miguel Castillejo y su labor providencial para una tierra necesitada de ayuda y que la encontró la mayoría de las veces. No es cuestión de enumerar los logros, porque son numerosos, al margen del negocio bancario, donde también CajaSur era un referente, por muchas razones, pero sobre todo por el trato a una clientela muy sólida y amplia.
Como quiera que Castillejo molestaba a alguna gente con poder, hubo un periodo en el que le hicieron la vida imposible, sobre todo algunos políticos de la Junta para cuyos planes estorbaba el canónigo cordobés y de paso la presencia de la Iglesia en una entidad de ahorro que algunos veían como enemiga, por eso no pararon hasta lograr la intervención por el Banco de España y la adjudicación de CajaSur a la vasca BBK, por razones difíciles de entender, aunque se han dado algunas versiones de orden político que son lamentables pensando en el ámbito de influencia de CajaSur y en el objetivo que tantas veces se persiguió de una caja única potente en la comunidad andaluza, pero en fin, tal vez de la clave de esta decisión se le puedan pedir responsabilidades a Rodríguez Zapatero, el nefasto personaje que dilapidó señas de identidad propias a cambio de intereses políticos partidistas y que dejó también su sello en Andalucía.
Me he atrevido a escribir estas líneas animado por lo que acabo de leer a Juan Espejo en su sección dominical de la contraportada, pero me ha extrañado la amnesia generalizada de medios de comunicación, sociedad en general y antiguos colaboradores del extinto personaje, al negarle un mínimo reconocimiento. Por esta razón me he animado a dedicar este pequeño homenaje a la memoria de don Miguel Castillejo, un clérigo de prestigio, un grandísimo predicador, un hombre culto y dialogante que al frente de una caja de ahorros que tuvo un gran peso económico y social, realizó a mi modo de ver una gestión de la que puedo valorar sus efectos sobre Jaén, que fueron muy beneficiosos, lástima que ese periodo de bonanza de las entidades financieras, tan involucradas con el territorio, ya sea algo testimonial, porque pasó a la historia, y solamente hoy podamos sentir orgullo de una que además por muchas razones es la joya de la corona, pero esto no quita para reconocer que en otros tiempos hubo rivalidad en el trato a Jaén y que las obras sociales de las cajas permitieron una labor encomiable.
Repito para que no haya dudas, sé que hay aspectos relacionados con la trayectoria de don Miguel Castillejo, que pueden resultar polémicos, que son susceptibles de críticas o al menos de diferentes enfoques sobre su tarea como responsable primero de la importante entidad de ahorro, porque tenía sus defectos como todo el mundo, pero me he visto en la obligación, grata por otra parte, porque lo traté y conozco su obra, de agradecerle como jienense su gran contribución durante un tiempo prolongado, el de su presidencia, en favor del desarrollo y progreso de Jaén y, más en concreto, en apoyo de iniciativas sociales, culturales y humanitarias. Ahí están las hemerotecas para disipar dudas, si las hay, y para colocar al personaje en el lugar que se merece. Descanse en paz quien fue durante mucho tiempo un buen aliado de Jaén.