(Publicado hoy en el Diario Jaén)
La Caja Rural de Jaén, Barcelona y Madrid, Sociedad Cooperativa de Crédito, acaba de celebrar en los últimos días una asamblea de carácter extraordinario para la elección de presidente, vicepresidente, secretario y consejeros pares, con el resultado de la reelección abrumadora para el cargo por otro periodo de seis años para quien es su actual cabeza visible, José Luis García-Lomas Hernández, quien con el tiempo se ha convertido en un rector providencial para la marcha de este instrumento financiero tan cercano, es uno de los grandes orgullos que puede exhibir la provincia de Jaén, con excelentes resultados en sus balances anuales como consecuencia de una gestión económica prudente y desafiando las dificultades en un entorno financiero cada vez más complicado, a causa de normas legales que son de obligado cumplimiento. El equipo directivo al frente del cual se encuentra su valioso director general, Enrique Acisclo Medina, es el responsable de la solvencia que ofrece la Caja, sus buenas cifras a pesar de todas las dificultades del momento y desde luego su clarísima hoja de ruta de independencia y en la que se declara exclusivamente pro Jaén. Hay que hacer mención expresa de todo su equipo, porque el esfuerzo es valioso y conjunto del capital humano de la organización.
El cabeza visible de la Caja Rural, su presidente, José Luis García-Lomas, que viene siendo objeto en los últimos años de diferentes reconocimientos, llegó hace 35 años, casi por casualidad, a coger el timón de la cooperativa de crédito. El ingeniero electromecánico, con residencia en La Carolina, que trabajó para la compañía minera “Los Guindos” y luego desarrolló una amplia trayectoria como profesor de instituto, sustituía en el cargo a un presidente de transición, Álvaro López Guerrero, un empresario jienense muy bien relacionado en los ámbitos financieros de la región y nacional, cuya principal misión fue la de tender puentes para tranquilizar a la plantillas de trabajadores y dar paso a una nueva etapa tras el duro golpe de la intervención estatal de las entidades cooperativas, Caja Rural, Uteco y Cooperativa Provincial Agrícola, presididas por Domingo Solís. La intervención estatal de los símbolos del cooperativismo provincial que había creado Solís, constituyó un bombazo económico nacional, pero no es menos verdad que la llegada al gobierno de un gabinete socialista, el de Felipe González, con Miguel Boyer como ministro de Economía, encontraron un conejillo de indias -luego tuvieron otros- para llamar la atención sobre los desmanes económicos que se estaban dando por todo el país y su decisión de ponerles freno. En el caso concreto de Jaén la orden de intervención vino dada por la importante concentración de riesgos, hay que pensar que el fin era bueno, dotar a la provincia de instrumentos sólidos para prestar apoyo a la agricultura como principal fuente de riqueza, pero se equivocaron las estrategias.
Sea como fuere, lo ocurrido a finales del año 1982 fue un duro varapalo para nuestra provincia, que lo sufrió en paralelo con los agricultores y olivareros en general, que no daban crédito al elevado coste económico que iba a suponer para un territorio de siempre malparado. Baste decir que ha sido hace no demasiados años cuando la Caja Rural acabó de liquidar el último euro de una operación en la que debió hacer frente a todas las responsabilidades económicas que se le endosaron, y cuyo importe ha estado en torno a la nada despreciable cantidad de 80 millones de euros, que salieron religiosamente de las cuentas de los propios fondos de la Cooperativa de Crédito. Además esta losa hipotecaria ha tenido repercusiones para el conjunto de la provincia, ya que cada vez que se pedía a los gobiernos de Madrid un empuje a las inversiones en Jaén, insistentemente nos echaban en cara que el Estado se había hecho cargo de la crisis iniciada por Uteco, por tanto Jaén ha pagado un precio muy alto, porque ha sido también la indiferencia de los gobiernos y sus reproches, como si toda la provincia hubiera sido responsable de un problema, grave en efecto, pero puntual en el sentido de que afectaba a unas determinadas organizaciones.
Durante estos 35 años ha sido perfecta la hoja de ruta trazada por el consejo rector de la Caja Rural, bajo la batuta de su presidente, que ha sabido rodearse de un director general de la valía de Enrique Acisclo, que ha sido clave para despejar un horizonte complicado y para liderar desde su responsabilidad el proyecto. Sacar a flote la Caja y ponerla en la situación óptima en que se encuentra, se ha hecho sin necesidad de ayuda de ninguna clase, cuando otros instrumentos financieros se han beneficiado para salir adelante de los fondos estatales. En el caso que nos ocupa no hay que agradecer nada a nadie, ha sido la propia fortaleza de una entidad de provincias que hizo los deberes con tanta responsabilidad hasta convertirse en lo que hoy es, absolutamente imprescindible para los intereses del territorio de Jaén, presente en todos los rincones de nuestra geografía, ajena por tanto a la exclusión financiera, una institución en suma solvente y creíble.
En esta etapa tan fructífera en la que García-Lomas ha estado y sigue haciéndolo al frente de la Caja Rural, se han estrechado lazos con las administraciones, los colegios profesionales, y con una ingente cantidad de colectivos de diversa naturaleza, tratándose de la única caja que es capaz de hacer un desembolso de estas características. No se puede olvidar que las demás entidades, incluidas las que nos prometieron el pan y la sal, incumpliendo la palabra dada y que quedaba reflejada en documentos que cayeron en el olvido, se echaron para atrás cuando la crisis asomó por el horizonte, en la misma medida que la Caja Rural de Jaén se hacía cada vez más presente y se producía casi el milagro de la multiplicación de los panes y los peces.
Especial importancia hay que conceder al nacimiento, va ya para 15 años, de la Fundación Caja Rural, que tanto ha contribuido en este tiempo a favorecer el desarrollo social, cultural y formativo en su ámbito de influencia, su prioridad siempre han sido las personas, y ha invertido una importante cantidad de millones cada año en numerosas atenciones, unas más grandes y otras más pequeñas, pero todas útiles, eficaces y rentables. La Fundación ha sido un descubrimiento y un alivio para muchas inquietudes jienenses, porque ha habido manos sensibles para salvar obstáculos, en este caso una entidad financiera que cuida los números, porque ellos son los que la hacen más sólida y potente para llegar a las personas, que encuentran en ella, por diversos caminos, ayuda y estímulo. De hecho es difícil encontrar un acontecimiento cultural, social, deportivo, etc., donde no esté presente la Fundación y que definen a las claras su vocación de servicio.
Entre las numerosas distinciones que ha recibido como muestra de gratitud en los últimos años el presidente García-Lomas, hay que destacar la creación en la Universidad de Jaén de la “Cátedra Caja Rural de Jaén José Luis García-Lomas Hernández de Economía, Comercialización y Cooperativismo Oleícola”, todo un guiño al sector oleícola que es eje de las actuaciones de los dos estamentos que tienen entre sus objetivos la apuesta decidida por el progreso económico y social de nuestra provincia. La Cátedra que se puso en marcha está dirigida por el catedrático de Comercialización y Análisis de Mercados, Manuel Parras Rosa, quien dirige su contenido a transferir el conocimiento generado al sector oleícola, a través del estudio, la investigación, la divulgación, la transferencia de conocimiento y la financiación en estas áreas, bajo un enfoque interdisciplinar.
La denominación de la Cátedra responde al reconocimiento de la Universidad a la colaboración permanente con la Caja Rural, al papel de apoyo que la entidad viene prestando a la UJA casi desde su nacimiento, de hecho es el medio financiero de referencia y en todos estos años su vinculación ha sido total. Y en esa actitud de relación permanente ha sido decisivo el papel del presidente, José Luis García-Lomas Hernández, en quien la Universidad jienense simboliza el interés, la consideración y casi el mimo que se ha recibido en todo momento. De todos modos allí donde está el olivar y el aceite de oliva es seguro que está también presente la Caja Rural, por ejemplo en la IGP Aceites de Jaén, para lo cual se ha firmado un convenio de colaboración. Siempre es así.
En la calle se dice, con razón, que si no existiera la Caja Rural había que crearla. Y es que hay tres entidades que siempre he dicho que tendríamos que defender con uñas y dientes en una manifestación si corrieran algún peligro. Una es la Universidad, por razones obvias; otra la Diputación, sobre todo por su labor promocional de las grandes fortalezas de Jaén; y luego estaría Caja Rural. Son un conjunto de instituciones que deben constituir las líneas rojas de Jaén, por tanto tienen que ser intocables. En el caso de la Caja Rural, tanto la entidad en sí misma, como su presidente, han asumido una labor de mecenazgo sobre el territorio de la provincia, de manera que nada que tenga relación con los intereses de Jaén les sea ajeno. No es casualidad que García-Lomas tenga una calle en La Carolina, y se le hayan dedicado una amplia relación de homenajes de diferentes colectivos, incluso que se le hayan compuesto pasodobles, fundamentalmente en agradecimiento de que el dinero de Jaén esté repercutiendo en Jaén y entre los jienenses, tanto en créditos como en obras de carácter benéfico o social. Una entidad que se ha expandido y está presente en diferentes provincias andaluzas, recientemente en Sevilla, además, claro está, de Madrid y Barcelona. Y estrechamente unida al Plan Estratégico, a la Institución Ferial, a la Real Sociedad Económica, a los colegios profesionales, a la Diócesis, la Catedral, y un largo etcétera. Son sus beneficios los que contribuyen a hacer grande a la entidad y los que permiten que Caja Rural se entregue plenamente a colaborar con el progreso y desarrollo de Jaén. Entre sus múltiples acciones hay que señalar también el acuerdo con la Consejería de Hacienda de la Junta de Andalucía, rubricado con el consejero Juan Bravo, para dotar un fondo de 80 millones de euros entre las dos instituciones de cara a prestar apoyo a iniciativas y proyectos empresariales.
Todo lo expuesto, que en absoluto agota la trayectoria, las funciones y el impulso de la Caja Rural con Jaén, justifica plenamente que a pesar los 35 años de presidencia de García-Lomas, en el periodo de mejores resultados para la entidad, y por supuesto para la provincia, la asamblea le haya mostrado su plena confianza. Siempre lo he dicho y este es un buen momento para repetirlo, lo que es bueno para Caja Rural lo es también para la provincia, porque en ambos casos se trata de Jaén.
Foto: José Luis García-Lomas Hernández, presidente de la Caja Rural de Jaén. (UNIVERSIDAD DE JAÉN)