Por ANTONIO GARRIDO / Recuerdo con mucho cariño y emoción el pregón de la feria de San Lucas de 2003, un 10 de octubre, acaban de cumplirse por tanto nada menos que veinte años. Fue un trabajo exhaustivo el que realicé en aquel momento, atendiendo al encargo del alcalde, Miguel Sánchez de Alcázar Ocaña, y de la concejal responsable de Cultura y Festejos, Cristina Nestares García-Trevijano. Lo más importante, sin duda, la atención que dediqué a nuestro primer monumento, la Santa Iglesia Catedral de la Asunción, tan querida para mí y para todos los jienenses. Fui yo en ese acto solemne, ante la Corporación y las representaciones de la ciudad, quien se atrevió a pedir, mejor dicho, a clamar, por primera vez, que para la seo jienense llegara el día en que se declarara por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Fue un orgullo que varios meses después la concejal iniciara las gestiones y desde entonces se han movilizado esfuerzos, se crearon comisiones, recibimos alguna respuesta no deseada de la Unesco, unas corporaciones se lo tomaron más en serio que otras, el caso es que el empeño sigue en pie. El anterior equipo de gobierno gestionó los proyectos para la mejora del entorno, y muy destacable ha sido el apoyo de la Universidad de Jaén, promoviendo congresos y reuniones de carácter científico con la intervención de expertos para apoyar los méritos de la Catedral, con el título de “La Catedral a examen”, sobre todo la plasmación de su modelo en este tipo de construcciones en Hispanoamérica. Hubo un momento, al principio, que se desarrollaron campañas, recogida de firmas, y se apreciaba el sentir de todo Jaén con esta aspiración, pero el paso del tiempo, como suele ocurrir en esta ciudad, ha ido enfriando el optimismo de los jienenses, por lo que sería bueno recuperar aquel espíritu y contagiarlo a través de un expediente de tanta contundencia y argumentos, que los hay, para conseguir el respaldo de la Unesco, que sería un logro histórico, no hay más que mirar lo que la declaración de Patrimonio de la Humanidad ha supuesto para las ciudades de Úbeda y Baeza. Me permito reproducir una parte de aquel pregón en el que me refería expresamente a nuestra majestuosa Catedral:
“Una de las prioridades es la de recuperar y alimentar nuestra identidad. Antes me refería a algunos monumentos emblemáticos de Jaén, el primero de ellos sin duda alguna, nuestra Catedral. Desde hace algún tiempo se nos está llamando a la concienciación sobre la urgencia de mantener en perfecto estado, de conservar e incluso de mimar, esta joya renacentista y exhibidora de otros estilos, que es la mejor expresión de nuestra universalidad. Pero todavía no parece que estemos concienciados. La Catedral junto con nuestro Castillo son los mejores pregoneros de la ciudad, desde cualquier punto al que se acceda a Jaén, y desde el mismo entorno de la ciudad en el que está metido el templo y se divisa la fortaleza, constituyen señales definitorias del alma de Jaén y representativas de un pasado y al tiempo anuncio permanente de una fuerza y de una capacidad de reacción y de entusiasmo que son los valores a los que no se puede abdicar. La Catedral en concreto es el gran orgullo de Jaén, un tesoro preciadísimo que tardó en construirse un total de 432 años, desde 1370 hasta 1802 y que deberíamos valorar y defender más ardorosamente.
Me he preguntado al hilo de esta reflexión cómo no se nos ha ocurrido, cómo no ha estado alguna vez en la mente de alguien, proponer a nuestro primer monumento o al conjunto que preside con el casco antiguo cercano, como Patrimonio de la Humanidad. Ese cierto complejo de inferioridad que arrastramos no le viene bien a la medida de los méritos de esta capital. Bueno, pues esta Catedral que para el profesor Pedro Galera es «signo indeleble para la ciudad», mereció asimismo la siguiente impresión, muy definitoria de la realidad, por parte del profesor Bonet Correa: «El genial creador de la Catedral de Jaén, Andrés de Vandelvira, tuvo la virtud de saber proporcionar un arquetipo: el templo catedralicio al modo hispano. Pocos arquitectos tienen la fortuna de ver elevadas sus obras a tan alta categoría. La ciudad de Jaén que en el siglo XVI vivió su momento estelar, puede hoy estar orgullosa de conservar tan preciada joya arquitectónica, magnífico legado de su glorioso pasado».
Otro escritor, el mejor escritor costumbrista que ha tenido este Jaén, que fue el gran amante de su pueblo y que tan bien cantó todo lo que la conforma y modela, incluida la feria, que interpretó con el sello de jaenerismo militante, me estoy refiriendo al inolvidable Rafael Ortega y Sagrista, tuvo también ese punto de vista que compartimos como no podía ser de otra manera: «Entre las catedrales del Renacimiento en Andalucía la de Jaén es la más fina, la más elegante, la más lucida». Pues, ¿a qué esperamos?”.
Foto: Catedral de Jaén, merecedora de ser declarada algún día Patrimonio de la Humanidad.