La fuente de la Magdalena y la conducción de aguas que parte de ella, denominada Raudal de la Magdalena, constituyen una seña de identidad de la ciudad. Desde la construcción del ninfeo romano, el raudal principal fue ampliándose al mismo tiempo que se producía el crecimiento de la ciudad, abasteciendo termas, mezquitas, baños públicos, aljibes y fuentes en época islámica, así como fuentes ornamentales y palacios de las principales familias de la ciudad medieval y moderna, hasta llegar al punto de unión con el Raudal de Santa María en el actual palacio de cultura, antiguo palacio del Condestable D. Miguel Lucas de Iranzo.
De sus aguas se nutrían también los molinos, tenerías, tintorerías y hornos que abastecían no sólo a la población sino a otras zonas de la corona castellana. Del agua sobrante que salía de la ciudad configurando arroyos, como el de la Magdalena o el de San Pedro, se regaron las zonas de huertas y vegas situadas extramuros. Hasta el siglo XIX fue la principal fuente de agua potable de la ciudad. El gran arco triunfal que la decora data de 1848.
Este manantial de agua es el protagonista de la legendaria y más famosa leyenda de la ciudad de Jaén “El lagarto de la Magdalena” al ser identificada como su guarida. Muy cerca del Raudal se encuentra la escultura del lagarto en un pequeño estanque con la placa que lo conmemora.