Por ANTONIO GARRIDO RUIZ | 1078 días después, el Barça regresaba a unos octavos de final de Champions para enfrentarse a un Napoli que, aunque sea el vigente campeón de la Serie A, está en horas bajas. Sin embargo, el conjunto de Xavi vuelve a Barcelona con la sensación de no haber hecho los deberes y de haber dejado vivo al Napoli de cara a la vuelta en Montjuic (1-1).
El Barça comenzó el encuentro con el cuchillo entre los dientes. Conscientes del mal
momento que atraviesa el Napoli, los de Xavi salieron a presionar y a ser protagonistas.
Ocasiones tuvieron, y no pocas. Lewandowski, Gundogan y Lamine contaron con ocasiones
meridianamente claras como para haberse adelantado en el marcador. Pero el Barça volvió
a acusar la falta de contundencia en ataque y pese a someter al conjunto italiano en su
casa, se fue al descanso con el 0-0 inicial.
Pelotazos arriba y a buscar segunda jugada o centros al área. En eso se basó el juego de los
napolitanos, también durante la segunda parte. El Barça estuvo bastante cómodo en
defensa y fue masticando el primer gol, que tardó en llegar teniendo en cuenta la
superioridad manifiesta de los culés. Iba a ser el ‘killer’ polaco, Lewandowski, el que
adelantara al Barça con un gol marca de la casa tras asistencia de Pedri. Los de Xavi
reflejaban por fin en el marcador la superioridad del juego.
Y con el gol llegó la relajación. El Barça bajó dos marchas y dio alas al Napoli. El conjunto
italiano apenas llegaba al área, pero Osimhen se inventó él solo el gol del empate tras
adelantarse a Íñigo Martínez. En definitiva, buen partido del Barça, pero se vuelve a la Ciudad Condal con un pobre 1-1 ante un rival flojo. Es muy difícil competir en Champions cuando no eres contundente ni en ataque ni en defensa, y el Barça hoy volvió a demostrar que aún está lejos de pelear por cosas grandes.