El mejor alcalde
No hay más que atreverse a hacer una encuesta ciudadana para confirmar lo que es un secreto a voces, que entre las personas que han ocupado la Alcaldía de Jaén en la democracia la mejor valorada es Alfonso Sánchez Herrera, seguido a corta distancia de Emilio Arroyo López, eso sí, en su primer mandato al frente del Ayuntamiento. Y no es que la gestión de Alfonso Sánchez fuera de traca, no es que los astros se alinearan ni que la ciudad tomara un especial impulso, sin embargo el alcalde popular ha quedado para la historia como el de mayor empatía con los vecinos, su mejor alcalde. A los jienenses en general y a muchos forasteros que nos visitaban también, les llamaba la atención un político tan cercano, que puso el despacho en plena calle haciéndose omnipresente. Hubo quienes le motejaron como “el perejil”, pero lejos de ser una crítica se convirtió en un elogio, porque se le reconocía que estaba en todas las salsas, en el día a día de la gente, en los buenos y en los malos momentos.
No fueron a pesar de todo tiempos fáciles. Primero accedió al puesto tras una moción de censura de los populares con el CDS y luego conocería las mieles del triunfo electoral a partir de 1995. Este personaje más de Jaén que la Catedral, las pasó canutas con situaciones conflictivas en su grupo municipal que aún se recuerdan, pero sobre todo por las tensiones con el aparato del partido que ha sido la causa de la salida de la práctica totalidad de los regidores democráticos. Alguna vez aconsejé a Alfonso Sánchez que dejara el cargo porque me impresionaba que ante algunas situaciones difíciles perdiera su habitual sonrisa, y ni él ni los jienenses se lo merecían. Pudimos tener alcalde para rato pero, a pesar de que Javier Arenas le insistió para que no se fuera, él optó por la felicidad personal y la de su familia. De alguna manera Jaén le ha recuperado porque está presente en la vida de la ciudad, ya desde la presidencia del Parque Empresarial Nuevo Jaén, desde la Cofradía Gastronómica La Buena Mesa, o en distintos colectivos sociales y culturales donde se lo rifan. Cuando dejó de ser alcalde fue apoteósico el homenaje que se le dedicó, no faltó ni la oposición, y esto en Jaén es para nota. No hay fórmula milagrosa en esta relación, simplemente que Alfonso Sánchez demostró su amor apasionado por Jaén, y Jaén, que lo notó, se lo supo premiar con su afecto, que se mantiene intacto a día de hoy. Sí señor, un personaje querido donde los haya.