(Intervención del autor del artículo, Manuel Vieites, en el reciente homenaje que la Cofradía Gastronómica «La Buena Mesa» de Jaén, dedicó al que ha sido durante bastantes años su presidente, el conocido y admirado Alfonso Sánchez Herrera, realizando el brindis del mencionado acto)
«Hermanos Cofrades de “La Buena Mesa” Giennense.
Si, ya de por sí me satisface plenamente dirigiros la voz, cosa del prurito personal, razón sobrada es cumplimenta tal honor, con el poco talento que poseo, para hacer el merecido elogio a persona tan querida y plena de virtudes como lo es don Petroselinum crispum, planta aromática de uso en la gastronomía mundial.
Hablo del Perejil, de la familia de las apiáceaes, rica en contenidos nutricionales, diurética y plena en viejos y tradicionales usos medicinales. Hablo de nuestro querido amigo Alfonso Sánchez Herrera, Presidente Emérito de nuestra Cofradía.
Sabido es, que el placer de los banquetes debe medirse no por la abundancia de los manjares – que, también -, sino por la reunión de los amigos y por su conversación. De esto se trata, aunque, no olvidemos que hay que comer para vivir y la Casería del Santo Rostro con sus habas con bacalao está presta a convencernos de que a nuestros estómagos les importa nada lo de la inmortalidad. Eso de la frugalidad no va con nuestra fraternidad de cofrades de La Buena Mesa.
No, no es verdad lo que don Alonso Quijano, le chorreó al pobre Sancho en sus pláticas, aquello de “come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago”. Claro, tampoco se trata de que nos comamos a los caníbales aunque, estómago hambriento no tiene oídos y, es que, esta vida está mal diseñada pues nos abre a diario las ganas de comer.
Además, somos los únicos animales de la creación, ¿verdad, Alfonso?, que bebemos sin tener sed y que – perdón que no viene al caso – estamos siempre dispuestos a aparearnos. Un lapsus, que se me ha ido la sesera en mis angustias con este tema.
Y en estas estamos, a punto de brindar con el buen vino no sin antes hacer una reflexión sobre esta bebida que nos da la libertad mientras, el amor nos la quita, pues si el vino nos hace príncipes, el amor mendigos. Y no me refiero a doña Virginia Quesada Quesada, que la quesada está muy rica y es plato preferencial para ricos y pobres.
Antes de tomar el vino que, sabed, en demasía no guarda secretos ni cumple palabra, y como el que bien bebe, bien duerme, y quien bien duerme piensa bien; quien piensa bien, bien trabaja, y quien trabaja bien debe beber bien, por favor, preparad vuestras copas plenas de caldo, procedamos a brindar por el Cofrade Mayor de esta Santa Institución de La Buena Mesa, que, a quien así nombramos es porque así queremos.
Antes, quiero, en su honor, levantar mi copa con el placentero deseo de recordar unos versos de un gran Rey, de un Rey Sabio como lo fue Alfonso X, el hijo mayor de quien conquistó y cristianizó estas tierras de Jaén, Fernando III de Castilla, el Rey Santo, que la consiguió tras recuperarla al moro la Taifa de Arjara, lo que nos posibilitó beber vino que no es pecado sino salud.
Vamos a brindar, que el tiempo abrevia, por nuestro Cofrade Mayor, por Alfonso Sánchez Herrera, con los versos del otro Alfonso, el Rey Sabio:
Quemad viejos leños
Bebed viejos vinos
Leed viejos libros
Tened viejos amigos.
¡!! Va por ti, amigo Perejil!!!»