Intervención de Alfonso Ibáñez en el acto de presentación, el padsado 31 de octubre, del número 161 de la Revista Candil
Buenas tardes a todos. Antes de nada quiero agradecer a todos la presencia hoy aquí de socios y amigos de la Peña y, especialmente, al presidente de la Diputación de Jaén, quien vuelve a demostrar de sobra su compromiso con nosotros, meros depositarios y transmisores de una de las «joyas de la corona» de esta Peña, y de la cultura flamenca, que no de otra cosa presume la revista Candil, un instrumento especializado y necesario en y para el flamenco, que edita la Peña Flamenca de Jaén con la participación, apoyo y financiación del Ente Provincial.
Como todos ustedes saben, Candil publicó su primer número en marzo 1978, con ganas y mucho voluntarismo. Hoy tenemos el honor de presentar el número 161 y este evento, sin duda importante para el mundo del flamenco, ha de servirnos para reconocer públicamente, y de manera especial, a dos personas por su contribución a la divulgación e investigación flamencas: Ramón Porras, que dirigió los primeros 100 números de la revista, y a nuestro añorado Rafael Valera, quien fuera presidente de esta Peña y director de Candil, durante los siguientes 60 números. Además de a ellos, agradezcamos también las colaboraciones, sin duda altruistas, de los inolvidables Leovigildo Aguilar. José Luis Buendía y Migolo, por citar solo a unos cuantos.
Si consideramos la edición como un acto meramente finalista, la aparición de cualquier nuevo número Candil solo contribuiría a la celebración de los egos de los autores que colaboran en su páginas. Por ese camino, mal vamos. Pero, si aparte de la edición de la revista, conseguimos una buena distribución y difusión, accedemos así al territorio de la memoria artística, social, flamenca e histórica, que era y sigue siendo el fin último de cualquier empresa cultural que se precie, pública o privada. José Viñals lo planteaba ya a mediados de los 80, cuando decía: «la edición ‘per se’ no puede ser un acto finalista». Una cosa es endiosar a los autores y otra, nuestro objetivo, contribuir al fortalecimiento de la memoria flamenca. Justo en esa dirección, celebramos el reciente convenio para la coedición de Candil con la Diputación Provincial, no solo por lo que supone para los candiles que vienen —los próximos números de la revista, felizmente comprometidos—, sino por los candiles que vuelven, esto es: por toda la colección de la revista hasta hoy (161 números), que será digitalizada por el Instituto de Estudios Giennenses, lo que sin duda garantizará la proyección de Candil.
Así, el convenio formula los compromisos, tales como la maquetación e impresión de cuatro números anuales de la revista, su distribución entre socios y socias de la Peña, colaboradores e instituciones públicas y privadas interesadas en el arte del Flamenco, el escaneo y digitalización y subida de toda la revista Candil a la plataforma Dialnet, como una herramienta fundamental para la búsqueda de información de calidad, pretendiendo dar mayor visibilidad a esta literatura científica de calidad.
Mientras tanto, Candil está obligada a mantener el pulso de su compromiso con la información y la investigación flamencas, elaboradas por profesionales del periodismo, investigadores acreditados, aficionados y entendidos, flamencólogos y escritores de nivel. Gracias a su atractivo diseño y a la calidad de sus contenidos, Candil pretende seguir estando presente en el mundo flamenco como un referente claro, singular y acreditado entre las escasas publicaciones que versan sobre la materia, reclamando su condición de líder, decano en el sector del flamenco.
Por ello, vamos a renovar la plantilla de colaboradores. Primero, porque no podemos quedarnos inmóviles tras la pérdida de compañeros de viaje: escritores como Manuel Urbano, Fernando Quiñones, Agustín Gómez, Anselmo González Climent, Manuel Ríos Ruiz, Alfonso Grosso (+4/1995), Caballero Bonald (núms. 17 y 21), José Blas Vega (núms. 82 y 87) (+X/2012…), Félix Grande (núms. 13, 17, 21, 29, 69 y 96) (+1/2014); pintores como Fausto Olivares, Francisco Moreno Galván (en su condición de pintor y poeta), Juan Valdés, Juan Hidalgo, Miguel Ayala, David Zafra, Povedano, Carmelo Palomino…, o escultores como Venancio Blanco, y otros muchos que omito detallar de esta nómina de grandes colaboradores que hicieron grande esta revista; y segundo, porque necesitamos contar con las personalidades del universo flamenco: investigadores, musicólogos, escritores, pintores, aficionados de primera fila y otros intelectuales del ámbito universitario.
La revista Candil traspasó nuestras fronteras con un éxito rotundo y, hoy por hoy, es esperada su continuidad con anhelo. Candil es de las pocas revistas impresas conocidas y reconocidas por todo el mundo. Desde su Consejo de Redacción renovado que ahora la alienta, pretendemos recuperar el gran número de suscriptores con los que ya contábamos, incluidos muchos avecindados en el extranjero. También pretendemos divulgar y seguir atentamente la actualidad de los festivales, veladas y recitales flamencos más sobresalientes, así como los ciclos, conferencias y certámenes, dando amplia cobertura de lo que acontezca en el mundo del flamenco, a través de la presencia de nuestros colaboradores literarios y gráficos, y desarrollando con el nivel que merecen estas secciones.
Sí: Candil es una publicación de futuro, con espíritu divulgativo, que quiere contribuir a la incipiente universalización del flamenco, sin pasar jamás por alto que es una revista dirigida tanto a expertos como a profanos en la materia: contenidos diversos para un público heterogéneo, pero siempre entregado a lo jondo, abrigado por los melismas que sostienen la cultura flamenca.
Contando con la colaboración de todos ustedes, la empresa será mucho más fácil y enriquecedora para la memoria flamenca que desea ser Candil ahora y siempre.
*ALFONSO IBÁÑEZ, es presidente de la Peña Flamenca de Jaén
peniaflamenca.blogspot.com