Por JESÚS MARÍA PEGALAJAR CANO /
Soledad de Romero Zafra y de Antonio Bernal Redondo
Soledad de Muñoz Arcos, fiel devoto de Piedad
Soledad de tus camareras, que te miman y engalanan
Soledad de tus cofrades que te quieren y embelesan
Soledad del Santo Reino cuando sales por las calles
Soledad que solas estás añorando al que más quieres
Soledad en tu hornacina, tu mirada nos serena
Soledad de Jaén, protectora de Procuradores
Soledad y Capilla, hermanadas en nuestra sede
Soledad y Piedad, tan parecidas, tan iguales
Pero hay otras Soledades que precisan de tu amor, y nos consta Virgen Madre que anteceden tu atención:
Soledad de todo un pueblo que la Guerra no ha pedido
Soledad en esta pandemia la que sufren los enfermos
Soledad de familiares que en la distancia rezan por ellos
Soledad de tantos y tantos que a seres queridos hemos perdido
Soledad del transeúnte que hoy se siente aún más solo
Soledad de los mayores que en ti buscan amparo
Soledad del deprimido que precisa tu cariño
Soledad del desahuciado que no entiende qué ha pasado
Soledad de los viudos cuyo amor se les ha ido
Soledad de nuestros padres cuando el nido está vacío
Soledad de estos tus hijos cuando llamas a nuestros padres
Soledad del que está solo y que nunca lo ha querido
Soledad que eres mi guía, intercede y danos alivio.
Que tu nombre les ayude, que tu advocación tenga sentido.
Que velemos por sus soledades, y que tú nos ilumines en la dificultad de este camino. Amén.