Por JULIO PULIDO MOULET / Un final de año es siempre un buen motivo para la reflexión. El año que acaba en unas horas ha tenido, como todos, luces y sombras aunque en esta ocasión las luces fueron difuminadas y las sombras se apoderaron de nosotros. Nada más comenzar seguíamos asistiendo a las dos guerras feroces en Ucrania y Gaza. Y ahora que termina ambas continúan escribiendo la solfa fúnebre de muerte y desolación. También a nivel internacional el problema de las migraciones ha ido adquiriendo tintes sombríos siendo España uno de sus escenarios más tristes. Miles de personas han arribado principalmente a la costa canaria, cientos perdieron la vida en el mar y otros muchos miles aguardan en el África subsahariana la ocasión de dar el salto a Europa. Una Europa que no afronta unida el problema de su ubicación y en la que España es un claro ejemplo de confrontación política psoe-pp acerca de cómo distribuir a los que llegan a diario. Por cierto, sabemos que llegan, pero nadie informa si permanecen en las Islas, si marchan a otras regiones o a otros países y en suma a qué se dedican siendo personas «sin papeles», apestados en un mundo falto de caridad, mirados por muchos como enemigos y probables delincuentes.
A nivel interno el año nos deja el hedor pestilente de la corrupción a raíz de las declaraciones del confeso delincuente Aldama sobre el ex ministro Ábalos, su gorila guardaespaldas Koldo y diversas ramificaciones en otros ministerios que, a instancias del todopoderoso Ábalos compraron y repartieron mordidas y pingües comisiones tras las compras a precios desorbitados de mascarillas durante la pandemia que se inició en 2020. Mientras miles morían unos cuantos depravados se enriquecian apostando por la empresa de Aldama y sus socios que hasta esas fechas, qué casualidad, no había tenido relevancia ni era conocida.
Otro asunto a recordar es el ridículo que hicieron las fuerzas de seguridad tanto autonómicas como estatales en la visita fugaz del prófugo Puigdemont a Barcelona. No hay que ser Sherlok Holmes para deducir que los siete votos de Junts que mantienen a Sánchez en la Moncloa eran causa suficiente para «organizar» convenientemente su aparición/desaparición como si de un truco de magia se tratara. Además, el huido recibió urbi et orbe la amnistía que todavía estudia el Supremo, y que fue la primera exigencia del molt despreciable ex presidente catalán para añadir sus siete votos a la cesta de chupópteros que se unieron a Sánchez para que gobernara de rodillas ante las peticiones dinerarias y de traspasos de competencias a vascos y catalanes con la anuencia de Sumar, Podemos y los herederos políticos de Eta. Lo más grave en términos prácticos la fiscalidad especial de la que gozan vascos y catalanes que rompen clamorosamenre el principio de igualdad, lo que supone de facto la existencia de ciudadanos de primera y de segunda clase. Los andaluces quedamos en esa segunda categoría y los de Jaén quizá en tercera tras ir perdiendo puestos en el escalafón que nos impide en temas de empleo, industrias y transportes estar en situación de mínimos.
Y qué decir de la vida política. Qué humano soporta ver a los que deberían ser ejemplo de corrección y buenas formas llegar al insulto y al enfrentamiento constante en las sedes de la soberanía sean Cortes enerales, parlamentos autónomos, diputaciones o ayuntamientos. Cómo puede la sobrevalorada presidenta de la Comunidad de Madrid llamar hijo de puta al presidente del Gobierno en lugar de confrontar dialécticamente sus críticas a su forma de gobernar. Se puede ir entendiendo perfectamente la desafección de los ciudadanos por la cosa pública y el aumento de las abstenciones en los procesos electorales. Preocupantes son también los asuntos de la independencia de los poderes judiciales, la imputación del Fiscal General y el anuncio dejado caer de limitar la libertad de opinión en medios informativos. Y cuando íbamos a despedir el año con tanto lastre acumulado, la muerte en Valencia y otros lugares de 223 personas y 4 más desaparecidas redondean un año de los de olvidar. Y una vez más sobre la sangre caliente de los muertos los mediocres políticos que nos gobiernan, lejos de unir esfuerzos, se culpan unos a otros de la falta de previsión. Así va a concluir un año que nos deja al sátrapa Maduro en Venezuela y nos trae a Trump en Estados Unidos por lo que si lo que muere esta noche no ha sido ejemplar, lo que puede venir puede ser aún peor.
A pesar de todo feliz año nuevo para todos con la esperanza inasequible de que se cumplan nuestros deseos.
Foto: Los terribles sucesos de la DANA, con un balance trágico de vidas humana, han puesto la guinda de las malas noticias del año. (RTVE)