Skip to main content

Por EDUARDO LÓPEZ ARANDA /

Del amplísimo y variado elenco de defectos que me acompañan, quizá sea la prisa el que pugne constantemente para sobresalir sobre los demás y, cuanto antes y más, mejor. Confieso que cuando me asalta una idea -aún relativamente lejana en el tiempo- tengo que plasmarla, hacer algo… Luego llegará más, pero mi lema es que hay que ir «haciendo ambiente».

A las puertas de una nueva celebración o, al menos, conmemoración, de la Festividad de Santiago, Patrón de España y del Arma de Caballería, me viene a la mente el próximo año 2025 en el que la reestructuración organizativa de las Fuerzas Armadas Españolas acabó con las BRIDOT (Brigadas de Defensa Operativa del Territorio) y comenzar el Plan META.

Aquellas Brigadas se organizaban en: 

  • Cuartel General y Compañía de Cuartel General, con los medios suficientes para mandar el doble de los efectivos normales de la brigada
  • Dos regimientos de infantería en armas -cada uno con una Plana Mayor, un batallón de infantería y una compañía de operaciones especiales– y uno en cuadro –contando sólo con los cuadros de mando y una Plana Mayor reducida
  • Un regimiento de artillería y un grupo con uno de los grupos en armas y el otro en parque (con material pero sin personal)
  • Un batallón mixto de ingenieros con una compañía de zapadores y otra de transmisiones
  • Un grupo ligero de caballería motorizada
  • Una agrupación mixta de encuadramiento (A.M.E.) con la misión de facilitar la creación de unidades para reforzar las llamadas Fuerzas de Intervención Inmediata, externas a la BRIDOT y la propia brigada.

Jaén, pertenecía a la BRIDOT IX, y en su plaza militar contaba con el Grupo Ligero de Caballería IX del que el próximo año se conmemorará el XL aniversario de su desmantelamiento. Desde aquella fecha, ninguna unidad militar ha estado aposentada en Jaén y las instalaciones del extinto GLC IX en el que tuve el honor de servir hasta el máximo, de nostálgico sabor africano, iban muriendo sin solución de continuidad hasta que fueron reemplazadas por el alojamiento de una criatura de acero y cristal que ya nació también moribunda y sin visos de recuperación: el tranvía.

Pero me estoy desviando del tema. Celebramos al Señor Santiago. Nuestro Patrón. El de las Españas. Ya es difícil emocionarse ver al Jefe del Estado -porque asiste poco- ofrecer a la intercesión del hijo del Zebedeo las cuitas de España. Hoy los discursos y ofrendas ramplones, políticamente correctos han dejado atrás la emotividad de no hace muchos años cuando en manifiesta veneración, S.M. el Rey ponía su augusta persona y a España entera sobre las espaldas del apóstol.

Y yo también lo celebro como antiguo jinete de la Caballería española, heredero del Laureado Regimiento Alcántara 14, Cofrade de Honor, ¡cómo no! de la Hermandad de la Buena Muerte de Jaén, la cofradía más castrense de España.

Si hace cuarenta años mis ojos lloraban en soledad en la habitación 121 del hospital Princesa de España, porque mis pies de batidor no podían hacer vibrar el suelo del Grupo mientras nos dirigíamos al monolito que recordaba a los héroes de Alcántara, hoy estaré en la base de Cerro Muriano, sede de nuestra Brigada X, donde campean marciales las Armas del Grupo de Caballería Almansa II/10, de reciente creación en el plan de organización de las nuevas brigadas polivalentes.

Imagen: Emblema del Grupo de Caballería Acorazado «Almansa! II/10.

El Grupo Almansa no es heredero directo del Regimiento del mismo nombre. Un Regimiento que ve la luz primera en 1676, bajo el nombre de Tercio de Hartmann y que sufre diversas vicisitudes, reorganizaciones, disoluciones y reconstrucciones al albur de las necesidades militares de las distintas épocas por las que iba discurriendo su devenir histórico, teniendo su punto de inflexión en la fecha en que conocido como Tercio de Valanzart y encontrarse éste en Alemania, pasa a denominarse Regimiento de Almansa, en conmemoración de la batalla del mismo nombre, librada el 25 de abril de 1707 y que dio lugar al germen de la instauración borbónica en España.

Pero fue acertada la decisión de quién orló el nombre del Grupo de Caballería con el nombre de Almansa. Me gustan tanto la etimología de las palabras como su musicalidad. Las palabras de origen árabe, a pesar de tener significados muy simples en la mayoría de las ocasiones, debido a sus prefijos tienen una musicalidad especial que hasta gusta pronunciarlas. Y ese es el caso del nombre de nuestro Grupo aunque signifique literalmente «a mitad de camino».

Con los recientísimos planes organizativos del Ejército de Tierra, el próximo año se cumple el X aniversario del aposentamiento del Grupo de Caballería Acorazado Almansa II/10 en la Brigada «Guzmán el Bueno X», con base en Cerro Muriano y mandada por el Excmo. Sr. General  D. Fernando Ruiz Gómez, Comandante Militar de las Plazas de Córdoba y Jaén y una persona tremendamente difícil de analizar pues desde el primer trato con él, hay que hacer un verdadero ejercicio de análisis psicológico, para saber si es mejor militar que persona o mejor persona que militar. Y es que, además, es algo inenarrable lo que ocurre en esa brigada porque no hay hoy en día un solo Jefe de Unidad del que se pueda decir lo contrario.

El Grupo Almansa está encuadrado en un Regimiento legendario: El Córdoba nº 10, cuyo historial y hazañas «no cabrían en el libro de la Historia», parafraseando a Bernardo López en su Oda al Dos de Mayo. Otro Regimento, El Córdoba número 10,-con uno de cuyos Coroneles, tengo el honor de estar emparentado- mandado por el Ilmo. Sr. Coronel D. José Miguel Fernández Romero. Es totalmente cierto que los amigos se pueden -y yo añado- se deben elegir. Así habrá menos sorpresas de las que habitualmente uno se encuentra por la vida.

Pero en José Miguel vamos a encontrar a un hombre sin doblez alguno, leal, dignísimo Jefe. Su sempiterna sonrisa lo delata inevitablemente y no es ni la carcajada del demonio, ni la risa del hombre, sino la sonrisa del ángel como escribía Papini. José Miguel es el paradigma de amigo que uno desea tener, el molde con el que construir a los demás, pero eso es más que imposible y, por ello, hemos de dar gracias a Dios porque nuestro Coronel haya entrado en nuestras vidas a paso de ataque: un ataque afable, cariñoso, de entrega y de darse sin pedir y ojalá que los que hoy nos honramos con su amistad, sigamos sus mismos parámetros. Amistad es amicitia en latín y, a su vez, amor, el amor de las personas que confluyen en forma de ser, ideales y sentimientos. Y si es España la que esta por medio en esos sentimientos, ya me contarán.

SANTIAGO APÓSTOL Y EL GRUPO ALMANSA II/10.

Esta es la verdadera trama y el objeto del artículo, aunque ello ha dado pie a sacar a la luz otro de mis defectos: las introducciones densas. No obstante, he creído oportuna esta para colocar al lector potencial un poco en situación.

Santiago, hijo del Zebedeo, al que llamaban -como a su hermano Juan- «Boanerges» «Hijo del Trueno», legendario vencedor de Clavijo, cuyas doncellas aparecen arrodilladas ante su cabalgadura en señal de veneración. Santiago evangelizó Hispania y murió decapitado en Jerusalén hace justo 1980 años.

Santiago es patrón de España, desde 1630, mediante una bula de Urbano VIII, en detrimento de Santa Teresa de Jesús y Patrón de la Caballería española desde el 20 de julio de 1846, aunque la designación no se ratificó hasta 1892.

He conocido en estos diez años a magníficos Jefes de Grupo. Es más, siendo Jefe el Teniente Coronel Martel, le doné un nombramiento de Coronel del Regimiento del siglo XVIII para que, independientemente de no tener relación con el Regimiento primitivo como ya se ha dicho, fueran formando una suerte de Sala histórica, que amplié hace poco con uno de mis lepantos de carros y con la marcha Caballería Acorazada Almansa que encargué al Maestro Vílchez muy poco antes de fallecer.

Hoy manda el Grupo el Teniente Coronel don Manuel Alberto Jiménez-Rider Lion. Confieso que, de no ser por el nombre de pila, la primera vez que oí su nombre tuve que hacer un pequeño esfuerzo para memorizarlo y no veía a nuestro Teniente Coronel con la guerrera kaki. Por el contrario, me lo imaginaba, con esos apellidos, como un oficial británico en la carga de la brigada ligera en Balaclava.

Trataré de hacer un esfuerzo para no repetir adjetivos. Pero ya adelanto que va a ser empresa complicada. Conozco a los mandos, en mayor o menor medida, con más o menos confianza, a algunos oficiales, suboficiales y tropa… He de decir que nunca he encontrado un grupo más compacto, una uniformidad -que no uniformismo- en la forma de ser y trabajar de estos soldados como lo he hecho en la BRIX. Ahora no hay que analizar nada, porque ni soy quién, ni es el objetivo de una felicitación, aunque tengo mis ideas y criterios.

Como decía antes, no quiero pecar de reiterativo y, por ello, voy a recurrir a un símil que el Teniente Coronel Jiménez Rider, los jinetes de Almansa, una gran parte de la brigada y un servidor, han vivido: la fraternidad en la tripulación de un carro, de una máquina… Cuatro personas unidas como una familia bogando en la misma dirección, con el mismo objetivo, caminando -a veces- a ciegas, unidos en el bien y en el mal, encerrados en un habitáculo que a veces ahoga como una sepultura y otras es espacio vivificante cuando todo va bien por ahí afuera, cuando una escotilla se abre… La voluntad; el sacrificio; el esfuerzo; la abnegación; la dureza;  la aceptación orgullosa del sacrificio impuesto; el descaro ante la muerte, los lejanos lamentos convertidos en victoria, de clarines; la terquedad en el combate aprendida de nuestra cabalgadura…

Todo esto tiene un nombre. Uno solo. Inigualable y valeroso. Brillante como los herrajes y cabezales de los caballos. Suave como las crines que hablan de caricias de enamorados. Y ese nombre es Caballería española.

Y por ese nombre, vive, siente, lucha, se entrega, espera, enseña, da, marcha, carga si es necesario, y sueña en su mente con el cumplimiento fiel de todos los lemas de las legendarias unidades de Caballería españolas, el Teniente Coronel don Manuel Alberto Jiménez Rider Lion.

UN SUEÑO PARA UN FINAL.

El año que viene se cumplirán cuarenta años del desmantelamiento del Grupo Ligero de Caballería IX, de Jaén.

Se cumplirá el centenario de la acción de Jemis del Sahel, en el Rif, la última en que entró en combate el Regimiento Almansa.

Y siempre, siempre en torno a Santiago, justo el 23 de julio, conmemoramos la carga más heroica de la Historia con el sacrificio de cientos de jinetes, caballeros del Alcántara 14, masacrados defendiendo la retirada de sus compañeros de Infantería en una jornada gloriosa para los centauros de Igan, como si el Señor Santiago les tuviera preparada -con su sacrificio- una entrada gloriosa al panteón celestial de los héroes españoles que tiene que ser independiente de los demás.

Soñar es gratis. Es lo único gratis que nos va quedando, por ahora.

Dicen que existe una envidia sana y eso, por naturaleza, es intrínsecamente mentira. La envidia es un pecado y muy grave que trajo, entre otros, el primer asesinato de la Historia del hombre. Pero qué quieren que les diga. Yo sí tengo envida. No es que me corroa, pero la tengo. Y es la envidia de no contar con una Unidad militar tradicional en Jaén. Naturalmente, sé lo mismo de políticas de estrategia que de operar a corazón abierto. Pero ello no es óbice para que no llegue a entender cómo no podemos tener desplegado en Jaén el Grupo Almansa, por ejemplo y, por el contrario, la brigada tenga dentro de sus unidades operativas al Regimiento Garellano nº 45, con base en Munguía (Vizcaya).  Para mí es difícil de entender hasta que no me lo expliquen y como soy persona de fe, aún sueño con ver a la Caballería, a los Ingenieros, a la Infantería…, de nuevo en Jaén, una Ciudad y una provincia, que aman sin reservas a sus Fuerzas Armadas.

Y como no es cuestión de cansar y como antiguo jinete, solo puedo acabar de esta forma:

El Espíritu de la caballería,

hecho de audacia y abnegación,

de sacrificio y disciplina,

no morirá jamás,

porque es el alma misma de los jinetes,

y el alma es inmortal.

¡Santiago y cierra! ¡España!

Dejar un comentario