Por IGNACIO VILLAR MOLINA / Los ahorradores conservadores lo han tenido muy difícil en los últimos 10 años, ya que las ofertas de las entidades para sus depósitos han sido prácticamente inapreciables. Según los datos relativos a finales de 2021, publicados por INVERCO (Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones), la mayoría de los españoles es muy prudente a la hora de invertir sus ahorros, ya que anteponen la seguridad y la liquidez incluso a la rentabilidad a pesar de que ha sufrido recortes progresivos hasta situarse en una tasa media actual del 0.001% desde el 4.5% que alcanzó en algunos períodos, especialmente entre 2008 y 2009. Así el 32% de los hogares prefieren optar por las cuentas bancarias de tal forma que, según los últimos datos relativos al primer trimestre, su importe supera ya un billón de euros después de que en el último año haya añadido un incremento de 44.447 millones. Este saldo supone un 38.4% del ahorro financiero total de los hogares, mientras que los Fondos de Inversión sólo representan el 15.24% al contabilizar 408.654 millones con incremento anual del 16.5%.
¿Ha llegado ya el fin de la travesía por el desierto de la retribución del ahorro?. Así lo están anunciando, al menos, las expectativas esperadas de incremento de los tipos de interés que se están extendiendo, aunque de forma aún muy tímida, a la rentabilidad del ahorro, ya que algunas entidades están adelantando sus estrategias trazando una tendencia alcista que puede consolidarse a partir de julio cuando, de acuerdo con las manifestaciones de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, se efectúe el primer retoque de los tipos oficiales que tendrán continuidad en dos o tres ocasiones más antes de fin de año.
Sin embargo conviene tener en cuenta que la consistencia de la tendencia de la mejora retributiva de los depósitos está supeditada a la evolución de las variables más determinantes que tendrá en cuenta el BCE para fijar el importe y el ritmo de subidas de los tipos, y, por otra parte, a la posición de liquidez que mantengan las entidades para atender la actividad crediticia de sus clientes, después de que, según ha anunciado el banco central, a partir del 8 de julio, elimine las facilidades de crédito a los bancos de la eurozona. En este aspecto no podemos olvidar que en las últimas semanas el Euribor a 12 meses, que recoge los tipos medios, según el plazo, que se aplican a los préstamos que los bancos se conceden entre ellos, y al que están referenciados la mayoría de los préstamos hipotecarios, ha incrementado su nivel en 0,70 puntos básicos, y si los tipos interbancarios suben, como hemos señalado, es muy probable que los bancos deban volver a recurrir a financiarse mediante el ahorro de sus clientes, lo que les obligará a retribuir sus excedentes .
En este contexto y una vez que, como hemos señalado ya se han producido los primeros escarceos alcistas en las ofertas retributivas de los depósitos, y que el Euribor ya ha experimentado subidas de alguna consideración sin que todavía se haya producido alguna oscilación en los tipos oficiales bajo la tutela del BCE, parece lógico esperar que, en la medida en que se confirmen las subidas anunciadas por esta institución, se trasladen al Euribor y, consecuentemente, impulsen la mejora de las ofertas de los tipos retributivos de los depósitos de los clientes bancarios, propiciando una nueva fase de la contienda por la captación de nuevos depósitos, aspecto que no dejará de proyectar cierto asombro cuando hasta ahora los bancos han hecho gala de una desconsideración absoluta de aquellos clientes cuya operativa se limitaba solo a mantener sus excedentes dinerarios en sus respectivas cuentas.
En definitiva, si hasta ahora los ahorradores han soportado con las pérdida de la retribución de sus ahorros parte de los beneficios obtenidos por los acreditados durante este extenso período de tipos bajos, como resultado de las medidas arbitradas por los bancos para defender el mantenimiento del margen por intereses, parece lógico que en esta nueva etapa, como consecuencia de la coyuntura económica y de las obligadas oscilaciones de los tipos de interés, los retornos del ahorro recuperen cierto pulso, aunque, en mi opinión, será de un calibre de momento moderado dadas las circunstancias que concurren y del riesgo latente de que una subida contundente y brusca de los tipos puede entrañar para la actividad económica generando efectos indeseados para el empleo, y, en cualquier caso, totalmente insuficiente para blindar el poder adquisitivo de sus excedentes dinerarios dadas las estimaciones de inflación que se proyectan hasta fin de año.