Básicamente y en general el presupuesto es el instrumento confeccionado anticipadamente mediante la estimación de ingresos y gastos referidos a un período determinado, casi por lo general a un año, que puede ser efectuado por una persona, por las familias, empresas o instituciones con el propósito de desarrollar un plan de acción dirigido a cumplir un objetivo que debe lograrse durante el período previsto y, si es posible, bajo ciertas condiciones predeterminadas.
Resulta fácil admitir que para conseguir los objetivos deseados son imprescindible dos premisas absolutamente claras: es esencial que los ingresos estimados sean reales y gocen de la seguridad de que son factibles de conseguir, sin estar supeditados a avatares diversos que puedan interferir su logro y, por otra parte, que los gastos previstos no se verán desbordados por circunstancias imprevistas o extraordinarias.
Sin embargo, si en el caso del ente familiar resulta bastante factible atenerse a los cálculos de ingresos estimados, que son una parte esencial del presupuesto, pues pueden ser determinados casi con total precisión previamente, en el caso tanto de las empresas como de las instituciones y, más claramente, en los relativos a los concernientes al Estado, esta facilidad es tremendamente compleja ya que debemos admitir la dificultad que entrañan las incertidumbres económicas y políticas, tanto internas como externas, que pueden afectarle en todos los aspectos. Todo ello dando por descontado que las evaluaciones realizadas respondan, sin duda, a tratar de dar cumplida respuesta a los verdaderos problemas y necesidades que demanda la sociedad, descartando la tentación de estar presididos por un interés electoral como hemos comprobado en algunos casos.
Así el aspecto que cobra un papel fundamental de cuya evolución depende prácticamente el logro de los objetivos deseados por el Gobierno, se centra en la consolidación y sostenibilidad de las cifras estimadas de crecimiento económico para nuestra economía, de cuya evolución puede depender la obtención del mayor montante de los ingresos barajados. Sin embargo la confirmación de esa variable a su vez estará determinada por los registros que marquen aspectos tan importantes, entre otros, como el precio del petróleo, la paridad del euro /dólar, los niveles de los tipos de interés, la evolución de los salarios y del consumo privado y la inversión, o la recaudación de impuestos…, lo que permitirá, además, cumplir con los compromisos adquiridos con nuestros socios europeos, sobre todo en lo que respecta a la reducción del déficit público. Por otro lado, la premisa indispensable del crecimiento del PIB posibilitará que la mayor parte de las demás variables económicas evolucionen favorablemente impulsando la creación de empleo y el incremento del montante recaudatorio para favorecer y atenuar el déficit de la Seguridad Social y del sistema de pensiones.
Hay que desear, por tanto, que, cuanto antes, sean aprobados finalmente los presupuestos para este ejercicio y que las estimaciones realizadas, sobre todo las concernientes a los ingresos, se confirmen puntualmente ya que la consecución de los objetivos previstos puede determinar un avance importante en las justas aspiraciones de los ciudadanos de mejorar su estándar de vida y en constatar el fin del período de ajustes y recortes al que se ha visto sometido en los últimos años.