Por JOSÉ CALABRÚS LARA /
Una buena iniciativa.
El indudable éxito de la declaración de Úbeda y Baeza como ciudades Patrimonio de la Humanidad y las polémicas motivadas por la retirada del expediente de la Catedral de Jaén, por sus malas perspectivas ante el informe desfavorable de los técnicos de la institución certificadora, puso de actualidad en Jaén la aspiración de llevar a ese alto honor mundial el mundo del olivar y su paisaje; inmenso bosque, obra del esfuerzo humano sostenido en el tiempo y a la vez “humanizado” por sus habitantes, costumbres, usos y tradiciones. Fue esta una bandera que levantó la Diputación Provincial, que ha venido encabezando a un grupo de instituciones de hasta cinco provincias andaluzas.
La idea inicial -por lo manifestado reiteradamente en los medios de comunicación- era que la declaración, partiendo del inmenso mar de olivos que es Jaén, se extendiera a la totalidad del paisaje olivarero, que salta las divisiones administrativas y puede apreciarse en largos recorridos por casi media Andalucía o a vista de pájaro en visiones desde el espacio.
El precedente del “Paraíso Interior” que tanto éxito obtuvo y produce beneficios de todo tipo se vería completado por su elevación al rango de Patrimonio Mundial, una tarea cuyo objetivo habría de tener la vocación de abarcar los más de sesenta millones -entonces- de olivos que arraigan en el Santo Reino, que suponen más de la mitad de la superficie provincial, además del resto de las provincias de Andalucía.
El bosque olivarero es un elemento geográfico y territorial, una línea de horizonte (sky line) y -sobre todo- en su extenso entorno contiene todo un mundo propio, una idiosincrasia peculiar, costumbres, tradiciones, relaciones humanas e implicaciones de las comunidades con su terreno que excede notoriamente del propio territorio físico y que también es digno de protección para presentar un paisaje y un paisanaje peculiares. Desde este planteamiento humano, etnográfico y tradicional con implicaciones culturales y turísticas, era una magnífica iniciativa, una gran idea a concretar y una propuesta ilusionante, que en su ejecución se ha venido abajo, pues lo que se ha plasmado en el documento elaborado que ahora se ha conocido, es muy distinto de la anunciada idea inicial.
Los motivos para abandonar este proyecto -importantes y de calado social- que ha esgrimido la entidad promotora que es la Diputación Provincial de Jaén, han sido la falta de acuerdo de los olivareros que aprecian la ausencia de generalidad -no es algo para todos- y las importantes limitaciones que se impone a las zonas elegidas, en cuanto a la propiedad, manejo y utilización de la tierra y exigencia de compromisos y comportamientos. Evidentemente, no han sido tenidos en cuenta, ni se les ha consultado y sin cuya concurrencia el actual proyecto no podía progresar.
El cuestionamiento del proyecto es más profundo porque no solo afecta a la falta de participación de los dueños de los terrenos, sino a la propia filosofía del proyecto, al menos en la forma que inicialmente se presentó, de inscribir en la Lista del Patrimonio Mundial el paisaje del olivar, optando por incluir determinadas fincas, molinos, cortijos y “paisajes” singulares.
El Expediente para la Nominación.
El amplio dossier elaborado para la inscripción en la lista de Patrimonio Mundial encabezado por la Diputación Provincial de Jaén, ha sido promovido por cinco Diputaciones, cinco Universidades, diez Ayuntamientos, dos organizaciones agrarias y tres asociaciones y fundaciones privadas. A lo largo de 447 páginas, tras un Resumen Ejecutivo, se desarrolla en seis capítulos: Identificación, Descripción, Justificación de la Inscripción, Estado de conservación, Protección y gestión del bien propuesto y seguimiento; siguen apartados de documentación, información, firma y la identificación de sus autores. Se trata de un estudio bien documentado de catorce lugares seleccionados y sus entornos a los que ha quedado circunscrita la solicitud de declaración pretendida como Patrimonio Mundial, entendiendo -se deduce- que son representativos o emblemáticos del mundo del olivar andaluz.
Se trata de una propuesta de iniciativa esencialmente pública, que nace de instituciones públicas: diputaciones, municipios y universidades, que se proyecta sobre terrenos concretos, en su mayoría de propiedad privada, en los que los olivareros, propietarios o cultivadores, deben inexcusablemente ser sujetos activos y pasivos de la declaración que se pretende y no han tenido parte alguna en su génesis. Para su puesta en práctica esta iniciativa incide y afecta a cuestiones de derecho privado para las que -en principio- no se extiende el mandato genérico, público, que las corporaciones locales pueden ostentar en su cometido de promoción y fomento, máxime cuando se refiere no a un entorno general sino a lugares concretos; tampoco el compromiso territorial de algunas universidades andaluzas les legitima, ni la representación profesional o sindical de las organizaciones agrarias; ninguna de ellas, por propia definición, tienen capacidad de administración ni disposición sobre unas partes concretas de su territorio de olivar, de propiedad privada, cuyos paisajes, peculiaridades o atributos se pretende destacar.
Con independencia del pretexto -evidente- de no haber contado con los interesados, la principal causa del fiasco inicial ha surgido tan pronto como se ha conocido, es que no se trata de un planteamiento general, que no abarca el paisaje del olivar en su conjunto, ni el entorno del bosque olivarero, que -al parecer- fue la idea inicial o al menos lo que de ello se explicó. El proyecto se ha circunscrito a lugares concretos, más o menos extensos; hablando de olivares, “no están todos los que son” en cuanto a los sujetos promotores, porque faltan los principales y quienes han actuado, conscientes o no, lo han hecho de espaldas, precisamente, a los hombres y mujeres del olivar y con olvido también de los elementos humanos trascendentes de esos paisajes. Visto así, parece anecdótica la mera circunstancia de las limitaciones que se imponen. Tampoco están todos los lugares destacables, ni siquiera los más relevantes.
Bien o bienes a nominar. Paisaje o Paisajes.
La identificación y descripción del bien -debe decirse mejor de los bienes- para los que se pretende la declaración de Patrimonio Mundial es otro elemento esencial que ha cooperado a la falta de arraigo y compromiso con el proyecto. No se encuentra representado en la pretensión la inmensa mayoría del paisaje -único- del olivar andaluz.
Lo primero que sorprende al identificar el bien es que ya no se habla del paisaje del olivar ni de la historia milenaria del mar de olivos sino de catorce lugares para los que se solicita la inscripción, y cualesquiera que sean los criterios determinantes de su elección, lo que está fuera de toda duda es que, salvo en tres casos (Montoro y su entorno (C11), el olivar de reborde serrano y Zuheros (C12) y Campiñas de Jaén (C14)), no se proponen paisajes de olivar y, en muchos casos, los olivos son un elemento accesorio al sitio para el que se pretende la calificación, como es el caso del Alfar romano de Las Delicias (C2), la Villa romana El Ruedo (C3), Cortijo de Jara (C6), Hacienda Talavera y La Buzona (C7), Hacienda de San Ignacio de Torrequemada (C8), Hacienda de La Soledad y Guzmán (C9) y Molino Ducal San Fernando (C10). El sujeto por proteger no es un paisaje de olivar sino edificaciones, conjuntos en los que el olivar puede ser, como mucho, la causa, pero no el objeto.
Este modo de proceder en el planteamiento puede haber desfigurado el objeto de la pretensión, pues si la intención era declarar Patrimonio Mundial el bosque olivarero o el mar de olivos, la propuesta elaborada es algo distinto, con solo examinar el emplazamiento de los enclaves surge la evidencia de que, excepción hecha de los olivares cordobeses de Zuheros y Montoro y el jiennense de Porcuna y Orcera, los demás -la inmensa mayoría- solo son un punto en el mapa que además están alejados del océano de olivar y en algunos casos con paisajes urbanos (C7, C8 y C9) aunque algo tengan que ver con el olivar.
Que de los paisajes del olivar se haya excluido la Sierra Sur, Martos, Alcaudete, Mágina, La Loma o todos los olivares de la Subbética desvirtúa totalmente el pretendido objeto de elevar a Patrimonio Mundial las vistas de las vastas extensiones de olivar.
En el mapa inserto puede comprobarse la realidad de estas afirmaciones.
Se ha tomado la parte por el todo y en lugar de proponer la declaración de la totalidad de las vastas extensiones de olivar se han acotado catorce pequeños terrenos, muy limitados, respecto al resto del olivar andaluz, de cinco provincias que no pueden atribuirse la representación de aquel, ni siquiera desde el punto de vista paisajístico. Si se examina la planimetría que obra en el documento, los componentes para los que se pretende la declaración son escasos, pequeños, y en el ancho panorama del mar de olivos, representan muy poco, con olvido de los más bellos paisajes y parajes.
Sería muy largo analizar uno por uno los terrenos incluidos en la propuesta de declaración; tampoco es esta reflexión un estudio exhaustivo, pero no parece razonable -aunque solo sea por distribución geográfica- que los Paisajes del olivar estén representados por cuatro lugares o fincas de la provincia de Sevilla, cuatro de Córdoba, tres de Jaén y uno de cada una de las de Málaga, Granada y Cádiz. Si a ello se añade que los de Sevilla son tres haciendas y un alfar rodeados de pequeñas superficies de olivos, es evidente que representan un mundo de olivar muy restringido y no asimilable a los paisajes de Jaén, Córdoba y Granada que, por cierto, solo tiene una representación también atípica. Claro – dirán- Sevilla es Sevilla; en este caso el color especial del olivar no es sevillano.
Sorprende, sobre todo, que se hayan quedado fuera de la propuesta (no hay más que mirar el mapa de situación de los enclaves en el mapa de Andalucía) las grandes extensiones olivareras, las líneas de amplios horizontes, el océano olivarero de Córdoba y Jaén. No están los olivares feraces de La Loma y El Condado ni a los de Martos, Alcaudete, ni siquiera a los bellos paisajes de Mágina en su conjunto se les ha dado ocasión de optar a su inclusión; ni las extensiones cordobesas de la campiña del Guadajoz o las sierras de Cabra, Lucena, Priego o Iznájar, de preciosas vistas, aparecen. En lugar de un mar de olivos, se presenta un vasto territorio geográfico con pequeñas islas olivareras.
Estas islas, aunque tengan un valor arquitectónico, histórico o, incluso, paisajístico, no constituyen el paisaje del olivar, se apartan de la idea inicial o, por lo menos, de lo que se dijo en los comienzos de esta andadura y además para el fin perseguido, son irrelevantes.
En el cuadro que sigue se constata el emplazamiento, superficie de los componentes y de su entorno y el número de habitantes. De su somero examen se desprende una superficie exigua, apenas en total 15.000 hectáreas, de las cuales, si se excluyen los entornos de Montoro, Zuheros y Porcuna, quedan apenas 2.000 hectáreas. Y si tenemos en cuenta la población afectada, en conjunto 7.582 habitantes, con solo deducir Montoro quedan menos de 1.000 e, incluso, la población de la zona del entorno, lo que llaman amortiguamiento, que podríamos considerar paisajes, no llega a 140.000 personas, y deducidos los tres únicos paisajes (Montoro, Zuheros y Porcuna) quedan 545 personas para once sitios. ¿Ha merecido la pena?
Cód. | Nombre del componente | Provincia/ comarca o municipio | Zona propuesta | Zona de amortiguamiento | ||
Superficie (ha) | Habitantes | Superficie (ha) | Habitantes | |||
C1 | Olivares de Cortijo Blanco | Málaga/ Axarquía | 8,75 | 0 | 37,06 | 0 |
C2 | Alfar romano de Las Delicias | Sevilla/ Écija | 1,28 | 0 | 102,75 | 0 |
C3 | Villa romana El Ruedo | Córdoba/ Almedinilla | 1,98 | 28 | Común con C12 | |
C4 | Olivares y torres de Santa Catalina | Jaén/ Sierra de Segura | 64,24 | 0 | 291,48 | 0 |
C5 | Bancales de Nigüelas y almazara de La Erilla | Granada/ Nigüelas | 39,74 | 35 | 136,77 | 235 |
C6 | Cortijo de Jara | Cádiz/ Jerez de la Frontera | 101,78 | 0 | 697,66 | 0 |
C7 | Haciendas de Tavera y La Buzona | Sevilla/ Carmona | 129,29 | 0 | 401,97 | 0 |
C8 | Hacienda de San Ignacio de Torrequemada | Sevilla/ Aljarafe | 43,76 | 0 | 197,87 | 0 |
C9 | Haciendas de La Soledad y Guzmán | Sevilla/ Los Alcores | 472,57 | 2 | 792,57 | 2 |
C10 | Molino Ducal San Fernando | Córdoba/ El Carpio | 43,47 | 0 | 214,52 | 0 |
C11 | Montoro y su entorno | Córdoba/ Montoro | 3895,41 | 6857 | 30022,77 | 6218 |
C12 | Olivar de reborde serrano y Zuheros | Córdoba/ Sierras Subbéticas | 3075,20 | 632 | 50412,59 | 111780 |
C13 | Hacienda de La Laguna | Jaén/ Baeza | 1121,94 | 2 | 5409,57 | 308 |
C14 | Campiñas de Jaén | Jaén/ Porcuna y Lopera | 6715,11 | 26 | 40162,83 | 20729 |
15711,52 | 7.582 | 128880,41 | 139.272 |
En una segunda parte trataré de los Componentes C4, C13 y C14, que son los únicos paisajes de Jaén incluidos en la propuesta.