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Una duda que me planteo es si la causa de la desesperanza de miles de familias en Jaén es la mala condición de los damnificados, o que Jaén funciona al margen del Estado de Derecho. 

Esto matemáticamente se puede resolver por una binomial de varios cientos de miles de habitantes con una posibilidad «p»  igual al 0,3  de padecer paro, aislamiento, insolidaridad o abandono institucional. 

Lo que equivale a que: o tu familia te ayuda,  vas a escondidas a Cáritas, o te «dan por culo», hablando claro y pronto. 

Oh Jaén: 

Cuyas autoridades esconden el 80 aniversario de los trenes cuando metían a «derechistas» para que los maten en Vallecas; que no llora a los que fusilaron en tandas por que las bombas facciosas no atinaron, y que se ufana en revisar la pena de muerte a un poeta que no echó una puta lágrima, ni impidió como comisario político en Jaén las sacas, ni escribió verso a las injustas muertes que bajo silencio se dictaban. 

¡Recoñito! Qué se puede esperar de un colectivo social que gusta dejarse amagar por la dependencia de algo tan lejano como la Junta de Andalucía. 

La Junta que destroza y urbaniza el milenario pasado calcolítico, para centros de salud, institutos, colegios, ciudades de justicia, macro residenciales,  parques senoidales en máxima pendiente; y es sensible con el golf, los estacionamientos de superficie…con tal que no quede ni rastro de la ciudadela destruida. 

Sí, cáspita, a los castizos de aquí les mola ir de «andaluces», porque un poeta de Orihuela en su poemario así los definió. Y les llamó «aceituneros altivos»,  se lo creyeron y elevaron a himno provincial. 

El de Jaén,  es este pueblo sumiso al que más manda,  se creyó al poeta, le hizo el «puto amo» y lo asumió. 

El miedo reverencial al que manda es la tónica medieval de Jaén, desde que mataron al Condestable Iranzo en la catedral mayestática de Jaén. 

Sí, castizote jaennita «ni pollas», esa catedral mayestática que no te mereces. Esas autoridades que la convirtieron en cárcel para «el pueblo señalado» por los putos amos o comisarios políticos. Que metían en trenes conducidos por la guardia civil a los rehenes políticos a mataderos ciertos como festín popular.

Esa casta que impuso el miedo reverencial a los «putos amos»:  con toga, carnet, o charol. 

¡Ah Jaén! donde 200 vecinos ponen 500 euros para transformar una parcela calcolitica musealizable en campo de minigolf de un residencial privado con bendiciones de alcalde, consejera de Cultura y Defensor del Pueblo. Vivir ahí es ser un Noé 2.0 rodeado de animales. 

¡Qué asco de castizotes «ni pollas» que aprovechan ser 200 para amedrentar a uno! 

Qué bochorno de policías locales, de la Patrulla Verde, de benemeritorios agentes del Seprona, y policía judicial que con más miedo que vergüenza cuando se trata de levantar una diligencia en que media el poder. 

Qué bochorno de una Fiscalía que busca cebollinos en la contaminación con 3202 m3 de tierra arcillosa sobre un BIC para convertirlo en campo de minigolf. 

Qué dolor de unos magistrados que miran donde saben que no hay, y disimulan mirar donde sí que hay con tal de no meterse en chircales. 
¿O son charcales? 

Me pregunto, ¿hay estado de Derecho en Jaén?

 

*Juan Molina es Investigador Operativo y Estadístico

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