Si nos atenemos al concepto básico, deberíamos aceptar que el Marketing es el conjunto de técnicas y estudios que tratan de identificar las necesidades de los consumidores y planear los productos que satisfagan estas necesidades. En realidad esta es una de las diferentes definiciones de una disciplina que puede tener múltiples acepciones. En cualquier caso, todas confluyen en la idea de conceptualizar las necesidades de todo tipo que pueden afectar a los consumidores con el objeto de que, una vez clasificadas y organizadas, sean transmitidas a las empresas para encontrar soluciones que puedan satisfacerlas.
En el ámbito del Marketing se define la necesidad como aquellas aspiraciones que tienen los humanos en términos de bienes y servicios. La Pirámide de Maslow trata de exponer una correlación progresiva del orden de prelación de las carencias que, generalmente, afectan al ser humano, las cuales pueden ser objetivas y subjetivas, abarcando desde las necesidades básicas hasta la auto realización, pasando por la seguridad, las apetencias sociales o la estima que, por otra parte, exigen estar más definidas, catalogadas y concretadas, según el nicho de mercado, edad, cultura, nivel educacional y económico …, lo que multiplica exponencialmente su complejidad.
La publicidad forma parte de las técnicas de promoción del producto, junto al precio y la distribución (place en inglés), y su misión se centra en dar visibilidad a los productos para que creen una dependencia en el consumidor mediante la persuasión, con el fin último de promocionarlo e impulsar más sus ventas y conseguir el máximo beneficio y la mayor eficacia empresarial, lo que provoca una contienda competitiva absolutamente necesaria.
Hasta aquí todo parece indicar la eficacia del Marketing, ya que es patente su utilidad para organizar la interrelación entre consumidores y empresas, de tal forma que aquellos puedan satisfacer sus carencias y estas tengan una vía de información exacta que les facilite sus planes de producción y sus estrategias de promoción, distribución y venta. Sin embargo, a la misma vez que resaltamos la importancia y utilidad del Marketing y la publicidad, debemos destacar que, de la misma forma que el fin último es crear dependencia de un producto que suple una necesidad, esta ciencia tiene también la capacidad de crear nuevas necesidades que pueden desbordar los límites racionales de las necesidades del consumidor. En este contexto, distinguir entre necesidad, deseo o capricho, debe ser para el consumidor una línea que debe estar trazada de forma muy transparente, al objeto de evitar que a través de la persuasión de la publicidad caigamos en la trampa de considerar prioritario aquello que sólo es un desvarío más o menos momentáneo, carente de utilidad con el riesgo de exceder nuestro presupuesto familiar y con la evidencia de que, en el mejor de los casos, su mejor sitio será el olvido en un rincón de nuestra vivienda si antes no ha sido arrojada a la basura. ¿Cuántos productos con ese distintivo tenemos en nuestras casas?.