Mucho trabajo, poco empleo
Mucho trabajo es lo que necesita esta ciudad para salir adelante, y no es que yo sea especialmente pesimista, es que veo lo que hay y, sobre todo, no veo lo que debería de haber; ni yo, ni nadie. Se siente la derrota en cada rincón sucio, en cada baldosa rota, en cada cable colgando cual péndulo olvidado, en cada árbol ahogado entre maleza creciente, en cada socavón, en cada farola “desacristalada”, en cada desconchón, en cada solar plagado de lo peor que nos ofrece la Madre Naturaleza… Pero eso no es lo peor, lo peor está, curiosamente, en lo mejor que tiene esta tierra: en su gente. Gente que destila tristeza, que pierde cada día un poquito de la escasa esperanza que ya ni le queda, que no le preocupa ni el rincón sucio, ni la baldosa rota, ni el cable colgando, ni el árbol ahogado, ni el socavón, ni la farola desangelada, ni el desconchón…, porque lo que realmente le quita el sueño es cómo llegar, cómo llegar a pagar la luz, cómo llegar a pagar el agua, cómo llegar a pagar los impuestos, cómo llegar a pagar los libros, cómo llegar… y, al mismo tiempo, seguir, otro mes más, sin un empleo.
Porque en esta ciudad trabajo hay para tirar, pero empleo, poco, muy poco. Jaén es ciudad de funcionarios y de desempleados. Y tal vez por eso, unos, porque no lo necesitan, y otros, porque ya se han instalado en la desesperanza, seguimos igual o peor día tras día: Hartos de ser los primeros en deuda y paro.
Algo hay que hacer para cambiar esto y en cualquier manual de Economía lo explica: para crear empleo en una ciudad hay que comenzar por unas buenas comunicaciones y en esto también somos los primeros, por la cola, eso sí. Jaén ha dejado de ser “paso de caravanas” para convertirse en un paraje al que no acuden ni las águilas. Pero, por terminar de una manera positiva, porque soy de la opinión de que siempre hay esperanza, quiero dejar una reflexión: Estoy segura de que algún día el AVE llegará a Jaén, eso sí, el día en el que haya cabinas de teletransportación instaladas en toda España. Al tiempo…