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Resultan más que justificadas las insistentes reivindicaciones que los jienenses dirigimos a las Administraciones Públicas, tanto estatal como comunitaria,  reclamando un tratamiento más amplio y equitativo en el reparto de los presupuestos  anuales que palíe las desigualdades de todo tipo que nuestro territorio mantiene de forma tradicional con respecto a otras provincias de nuestro entorno y contribuya a reforzar su desarrollo económico junto con la necesaria resolución de la iniciativa  privada. Los servicios básicos, sanidad, educación, transportes, comunicaciones, deben estar en el centro de esas demandas, pero también son necesarios otros apoyos concretos adecuados a las estructuras productivas de cada territorio que, además de reforzar la actividad económica, eviten el abandono poblacional que se está produciendo de forma irreversible.

Sin embargo, considerando y admitiendo que todo tipo de acciones reivindicativas son adecuadas, deberíamos ser conscientes de que buena parte de esta batalla para lograr un más alto nivel de vida y desarrollo económico, igualmente depende de nuestra propia disposición y determinación para potenciar nuestro dinamismo y es en esta parte donde también existen serias deficiencias que deberíamos reclamarnos a nosotros mismos.

Una prueba evidente de la necesidad de una más contundente falta de implicación por nuestra parte, la podemos encontrar cuando advertimos, por ejemplo, que en la última celebración de Expoliva, de 390 empresas auxiliares que acudieron a la muestra, solo un mínimo porcentaje correspondían a nuestra provincia. Por otra parte, en mi opinión, un exponente más clarificador de nuestra inhibición empresarial nos lo facilitan los datos relativos a depósitos y créditos que los jiennenses mantenemos en las diferentes entidades financieras. Así, refiriéndonos a nuestro entorno más próximo, en Andalucía 6 de las 8 provincias mantienen un saldo superior de los créditos con  respecto al total de depósitos y sólo Córdoba y Jaén ostentan una posición donde los ahorros son superiores a los créditos concedidos.

La trascendencia real del análisis de estas cifras nos muestra la falta de inquietud de la iniciativa empresarial actual en la provincia, sobre todo si tenemos en cuenta que en los años 2007 nuestra posición crediticia era muy superior al montante de los depósitos, lo que provocaba la necesidad de importar recursos de otras provincias para atender la demanda de crédito en la nuestra. Sin embargo, aún a pesar de esta aclaración, si descendemos a considerar el reparto de la posición crediticia por sectores podemos concluir que era el sector de la construcción el que acaparaba el mayor raudal del crédito concedido en aquellos años y que, por tanto, ha sido el motor de la economía de nuestra provincia mientras que duró la etapa dorada cuando en mi criterio, relegando la trascendencia del sector olivarero y sus industrias auxiliares a una posición secundaria.

Resulta, por tanto, bastante  desalentador que debamos admitir que, a falta de la actividad constructora, la  potencia del sector olivarero para la economía provincial  resulta claramente insuficiente para mantener la actividad económica general en niveles que permitan generar mayor número de empleos y, sobre todo, de una mejor  calidad y que tenga una mayor proyección para el comercio, la industria y algunos servicios, sectores más damnificados por la falta de empuje del consumo en nuestra provincia.

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