Por ANTONIO MARTÍN MESA / De entrada, vaya mi felicitación a la Universidad de Jaén y, en su representación, al Sr. Rector y a su equipo de gobierno por haber logrado que la Facultad de Medicina sea una gozosa realidad y que comience a impartir sus enseñanzas a partir del próximo curso académico 2022-2023. Era ésta una reivindicación que se venía sosteniendo desde hace mucho tiempo y que, por fin, veremos cumplida la sociedad de Jaén. Estoy seguro de que ello será beneficioso para la sanidad jiennense, para la Universidad de Jaén y para la sociedad de la provincia de Jaén en su conjunto.
Dicho esto, debo señalar que el tema de la financiación sigue pendiendo, cual “Espada de Damocles”, sobre el presente y el futuro de nuestra institución más señera. En efecto, el Acuerdo de 8 de junio de 2021, del Consejo de Gobierno, por el que se aprueban las Bases del Modelo de Financiación de las Universidades Públicas andaluzas para el periodo 2022-2026 (BOJA de 11 de junio de 2021) sigue vigente y no ha sido derogado formalmente. Recordemos que la aplicación de los coeficientes del mencionado modelo suponía que la UJA perdería 7.786.144 euros en 2022, respecto a lo recibido en 2021. No obstante, las cláusulas de salvaguardia contempladas en el modelo garantizaban que en 2022 se recibiría, al menos, la misma cantidad que en 2021. Con posterioridad, a la vista del “fiasco” que ello suponía, se admitió un incremento del 2,8 por 100 sobre la financiación del año anterior, para atender al incremento salarial del personal –profesores y personal de administración y servicios- y al coste derivado de la natural promoción de este personal. Sin embargo, nada se dice de cómo afrontar el incremento del precio de los servicios y del material como consecuencia de una inflación disparada por encima del 8 por 100 al finalizar el mes de abril.
El acuerdo alcanzado el pasado 6 de abril por el consejero y por los rectores de las universidades públicas, en el que se contemplaba el “comienzo inmediato de una revisión del modelo de manera consensuada a través de un grupo de trabajo conformado por la Consejería de Transformación Económica y las diez universidades públicas”, dejó tranquilos a nuestros directivos universitarios hasta el punto de tratar de desactivar el importante movimiento ciudadano que, en defensa de la UJA, había empezado a conformarse, llamando a la movilización de la sociedad jiennense en favor de nuestra Universidad. Debo confesar que yo no me quedé tranquilo tras el acuerdo, sencillamente porque se trataba de un compromiso verbal, un supuesto “pacto de caballeros”, que ni tan siquiera estaba firmado ni se trasladaba a la opinión pública con membrete oficial. ¿Cuándo me quedaré tranquilo? Cuando se derogue en el BOJA el modelo de financiación que tanto perjudicará a la Universidad de Jaén. Si hay voluntad de implantar un nuevo modelo, que no discrimine entre “Universidades de primera” (University en la terminología anglosajona) y “Universidades de segunda” (College), siendo relegada la UJA a esta segunda categoría, ¿por qué no se deroga en el BOJA el modelo de financiación aprobado por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía?
Mientras siga vigente el modelo actual, continuaremos teniendo sobre la cabeza la “Espada de Damocles” que nos condenará a la irrelevancia. Por ello hay que seguir atentos, expectantes, vigilantes, en guardia, para evitar que maltraten a nuestra Universidad de Jaén. Esto es precisamente lo que está haciendo la “Plataforma ciudadana en defensa de la UJA”, reuniéndose con las instituciones (Ayuntamiento de Jaén, Ayuntamiento de Linares, Diputación Provincial de Jaén), con las asociaciones de vecinos y con los partidos políticos, como así lo hará con los parlamentarios que salgan elegidos en las elecciones andaluzas del próximo 19 de junio. No, no podemos bajar la guardia y la sociedad civil, representada en la Plataforma, no lo hará.
¿Qué echamos de menos en estos momentos? Sin duda, una mayor implicación del personal de la Universidad –profesores, personal de administración y de servicios y estudiantes-, que serán grandes perjudicados junto al resto de la sociedad jiennense. Me atrevo a sugerir al equipo de gobierno de nuestra UJA, con su Rector al frente, que impulsen un proceso de debate y toma de conciencia sobre las consecuencias nefastas para nuestra universidad del actual modelo de financiación. Ello se podría hacer en reuniones monográficas en su Consejo de Gobierno, en el Claustro, en el Consejo Social, en las Juntas de Facultad, en los Consejos de Departamento, en las Juntas de Personal Docente y del PAS, en los Comités de Empresa y, por supuesto, en el Consejo de Estudiantes.
Hay que mantenerse alerta para evitar que se consuma el atropello que supone el actual modelo de financiación, el cual nos podría condenar a una “muerte lenta” de la Universidad de Jaén, el principal activo de nuestra provincia en la actualidad.
Foto: La última reunión de la plataforma ciudadana en defensa de la UJA fue ayer mismo, en la sede del Partido Popular.