La reciente actualización de buena parte de los 309 indicadores recogidos en el Cuadro de Mando Integral del II Plan Estratégico de nuestra Provincia, nos ha permitido conocer la evolución socioeconómica provincial confirmando un avance en la senda de recuperación que a nivel general se va extendiendo por todo el país.
En su exposición se destaca que la economía provincial mantuvo el pasado año un nivel aceptable de crecimiento del PIB del 2.7%, aunque menor que el obtenido por el conjunto del país que se situó en 3.1%. Esta positiva evolución se ha visto correspondida por el avance de la EPA del IV trimestre que situaba la ocupación en 221.300 personas, cifra que ya iguala a la registrada en 2008, dejando reducida la población desocupada a 69.400, lo que supone una tasa de paro del 23.86%, contabilizando, por otra parte, un número de cotizantes a la Seguridad Social en una cifra desconocida en los últimos decenios.
Por otro lado, la evolución de los precios del aceite, que han alcanzado a principio de campaña niveles deseados por los productores e industriales, han contribuido a impulsar a otros sectores decisivos para el desarrollo de la actividad económica, como la venta de automóviles, restauración y otros servicios generales.
Sin embargo, esa positiva progresión que ha registrado el PIB no ha tenido el mismo reflejo positivo en otros sectores como el de la construcción, cuyo despegue aún resulta muy débil, el comercio al por menor, sobre todo el relativo al sector textil que muestra un preocupante debilitamiento, la licitación de obra pública muy lejos de las cifras aplicadas por las distintas administraciones en los años 2007 y 2008, el turismo con mínimos porcentajes de incremento y el saldo neto de endeudamiento bancario tanto de empresas como de sociedades, denotando una moderada expansión del mismo.
Otras características que está incidiendo en que el empleo creado no genere mayor actividad económica puede centrarse en la precariedad, estacionalidad y bajos salarios que muestra el mercado laboral español repercutiendo, además, en el déficit de la Seguridad Social. No olvidemos que los salarios medios se han incrementado en los últimos años en torno al 1%, lo que ha determinado una manifiesta pérdida de poder adquisitivo.
En definitiva, aunque el dato provincial del PIB puede considerarse adecuado, la persistencia de la recesión en sectores como la construcción y el comercio y el nivel y calidad del empleo restan fuerzan al ritmo de crecimiento provincial, por lo que es absolutamente necesario que en los próximos años se extienda a estos sectores más rezagados para consolidar el avance socioeconómico provincial. Por otro lado y a tal fin las administraciones tanto estatal como autonómica, teniendo en cuenta que todos los indicios auguran una continuidad del proceso de recuperación general, deben incluir dotaciones presupuestarias, tanto ordinarias como extraordinarias, para nuestra provincia, de tal forma que coadyuven a igualar el avance de la actividad económica provincial con el resto del país.