02/11/2016
Al fin y tras casi un año de interregno parlamentario, la obligada abstención del PSOE permitió romper el impasse. Superado el primer escollo, la gran incógnita se centra ahora en conocer si la legislatura que ahora comienza podrá ser consumada. El respaldo minoritario obtenido por el Sr. Rajoy, le obliga a buscar apoyos puntuales para hacer posible la gobernabilidad y dar respuesta a los retos que debe encarar nuestro país, y es precisamente esta debilidad parlamentaria la que genera una incertidumbre que se ve incrementada por los concretos problemas intrínsecos que afectan, en este caso, al principal partido de la oposición, sin cuya anuencia y su actitud de diálogo será imposible conseguir el consenso necesario para tratar de establecer las estrategias adecuadas.
Así, la predisposición mostrada por el presidente reelecto de liderar los consensos básicos necesarios. debe considerarse como el objetivo primordial que facilitará la gobernanza y posibilitará las inevitables reformas que esperan turno. En este sentido parece claro que el primer escollo a salvar será dar luz verde a los Presupuestos Generales y, al mismo tiempo, establecer de común acuerdo las áreas esenciales en las que por imperativo de una conveniencia, por una parte objetiva, como es preservar la Unidad y la recuperación económica de España, y, por otra, obligadas por nuestro encuadre en la UE debemos asumir inexcusablemente.
Aspectos como la reducción del déficit e, incluso, la Reforma Laboral, que exigen unas determinadas directrices, no deberían ser objeto de una especial controversia. Sin embargo deben quedar abiertas extraordinarias autopistas de consenso para que asuntos como la reforma del Sistema de Pensiones, el modelo educativo y sanitario e, incluso, la reforma de la Constitución, entre otras, obtengan esa oportunidad que, en mi criterio, son deseadas por todos los españoles para acabar definitivamente con estrategias siempre impregnadas por matices ideológicos, que ha determinado que prácticamente en cada legislatura estrenemos una nueva normativa en relación con cada uno de los temas enunciados.
Sin embargo, para lograr este objetivo no es sólo suficiente una adecuada disposición gubernamental sino que, al menos, los partidos llamados constitucionalistas coincidan en los criterios para llevarlos a efecto. Para ello es necesario contar con la anuencia activa del PSOE como partido fundamental que, respetando su libertad ideológica, pueda permitirse trazar vías para lograr ese consenso necesario. Y nos referimos a este partido concretamente por su asombrosa y complicada situación actual, dando por descontando que Ciudadanos será el primer valedor para hacer cumplir el pacto de estabilidad firmado al efecto. En mi opinión somos muchos más los que coincidimos en desear una pronta solución de sus problemas que los que se frotan las manos por su debilidad, porque ven su oportunidad política para ganar posiciones en el contexto político español y dejarlo reducido a un partido testimonial cuando su papel debe ser preponderante y necesario para la estabilidad política, económica y social de nuestro país.
Cometería un error histórico si en esta coyuntura confundiera y siguiera personalizando su rival político al PP, como tradicionalmente ha sido, pues no se requiere mucha inteligencia política para determinar dónde está realmente su enemigo. Su estrategia para recuperar sus posiciones políticas y ser la alternativa de gobierno válida y deseable para nuestro país, dentro del complejo marco en el que se encuentra, debe pasar por no perder de vista que su recuperación como partido debe ir aparejada con sus decisiones en las materias comentadas, porque los ciudadanos estarán pendientes para dónde se inclina la balanza. Sin detrimento del ideario político debe asumir que posturas intransigentes no serán las mejores, en mi criterio, para embarcar nuevamente a su electorado que las valorará con la perspectiva de ponderar si contribuyen a mejorar la posición no sólo de sus adeptos, sino de todos los españoles.