Por IGNACIO VILLAR MOLINA / En principio resulta claro que la principal misión de un ahorrador es encontrar alguna forma de conseguir una remuneración de sus capitales que, al menos, los preserve de la pérdida de capacidad adquisitiva que provoca la inflación. Sin embargo en un contexto de escasa rentabilidad de los depósitos bancarios no parece fácil encontrar en el mercado activos financieros que garanticen totalmente la inversión, especialmente para aquellas personas con un perfil conservador que huyen de asumir riesgos en otras alternativas. Si, por otro lado, se produce la coincidencia de que al mismo tiempo se es titular de una hipoteca a interés variable, o de otras a tipo fijo cuya tasa es elevada, es normal que surja la duda de si el mejor destino para obtener algún retorno de esos caudales sería amortizar total o parcialmente el saldo pendiente de la misma.
En este contexto resulta adecuado sopesar esa posibilidad si bien es necesario considerar algunas cuestiones que son claramente determinantes para decidir la opción más conveniente. Una de las más importantes exige una valoración exhaustiva de la situación económica y financiera del deudor ya que requiere una evaluación de las necesidades inmediatas y futuras de los componentes de la unidad familiar que, evidentemente, dependerá además de la consistencia de su estabilidad laboral. Por otra parte, en este aspecto, sería necesario tener en cuenta que conservar una determinada liquidez debe ser una exigencia ineludible. Así mismo la consulta pormenorizada de las condiciones del préstamo debe facilitarnos la información necesaria para conocer el gravamen que puede significar el pago de comisiones por cancelación anticipada; y en este mismo sentido, tratándose de préstamos a largo plazo, es necesario comprobar si la escritura se formalizó antes de Enero de 2013 ya que, en su caso, habría que determinar la cuantía de la pérdida de la desgravación fiscal a la que se puede acoger el titular por las amortizaciones realizadas durante el ejercicio fiscal con un tope máximo de 9.040 euros.
Así mismo, verificar el tipo de interés actual que grava el préstamo, si es a tipo fijo o variable, y comprobar, en este último caso, a qué intervalo están programadas las revisiones semestrales o anuales del mismo, información que debemos completar con el análisis de la posición actual de los tipos interés y su tendencia de futuro más próximo. En este aspecto no cabe duda que la senda que están siguiendo en los últimos meses es decreciente de tal forma que ya se han producido varios recortes que han determinado que en estos momentos se sitúen en el 2,50 %, después de los sucesivos recortes desde el 4.50% que alcanzaron en mayo de 2024, una vez que parece que se ha logrado el objetivo de embridar las tensiones inflacionarias de los últimos meses como muestra el dato relativo a febrero pasado en el que se situó en el 2.4%. No olvidemos que estos retoques de los tipos tienen un especial reflejo en el Euribor, tasa a la que están referenciadas la mayoría de los préstamos hipotecarios a interés variable, magnitud que cerró febrero en el 2.40%, y que su configuración guarda una total relación con los movimientos que afectan al tipo oficial del BCE. No obstante, en este aspecto, el BCE tiene diseñada una senda bajista para este año, que contempla sucesivas bajadas, cuyo objetivo es frenar la desaceleración de la actividad económica de la eurozona, especialmente de países como Alemania, Francia e Italia, cuyos datos están denotando una debilidad clara en sus economías. Si bien este panorama puede verse empeñado en los próximos meses debido al temor de que las amenazas de EEUU de subir lo aranceles generen tensiones inflacionistas, lo que vendría a complicar la perspectiva bajista actual. No obstante, salvando este supuesto escollo y dando por seguro que las expectativas finales de inflación y consolidación económica se alcancen, los tipos, según el consenso de los analistas, deben situarse por debajo del 2% para fin de año.
Otra cuestión a tener en cuenta, en el supuesto de optar por la cancelación total de la hipoteca, es considerar en qué momento resulta más favorable su amortización, ya que es en los primeros años del préstamo cuándo se puede obtener un beneficio mayor pues la mayoría de estas financiaciones concedidas por los bancos españoles utilizan el sistema de amortización francés cuya característica más relevante es que se paga una mayor cantidad de intereses durante los primeros años que al final, por ello cuanto mayor sea la cantidad pendiente de pago mayor será el ahorro.
La mayoría de estas premisas son aplicables al supuesto de que el destino de los ahorros se pueda aplicar de forma total a la cancelación del préstamo, pero, igualmente, son válidas para el caso de que la reducción sea parcial, si bien en este caso es necesario comentar los efectos que tendría esta decisión si se opta por rebajar la cuota mensual o reducir el plazo de vencimiento del préstamo. Resulta claro que en el primer caso, además del ahorro de intereses por la menor cuantía de las cuotas, serviría para reforzar la liquidez mensual, lo que facilitaría un adicional desahogo de la situación financiera. Aunque al ahorro de intereses se produciría también en caso de reducir plazo, especialmente si la amortización anticipada se efectúa en los primeros años de la vida del préstamo, es posible que, dependiendo del importe amortizado, daría lugar a cuotas más elevadas lo que requeriría una generación de ingresos mensuales de mayor cuantía en relación a los que en principio eran necesarios para preservar el equilibrio económico de la unidad familiar. En cualquier caso, como hemos comentado en otras ocasiones, estas decisiones están condicionadas por la situación concreta de cada unidad familiar.
Por último en este contexto, a pesar de que el perfil más conservador impulse a considerar como primera opción la reducción del endeudamiento actual, es necesario insistir en sopesar otras alternativas de inversión siempre, como condición innegociable, que la rentabilidad de la misma supere el costo del tipo que se aplica a la hipoteca, especialmente si la coyuntura de rebaja de los tipos puede instalarse finalmente por un período más o menos dilatado, aunque esta opción exija la necesidad de asumir un riesgo muy medido en inversiones que deberían ser tuteladas por gestores especializados. Los fondos de inversión en cualquiera de sus múltiples versiones podrían adaptarse a cualquier exigencia personal.