Las personas somos curiosas. Por naturaleza.
Supongo que alguna vez has hecho esto: has cogido unas cuantas piezas de dominó y las has alineado para después darle un pequeño toque a la primera y conseguir que cayeran todas las demás.
Bien, yo lo he hecho.
También es cierto que existen frikis de casi todo.
Del dominó también. Muy frikis.
Uno de ellos trabajaba en la empresa Weijers Domino Productions y se propuso en 2009 batir el récord mundial de caída de fichas de dominó en cascada.
Y lo consiguió. No fueron 500 o 600 piezas, no.
Exactamente fueron 4.491.863 de piezas de dominó, una tras otra.
Espectacular.
De muy frikis.
Dicen los físicos que cuando se origina ese movimiento se genera una gran energía.
Se acumula energía potencial, dicen.
La conclusión es que cuando algo se pone en movimiento puede hacer derribar muchas cosas.
¿Cuántas cosas, exactamente?
Pues eso es lo que cuenta Loren Whitehead en un artículo que escribió para la revista American Journal of Physics.
El tal Whitehead descubrió que una ficha de dominó no solo era capaz de derribar muchas cosas, sino también piezas de mayor tamaño.
Una sola ficha de dominó puede derribar otra ficha un 50% mayor.
¿Es Whitehead otro friki? Podría serlo.
Pero nos está revelando algo muy interesante. Ya que esto significa que se puede ejercer fuerzas sobre otras cosas que, además, sean cada vez más grandes.
Así que los físicos se pusieron a experimentar. Ya sabes que ellos, como los niños, son curiosos por naturaleza.
Crearon 8 fichas de dominó de madera contrachapada cada una de las cuales era un 50% mayor que la anterior. La primera medía solo 5 cm mientras que la última medía casi 2 metros.
Y probaron. El experimento comenzó con un suave golpecito sobre la primera ficha y acabó en un potente y sonoro estruendo.
A continuación, hicieron cálculos y determinaron que el tamaño de las fichas derribadas se correspondía con una progresión geométrica.
Es decir, la décima ficha sería casi tan alta como Pau Gasol.
Al llegar a la decimoctava estaríamos admirando una ficha del tamaño de la Torre de Pisa.
La ficha vigesimotercera superaría a la parisina Torre Eiffel.
Y la trigésimo primera sería casi un kilómetro más alto que el Everest.
Pero si seguimos con el juego descubrimos que la ficha número 57 mediría prácticamente la distancia que separa la Tierra de la Luna.
¡Ojo! Solo con 57 piezas.
A mi esto me hace pensar. Porque la física se aplica a la vida.
De cualquier experiencia o resultado, siempre se pueden sacar conclusiones. En todas las áreas.
Pues bien, obtener resultados extraordinarios es como crear un efecto dominó en tu vida.
Metafóricamente, puedes alcanzar la Luna si priorizas bien y pones tu energía en apuntar a un único objetivo.
Solo que la vida no nos pone alineadas las fichas. Tienes que alinearlas tú.
Tu trabajo consiste en alinear tus prioridades cada día e identificar la primera ficha, golpeándola hasta que caiga.
Una ficha pequeña, muy pequeña.
Esa ficha tirará, a continuación, otra más grande. Y esta a su vez otra.
Recuerda, progresión geométrica, no lineal.
Haces bien una cosa que te lleva a hacer bien otra cosa y con el tiempo estás desencadenado una gran energía a tu alrededor.
Pasa con todo. En la vida y en el trabajo.
La gente que ha derribado grandes fichas empezó derribando la ficha pequeña.
Tú, sin embargo, puede que estés obsesionado con derribar piezas grandes y pesadas todos los días. Y te desanimas cuando no lo consigues.
Y lo que es peor, puede que abandones o te sientas inútil y pienses que no eres capaz de conseguirlo.
Eso te lleva a malgastar tu tiempo, tu dinero y tu energía.
Cuando ves a alguien que posee grandes habilidades (o conocimientos, dinero o éxito) los ha ido adquiriendo con el tiempo.
Poco a poco. Con esfuerzo y perseverancia.
Inicia el camino con un pequeño paso. Derriba la primera ficha.
Y así hasta la Luna.