¿Ha provocado el progreso social y económico la quiebra generalizada de las sociedades rurales tradicionales?, ¿debemos aceptar que el declive rural conlleva el empobrecimiento natural y cultural de sus habitantes?.
Recientemente se ha presentado un informe en el que se refleja que en el 53% del territorio sólo vive el 5% de la población, lo que determina que España sea el país más despoblado del Sur de Europa. En concreto, 4.979 municipios de los 8.124, es decir el 62% de los mismos, tienen menos de 1.000 habitantes, y, entre aquellos, 1.840 están considerados como espacios rurales. En este informe se destaca la importancia de la sostenibilidad del medio rural, porque de ella depende el desarrollo agrícola, la conservación del entorno y la gestión forestal. De otra parte, también se hace especial mención a las causas que están provocando el éxodo rural de la población a otros destinos urbanos, entre las que se subrayan el déficit demográfico, especialmente provocado por el envejecimiento de la población y la falta de natalidad, el descenso progresivo de la actividad económica, el abandono de la actividad agrícola y ganadera, la deficitaria oferta sanitaria y educativa y, en definitiva, la minusvalorización del medio rural.
Obviamente todas las comunidades autónomas especialmente afectadas por este fenómeno de despoblación, están implementando medidas de toda naturaleza para frenar el éxodo y evitar la desaparición definitiva de muchos municipios españoles. Así en Andalucía donde, según el responsable andaluz de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, la pérdida de población es baja en comparación con otras regiones españolas, se han arbitrado programas de mejora de los servicios y de las infraestructuras rurales, programas sociales, educativos y sanitarios e impulso a las vías de comunicación, con objeto, no sólo de detener el flujo migratorio sino con la esperanza de atraer nuevos habitantes, especialmente jóvenes y mujeres. Estas medidas se están aplicando de forma más específica en las comarcas de nuestra provincia más afectadas por la pérdida de población, como son concretamente Segura de la Sierra, Cazorla, El Condado y Sierra Mágina.
Sin embargo, la implementación a nivel provincial de otros programas de profundo contenido económico han sido, en mi opinión, los que más han coadyuvado, como no podía ser de otra forma, a la detención de la despoblación de los municipios de nuestra provincia. Así las Ayudas al Desarrollo Sostenible del Sector Primario, los Programas de Desarrollo Rural, la PAC, y el PER, han potenciado, indudablemente, la línea de sostenibilidad de la población en nuestros pueblos, ya que, a pesar de que los rankings de las variables económicas que regularmente son publicadas nos sitúan en los últimos puestos, todos sabemos que la realidad es bien distinta.