Por JANA SUÁREZ / Sí, respiro, mis pulmones se llenan con ese aire que insufla la vida y mi corazón late de una manera tranquila y cotidiana, de pulso bajo dicen, pero se equivocan. Duermo y sueño con regularidad, pero cierto es, que la temperatura corporal baja y se quedan los pies fríos, eso debe hacer que los sueños sean menos bonitos. Suelo comer tres veces al día o dos o una, tendré que hacer algún cambio o poner un espejo, sí, eso puede ser una solución. Leo a diario, en unas ocasiones con más empeño que otras, según el interés que despierte el libro que tenga entre manos en ese momento, eso, también me dice que estoy viva pues las emociones me invaden y los sentimientos afloran. Intento escribir algo a menudo, pero tengo que cambiar de bolígrafo pues no escribe letras, mancha de tinta el papel. Río y lloro, quizás con demasiada frecuencia lo segundo, pero en una camiseta leí algo así como “Una lloradita y a seguir”, imagino que estará de moda hacer eso. Reír o al menos sonreír lo he hecho siempre. Mis proyectos, siempre ilusionantes, no han perdido fuerza, aunque los manejo sin prisa, pareciera que tengo todo el tiempo del mundo para disponer a mi antojo.
Es curioso cómo la vida nos va cambiando, poco es de golpe, mucho sucede mansamente, de a poquitos, un segundo, un minuto, una hora, un día, una semana, un mes; cada uno tiene la misma duración, pero qué diferentes medidas me marcan a veces. Por eso sé que estoy viva, puedo distinguir porque una noche de sueño profundo y relajado pasa en un pis-pas, por el contrario, una noche de insomnio dura una eternidad.
La sangre que recorre mi cuerpo, el brillo de mis ojos, las ganas de sol, las dudas, las alegrías y las penas me lo recuerdan a diario, estoy viva.
Tenemos vida, la vida es tiempo, podemos manejar nuestra vida, del tiempo, se encarga ella… Todo llegará en su momento.
Por eso sencillamente os confieso que: ¡estoy viva!
Mi mente, no lucha, no es necesario iniciar una guerra de pensamientos que a su vez, igual que el prospecto de un medicamento me resulta largo y tedioso, es innecesario agotarme, contradecirme, dejo la lucha para los aguerridos, para los que dosifican su tiempo porque disponen de poco, para los que llegan tarde a la meta, sin haber dado el pistoletazo de salida, para las razones inexistentes, para todos aquellos que culpan al resto del mundo de sus fracasos y penurias.
Hoy, como otros días nuevamente celebro la vida, el sol, la lluvia en la cara, el frio, el amor de los míos, la amistad sincera, esa sonrisa amable que me ha regalado un hombre que pasaba por mi puerta, la caricia que me ha hecho mi perro mientras desayunaba esperando ese último trocito de tostada. ¡Cada día porque os aseguro que estoy viva!