BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “El miedo es inevitable, tengo que aceptar eso, pero no puedo permitir que me paralice” (Isabel Allende). En esta sentencia, la escritora, que ahora triunfa con su novela El viento conoce mi nombre, que voy a empezar a disfrutar, viene a decirnos que el miedo es una emoción que, como las demás, tiene una función positiva en la vida, nos ayuda a defendernos de aquello que puede resultar una amenaza. El problema no es el miedo en sí, sino lo que hacemos con él, si lo dejamos que se extienda y se intensifique tanto que te bloquee, entonces servirá de justificación para no hacer nada, se habrá convertido en una limitación. Dicho de otro modo, no es necesario que el miedo desaparezca por completo para seguir haciendo nuestra vida normal. En cuanto a la autora de la frase, la primera gran novela de Isabel Allende, La casa de los espíritus, próxima al llamado «realismo mágico», fue publicada en 1982. Basada en los recuerdos de infancia y juventud de la propia escritora, narra las peripecias de la saga familiar de los Trueba a lo largo de cuatro generaciones. Transcurridos dos años desde esta publicación, la escritora volvió a los anaqueles de las librerías con otra espléndida novela que mezclaba de nuevo la enrarecida situación política de su patria (en este caso, los asesinatos de los «desaparecidos» durante la dictadura de Pinochet) con otros materiales literarios procedentes de la poderosa imaginación de la autora, concretados, aquí, en una historia de amor. Se trata de la obra titulada De amor y de sombra, recibida también con grandes elogios por parte de la crítica y los lectores, y considerada como el hito que venía a señalar que el éxito internacional de La casa de los espíritus no había sido fruto de la casualidad. A estas grandes obras les siguieron otras, entre las que destacan Eva Luna, El plan infinito, Paula, Afrodita, Hija de la fortuna, Retrato en sepia y el libro de memorias Mi país inventado. Isabel Allende, nacida tal día como hoy de 1942 nos deja en su creación literaria infinidad de frases para la reflexión, como las siguientes: “Me gustan las personas que tienen que luchar para obtener algo, los que teniéndolo todo en contra salen adelante. Esta es la gente que me fascina. La gente fuerte”, “Escribe con honestidad y no te preocupes de los sentimientos de los demás, porque no importa lo que digas, te odiarán de todos modos” y “Al final solo se tiene lo que se ha dado…”…Una expresión de José Luis Sampedro: “Deberíamos vivir tantas veces como los árboles que pasado un año malo echan nuevas hojas y vuelven a empezar”. Sugerente frase del escritor y humanista, en su novela La sonrisa etrusca, en la que invita a echar bien nuestras ramas, antes de que sea demasiado tarde y empecemos a apreciar cosas que a lo largo de la vida nos pasaron desapercibidas. Nadie lo resume mejor que el propio Sampedro: “El tiempo no es oro; el tiempo es vida”…Un breve recordatorio del escritor estadounidense Raymond Carver, fallecido tal día como hoy de 1988, un reconocido autor norteamericano, exponente destacado del movimiento literario conocido como “realismo sucio”, por tratar únicamente los temas cotidianos –sin nada heroico o excepcional- con un estilo seco y sin concesiones metafóricas. Dos mensajes de Carver: “Solo podemos llevarnos a la tumba la satisfacción de haber hecho lo mejor” y “Nunca escribí una frase que valiese la pena mientras estaba bajo la influencia del alcohol”…Y otro autor de la misma nacionalidad es el novelista William Burroughs (1997), un renovador del lenguaje narrativo y una de las principales figuras de la llamada Generación Beat, etiqueta con la que nunca estuvo de acuerdo. Dos frases que le definen: “Después de echar un vistazo a este planeta, un visitante de otro mundo diría: quiero ver al manager” y “Un hombre no puede tener peor destino que estar rodeado de almas traidoras”…Dos frases de Epicuro, el filósofo y pensador griego, un defensor en su tiempo del hedonismo: “El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo”, que viene a decir que las personas agradecidas son las más felices; y “El más grande fruto de la justicia es la sinceridad del alma”, que expresa la idea de que si no hay nada de lo que arrepentirse se puede dormir con toda la tranquilidad del mundo…También me apetece recurrir una vez más al admirado escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti: “No sé tu nombre, sólo sé la mirada con que me lo dices”, porque, en efecto, hay miradas que lo dicen todo sin necesidad de expresarse con palabras, y “En este mundo tan codificado con internet y otras navegaciones, yo sigo prefiriendo el viejo beso artesanal que desde siempre comunica tanto”, porque el mundo 2.0 y las nuevas tecnologías han cambiado para siempre a nuestra sociedad…
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