“No llorar nunca es no vivir”

BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “Sea como fuere lo que piensas, creo que es mejor decirlo con buenas palabras” (William Shakespeare). El escritor británico nos muestra el camino para decir las cosas de la manera más considerada posible, sin renunciar a la sinceridad pero cuidando las formas, es decir, las palabras, en que nos dirigimos a los demás. El mismo autor lo dice en otra expresión suya: “Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón”. Hay que ver la importancia que tiene el dominio de las palabras, saber domarlas. Una frase de Winston Churchill al respecto: “A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada”. Otra del filósofo Michael De Montaigne: “La palabra es mitad de quien la pronuncia y mitad de quien la escucha”. Una expresión al respecto del escritor Mark Twain: “La diferencia entre la palabra adecuada y la casi correcta es la misma que entre el rayo y la luciérnaga”…Un 3 de agosto, en 2008, nos dejaba el escritor e historiador ruso Alexander Solzhenitsyn, el mayor crítico del régimen comunista, que contribuyó con su obra a dar a conocer el Gulag, el sistema de campos de trabajos forzados de la Unión Soviética, donde él estuvo preso desde 1945 hasta 1956. Fue Premio Nobel de Literatura en 1970, “por la fuerza ética con la que ha continuado las tradiciones indispensables de la literatura rusa”. Su obra más conocida es el monumental Archipiélago Gulag. Le recordamos con estas frases de su autoría: “No es que la verdad sea demasiado difícil de hallar, muchas veces está en la superficie. Pero es más cómodo y fácil buscar una idea que concuerde con nuestros deseos” y “Uno nunca debe dirigir a las personas hacia la felicidad, porque la felicidad es también un ídolo del mercado. Uno debe dirigir hacia ellos el afecto mutuo”…También un día como hoy, de 1924, fallecía el escritor polaco Josep Conrad, que adoptó el inglés como lengua literaria. En una obra que expresa la vulnerabilidad y la inestabilidad moral del ser humano, es considerado como uno de los grandes novelistas de la literatura inglesa. Estas sentencias son suyas: “El valor de una frase está en la personalidad de quien la dice” y “Enfrentarse, siempre enfrentarse, es el modo de resolver el problema. ¡Enfrentarse a él!”…Ya en 1954, se produce otro adiós, el de la escritora francesa Sidonei Gabrielle Colette, conocida como Colette, quien además de novelista y escritora, entre otras cosas, también destacó como artista de revistas y cabaré, no necesitó del cine para ser una escritora muy popular y leída, pero lo cierto es que el cine y el teatro multiplicaron su fama. Colette publicó su novela Gigi en 1944: una película francesa, una adaptación teatral con Audrey Hepburn como protagonista y, al fin, la versión cinematográfica dirigida en 1958 por Vicente Minnelli e interpretada por Leslie Caron fueron multiplicando la celebridad y permanencia de Colette, que, por otro lado, ya estaba plenamente consagrada. Algunas expresiones de esta autora: “La ausencia total de humor hace la vida imposible” y “La sinceridad no es una flor espontánea. Al igual que la modestia”…Otro gran personaje, el novelista, poeta y dramaturgo romántico alemán Goethe, nos permite esta expresión: “Sólo hay dos legados duraderos que podemos esperar dar a nuestros hijos. Uno de ellos son raíces, el otro alas”. La siguiente es de la novelista británica Jane Austen, autora de algunos de los grandes clásicos de la literatura: “El egoísmo debe ser siempre perdonado, porque no hay esperanza de cura”. Y culminamos con la escritora londinense Mary Shelley, que dio vida al monstruo más célebre de la literatura, y que se convertiría también en uno de los más terroríficos del cine: Frankenstein: “¡Cuán extraña es la naturaleza del saber!, se aferra a la mente como el musgo a la roca”. La última referencia de hoy tiene como protagonista a Marguerite Duras, prolífica escritora francesa, autora de las mejores historias de amor y guerra jamás contadas: Hiroshima mon amour. Esta es su cita: “No llorar nunca es no vivir”.