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BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “La resiliencia es el arte de navegar en los torrentes, el arte de metamorfosear el dolor para darle sentido; la capacidad de ser feliz incluso cuando tienes heridas en el alma” (Boris Cyrulnik). Esto es lo que, según el neurólogo y psiquiatra francés, define al resiliente, al resistente, la capacidad de adaptarse a las circunstancias, y añade más: “Después de una catástrofe, siempre hay una revolución”. Hoy les brindo también esta bonita declaración poética de Pablo Neruda: “Si cada día cae dentro de cada noche,/existe un pozo donde la claridad está aprisionada./Necesitamos sentarnos en el borde del pozo/de la oscuridad y buscar la luz caída con paciencia”. Eso, necesitamos sentarnos al borde del pozo para reflexionar y entender que de todos los túneles se sale… Por lo demás el homenaje va dedicado al gran filósofo español Emilio Lledó, nacido tal día como hoy de 1927, y que por tal motivo cumple 96 años. Este eminente personaje sevillano al que muchos consideran el sabio oficial de este país, que se formó en Alemania y que además de miembro de la Real Academia Española, ha sido Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y Premio Nacional de las Letras Españolas, es reconocido y admirado por el uso jugoso y rico de palabras claras, consistentes, por una pasión expresiva y rigurosa, y por el empeño de que el pensamiento antiguo o moderno tenga peso ante ciertos desgarros del presente que pone en evidencia. Estas son algunas citas de su autoría: “La verdadera libertad de expresión es la que procede de la libertad de pensamiento. Lo que hay que hacer es mentes libres” y “La raíz del mal está en la ignorancia, el egoísmo y la codicia”…Igualmente, un 5 de noviembre, en 1941, venía al mundo en Barcelona el que llegaría a ser un genial escritor, dibujante y humorista, Jaume Perich, conocido popularmente como El Perich, que realizó sus trabajos para distintos medios de comunicación. De sus numerosas frases sugerentes escogemos dos para esta ocasión: “Un político es el tío que tiene soluciones cuando está en la oposición y problemas cuando está en el gobierno” y esta otra que ya he recordado más de una vez por su genialidad: “Gracias a la libertad de expresión hoy ya es posible de decir que un gobernante es un inútil sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco”…También un 5 de noviembre, de 1963, fallecía en Ciudad de México el poeta español Luis Cernuda, miembro de la Generación del 27, que tuvo un destacado papel durante la época dorada de la literatura española. Amigo de Vicente Aleixandre, de Lorca y de Alberti, sus poesías viajan desde el surrealismo hasta la crítica política. El poeta andaluz, sevillano por más señas, nunca negó su condición homosexual, factor que le hizo ser considerado en su patria un “raro” y rebelde, desde la mentalidad poco abierta de la España de entonces, “un país donde todo nace muerto, vive muerto y muere muerto”, como escribió en Desolación de la quimera. El tema de la realidad frente al deseo es permanente en su obra, y como ya señalamos, una expresiva rebeldía contra el orden establecido, que le hizo escribir: “No sé nada, no quiero nada, no espero nada. Y si pudiera esperar algo, solo sería morir allí donde no hubiera penetrado esa grotesca civilización que envanece a los hombres”. Pero dejemos algo más alegre, un mensaje poético sobre el amor sincero y pasional: “Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío”… Para terminar una cita del poeta alemán Goethe: “La gente teme a la inteligencia. Pero si comprendiese lo que es verdaderamente temible, debería temblar ante la estupidez”.

HE VENIDO PARA VER

Luis Cernuda

He venido para ver semblantes

Amables como viejas escobas,

He venido para ver las sombras

Que desde lejos me sonríen.

He venido para ver los muros

En el suelo o en pie indistintamente,

He venido para ver las cosas,

Las cosas soñolientas por aquí.

He venido para ver los mares

Dormidos en cestillo italiano,

He venido para ver las puertas,

El trabajo, los tejados, las virtudes

De color amarillo ya caduco.

He venido para ver la muerte

Y su graciosa red de cazar mariposas,

He venido para esperarte

Con los brazos un tanto en el aire,

He venido no sé por qué;

Un día abrí los ojos: he venido.

Por ello quiero saludar sin insistencia

A tantas cosas más que amables:

Los amigos de color celeste,

Los días de color variable,

La libertad del color de mis ojos;

Los niñitos de seda tan clara,

Los entierros aburridos como piedras,

La seguridad, ese insecto

Que anida en los volantes de la luz.

Adiós, dulces amantes invisibles,

Siento no haber dormido en vuestros brazos.

Vine por esos besos solamente;

Guardad los labios por si vuelvo.

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