BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un reto que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino” (Gabriela Mistral). Hoy corresponde rendir homenaje a una grande, la poetisa, diplomática y pedagoga chilena, Premio Nacional de Literatura, reconocimiento no sólo por su aportación a la poesía internacional, sino también por su lucha en defensa de la protección de la infancia, la educación y su feminismo inigualable. El texto inicial forma parte de su poema El placer de servir, que es bellísimo y que aconsejo a cualquiera que pueda leerlo para levantar el ánimo y para ayudarle a curar y sanar el alma. El título en realidad lo dice todo, y como la propia autora señala en alguno de sus versos “el servir no es faena de seres inferiores. Dios que da el fruto y la luz, sirve”. Su obra es extensa y tiene escritos textos deliciosos, como estos: “Decir amistad es decir entendimiento cabal, confianza rápida y larga memoria, es decir fidelidad”, o lo que sigue: “Un bello paisaje, una hermosa jornada, un libro selecto…¿qué más necesitáis para ser felices? El sol resplandece por dentro”…Además rescato al economista y filósofo escocés Adam Smith, nacido tal día como hoy de 1723, autor de La riqueza de las naciones, considerado uno de los mayores exponentes de la economía clásica del siglo XVIII. Muchos de sus pensamientos se mantienen hoy vigentes. Dos frases de su autoría: “La ciencia es el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición” y “El lenguaje es el gran instrumento de la ambición humana”…Otro escritor que merece recuerdo es Erich Segal (EEUU, 16 de junio de 1937), conocido sobre todo por haber escrito la novela Love Story y el guion de la película homónima basada en su novela, obras ambas que fueron grandes éxitos en todo el mundo. Suyas son estas dos expresiones: “Amor significa no tener que decir nunca lo siento” y “El verdadero amor viene en silencio, sin banderas o luces intermitentes. Si escuchas campanas, revísate los oídos”…También un 16 de junio, pero de 1948, nacía el poeta, narrador y ensayista español Leopoldo María Panero, fallecido hace ahora nueve años. Su vida fue trastornada por el alcoholismo y la depresión, entre otras circunstancias, pero no es óbice para subrayar la importancia del personaje, encuadrado en la poesía española contemporánea dentro del grupo de los Novísimos. Panero fue el arquetipo de un malditismo cultivado tanto como repudiado, pero ese malditismo no le impidió ser el primer miembro de su generación en incorporarse a la nómina de clásicos de la editorial Cátedra, contar con una importante biografía e insertarse en la historia literaria, las antologías y los programas académicos. Dos textos de este prolífico autor: “Los libros caían sobre mi máscara (y donde había un rictus de viejo moribundo), y las palabras me azotaban y un remolino de gente gritaba contra los libros, así que los eché todos a la hoguera para que el fuego deshiciera las palabras…”, y este poema: “Aquí estoy yo, Leopoldo María Panero,/hijo de padre borracho/y hermano de un suicida/perseguido por los pájaros y los recuerdos/que me acechan cada mañana/escondidos en matorrales,/gritando porque termine la memoria/y el recuerdo se vuelva azul, y gima/rezando a la nada porque muera”…Una frase del escritor francés Voltaire: “Los amigos nos abandonan con demasiada facilidad, pero nuestros enemigos son implacables”. Otra del filósofo Barón de Holbach: “El hombre que no reflexiona no tiene tiempo de juzgarse a sí mismo”…Una sentencia final de la novelista y ensayista Simone de Beauvoir: “Me parecía que la Tierra no hubiera sido habitable, si no hubiese tenido a nadie a quien admirar”.
EL PLACER DE SERVIR
Gabriela Mistral
Toda naturaleza es un anhelo de servicio.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre los
corazones y las dificultades del problema.
Hay una alegría del ser sano y la de ser justo, pero hay,
sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.
Qué triste sería el mundo si todo estuviera hecho,
si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.
Que no te llamen solamente los trabajos fáciles
¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan!
Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito
con los grandes trabajos; hay pequeños servicios
que son buenos servicios: ordenar una mesa, ordenar
unos libros, peinar una niña.
Aquel que critica, éste es el que destruye, tú sé el que sirve.
El servir no es faena de seres inferiores.
Dios que da el fruto y la luz, sirve.
Pudiera llamarse así: «El que Sirve».
Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos
pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién?
¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre?