BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “En la caridad el pobre es rico, sin caridad todo rico es pobre” (San Agustín). Hoy, Jueves Santo, es el Día del Amor Fraterno, cuando Jesús nos enseña cómo amar de forma auténtica con el alma y el corazón. El propio San Agustín nos ofrece una receta para transitar por la vida: “En las cosas necesarias, la unidad; en las dudosas, la libertad; y en todas, la caridad”. Para mayor abundamiento recurro a Sócrates: “La caridad es la virtud que consiste en ver siempre algo bueno en nuestro prójimo”. O a Platón: “El amor es la alegría de los buenos, la reflexión de los sabios, el asombro de los incrédulos”. Me gusta asimismo una bonita definición que hace Concepción Arenal: “Hay tanta justicia en la caridad y tanta caridad en la justicia, que no parece loca la esperanza de que llegue el día en que se confundan”. La caridad y el amor que hay que practicar con la alegría que debe caracterizar a un cristiano. Lo dice muy bien el Papa Francisco: “No seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo”…Por otra parte hoy, y no me pregunten el motivo, he reflexionado sobre el liderazgo. Una frase de Winston Churchill a propósito: “La nación encontrará muy difícil mirar hacia los líderes que mantienen sus oídos hacia el suelo”. O esta otra de John CMaxwell: “Un líder es alguien que conoce el camino, recorre el camino y muestra el camino”. Napoleón afirma rotundo: “Un líder es un negociador de esperanzas”, y Thomas Paine lo resume de esta manera: “Lidera, sigue o sal del camino”. Y una sentencia, que viene bien para la ocasión, de la que es autor Henry Ford: “La mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos”…Por lo demás un día como hoy, de 1996, nos dejaba el escritor José Luis López Aranguren, uno de los filósofos y ensayistas más influyentes del siglo XX en España. En su trabajo filosófico, como escritor y profesor de Ética en la Universidad, enfatizó la implicación de los intelectuales en una sociedad cada vez más mecanizada, injusta y deshumanizada, alertando sobre la escasez de valores como la solidaridad y el humanismo. Fue un pensador de referencia durante muchos años de la vida española. Suyas son estas frases: “La moral se esgrime cuando se está en la oposición; la política, cuando se ha obtenido el poder”; “Lo que hoy es una herejía se suele convertir en la ortodoxia de mañana” y “La masa continúa necesitando –tal vez más que nunca- el amor como artículo de primera necesidad”…Otro personaje literario que nos dejó un 17 de abril, en 2014, fue Gabriel García Márquez, una de las grandes figuras de las letras del siglo XX. El escritor colombiano, autor de Cien años de soledad, amó la vida y la prueba está en su frase concluyente: “La vida es la cosa mejor que se ha inventado”. En su obra Del amor y otros demonios, el Premio Nobel de Literatura afirma que “no hay medicina que cure lo que no cura la felicidad”. En El amor en los tiempos de cólera expresa su dulce aseveración: “Lo único que me duele de morir es que no sea de amor”. Su sencillez y humanidad donde queda recogida es en esta confesión: “La fama estuvo a punto de desbaratarme la vida, porque perturba tanto el sentido de la realidad como el poder”. Leer a García Márquez es siempre encontrarse con el misterioso instinto del genio, con la fluidez hipnótica y la inimitable gracia de su prosa…Por último también este día nos recuerda la muerte en 1790 de Benjamin Franklin, científico y diplomático, considerado uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, que dejó un legado de grandes consignas, como estas: “Donde mora la libertad, allí está mi patria” o “No cambies la salud por la riqueza, ni la libertad por el poder”…Para transmitir un mensaje de optimismo, tomo prestada la frase de Louisa May Alcott, la autora de Mujercitas: “No tengo miedo a las tormentas, porque estoy aprendiendo a navegar mi barco”.
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