BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento” (Albert Einstein). La frase es de uno de los grandes sabios del siglo XX. El conocimiento cuenta, naturalmente que sí, pero la imaginación está demostrado que supera a la lógica. Nos lo dice Bécquer: “El que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo”. Por si la imaginación tampoco es suficiente, siempre me gusta tener los pies sobre tierra firme en momentos de incertidumbre en los que existe el riesgo de una excesiva euforia. Recurro a una cita que se me quedó grabada hace tiempo: “Si todo está bajo control es que estás escalando demasiado alto”…Por lo demás recordamos a una enorme figura, la de la heroína granadina Mariana Pineda, fallecida un día como hoy de 1831, una gran defensora de la causa liberal del siglo XIX, y que fue ejecutada mediante garrote vil a los 26 años. En los últimos momentos de su vida, y ante una propuesta que consideró deshonesta y que podría haber aliviado su situación, escribió: “Nunca una palabra indiscreta escapará de mis labios para comprometer a nadie. Me sobra firmeza de ánimo para arrostrar el trance final. Prefiero sin vacilar una muerte gloriosa a cubrirme de oprobio delatando a persona viviente”. Y ya en el momento de conocer su sentencia de muerte no dudó en afirmar: “El recuerdo de mi suplicio hará más por nuestra causa que todas las banderas del mundo”. Y aún otra sentencia: “Jamás consentiré ir al patíbulo con las medias caídas”…Un recuerdo al novelista Edgar Rice Burroughs, escritor de género fantástico, especialmente conocido por sus series de historias de Barsoom (ambientadas en Marte), de Pellucidar (que tienen lugar en el centro de la Tierra), y, sobre todo, por la creación del mundialmente famoso personaje de Tarzán. Dos breves sentencias: “Y la sonrisa es la base de la belleza” y “Escribo para escapar, escapar de la pobreza”…Una expresión del escritor británico de origen japonés Kazuo Ishiguro: “…Y gracias a esta libertad todo el mundo puede decir libremente lo que piensa, y votar porque alguien gobierne o deje de gobernar. En eso consiste la dignidad, si me permite usted decirlo”. Frase escogida del Premio Nobel de Literatura en el año 2017 que advierte de nuestra condición de personas libres que tenemos el poder para elegir a quienes queremos que nos gobiernen y decidir asimismo quienes no deseamos que ostenten responsabilidades públicas. Estamos a dos días de la cita electoral para designar a nuestros representantes en los ayuntamientos. Como dejó dicho el chileno Ricardo Lagos: “En democracia, cada cuatro años todos somos iguales, todos valemos lo mismo, y con un lápiz y un papel dibujamos el país o la ciudad que queremos”. Aunque es verdad que a veces nos dejamos llevar por los cantos de sirena. Eduardo Galeano hace un regate y piensa mal: “Si votar sirviera para cambiar algo ya estaría prohibido”. Creo que no es del todo cierto, sí lo es esta sentencia del intelectual Milton Friedman: “Uno de los más grandes errores es juzgar a los políticos y sus programas por sus intenciones, en vez de por sus resultados”. Otro que pone en duda a los políticos es el estadista Otto Von Bismarck cuando señala: “Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de una cacería”, en tanto que Joseph Antoine René Joubert pone énfasis en esta idea: “Como la dicha de un pueblo depende de ser bien gobernado, la elección de sus gobernantes pide una reflexión profunda”. En fin, que cada cual saque sus conclusiones…Viene a cuento a propósito de la política, rescatar al rey Luis XIV, de Francia, que ha quedado para la historia como uno de los monarcas más destacados del vecino país. Desde su palacio de Versalles desplegaba su mando el también llamado Rey Sol, cuyo reinado es considerado el prototipo de la monarquía absoluta. Se le atribuye la famosa frase “L’État, c’est moi” (El Estado soy yo), aunque antes de morir dijo algo que podría rebatir a esa cita apócrifa: “Je m’en vais, mais l’État demeurera toujours” (Me marcho, pero el Estado siempre permanecerá)…Para terminar hoy no recurro a un grande de la literatura sino a un icono del boxeo, nada menos que Muhammad Ali, el que también fue conocido al principio de su carrera como Cassius Clay. Hizo esta definición de la palabra imposible: “Imposible es solo una palabra que usan los hombres débiles para vivir fácilmente en el mundo que se les dio, sin atreverse a explorar el poder que tienen para cambiarlo. Imposible no es un hecho, es una opinión. Imposible no es una deducción, es un reto. Imposible es potencial. Imposible es temporal. Imposible no es nada”.
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