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Por ANTONIO GARRIDO / Nos quedamos casi todos los asistentes de piedra cuando el alcalde, Julio Millán, hizo el anuncio de esta posibilidad que según parece anda en estudio, se supone que para reducir la deuda municipal, porque correría la misma suerte que otros edificios singulares de propiedad municipal. Fui testigo de sus declaraciones en el Desayuno organizado por Diario Jaén el pasado viernes, en el que con la brevedad de un acto de estas características hizo un balance de los primeros cien días de gobierno desde que salió adelante la moción de censura.

Ese mismo viernes en mi habitual comentario del día me limité a desarrollar una crónica a modo de acta notarial de lo que sucedió en el amplio salón del Hotel HO. Más aún, hice hincapié en la intervención moderada y constructiva del alcalde, Julio Millán, ante una audiencia muy numerosa, porque en los tiempos que corren el talante importa mucho. Naturalmente no era ocasión propicia, por respeto al medio informativo, en este caso el diario provincial, entrar a saco en el posible capítulo de las discrepancias o simplemente de la crítica. Es algo que me reservo para el lunes de Pascua, porque entiendo que hay que respetar el calendario y ahora se trata de vivir nuestra Semana Santa al estilo de Jaén. Todo lo demás, por importante que sea, puede y debe esperar.

El lunes, día 21, reanudaré mis habituales comentarios y el primero de ellos será mi análisis de los cien días de gobierno de PSOE y Jaén Merece Más, con sus pros y sus contras, que de todo ha habido en la viña del Señor, si bien ellos, los protagonistas, ya han adelantado hoy un balance cargado de optimismo, no esperaba algo diferente. Pero ya adelanto que si bien alabo el interés que parece existir por prestar atención al abandonado casco histórico, del que hasta ahora se ha abusado tanto de las palabras y poco de los hechos, estoy radicalmente en contra de que se ponga a la venta parte del patrimonio municipal, empezando por el propio edificio del actual Ayuntamiento, ni para un hotel de cinco estrellas ni para cualquier otro fin. Supongo que se trata de una operación para rebajar deuda municipal, pero no puedo aceptar que sea a costa de volver a las andadas, como si no hubiéramos aprendido las lecciones de la historia todavía reciente en algunos casos. En cuanto a otros edificios notables y valiosos, entendería su cesión a la iniciativa privada, cesión que no venta, para darles uso y al tiempo preservarlos. El inmueble de Correos, con el que se pretende contar, puede dedicarse a alojar servicios municipales, pero ¿el edificio del Ayuntamiento, que en todas las ciudades es emblemático? Esto es imposible de entender. Estamos ante un problema de gran envergadura y necesitamos tiempo y mucha información para digerir propuestas tan arriesgadas para el presente y el futuro de Jaén, pero mirando a la historia que nos interpela. Mi discrepancia no es ideológica, como podrá entenderse, es una reacción de militancia ciudadana.

Estoy abierto a cualquier gesto e iniciativa valiente e imaginativa, venga de donde venga, que persiga dar alguna respuesta contundente, seria, a la ruina económica municipal, pero si después de tantos años de espera ahora se trata de poner a la venta edificios que son parte del alma de Jaén, y que no son del Ayuntamiento sino que constituyen el patrimonio de la ciudad, diré rotundamente que NO. Sé que son tiempos difíciles y que hay que encontrar puertas de salida, pero ojo con caer en errores pasados. No me gustaría, y supongo que tampoco a muchos jienenses, que por la irresponsable administración de los recursos municipales durante décadas, algo que no tiene nombre, pero que nos hará recordar a los culpables de por vida, toda la ciudad tenga que pagar ahora las consecuencias, una factura excesivamente gravosa. No pretendo causar alarma, pero hay que hacer una llamada de urgencia a la mesura. Es hora de luces largas y de no dejarse llevar por la bondad que nos vendieron de unos acuerdos que a la postre dan la impresión de haber sido cantos de sirena, que nos sitúan en una encrucijada muy difícil. Cierren los ojos por un momento y piensen cómo les recordarán los jienenses, los de ahora y los de próximas generaciones. Por lo pronto aquí me quedo, pero hay mucho más que decir. También espero que la ciudadanía no haga oídos sordos a propuestas de esta naturaleza. Me dio la impresión de que los que asistieron al Desayuno, pese a la impresión del momento, salieron anestesiados. En este momento no pienso tanto en los políticos, realmente lo que me importa es que no me toquen a mi Jaén. (Continuará)

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