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Por ANTONIO GARRIDO / ¿Que qué es lo que pasa? Lo que pasa es que no tenemos remedio. El mes de julio suele ser muy socorrido para las formaciones políticas porque parece que a los dirigentes les cuesta irse de vacaciones sin dejarse los deberes y anunciar a bombo y platillo que ahora viene lo mejor. Donde las dan las toman. El PSOE, erre que erre, decide en tromba, como es evidente, y lleva ya algunos meses en el empeño, aunque anuncian que van a arreciar con su estrategia, dirige sus dardos hacia el gobierno de la Junta, sobre todo hacia la figura de su presidente, Juanma Moreno, al que declaran “doctor honoris causa” por la promoción de las universidades privadas, pero esa es otra historia que comentaré despacio en otro momento. Los socialistas, con Reyes a la cabeza, en una reunión de su órgano de dirección, deciden poner en marcha una campaña de vigilancia y denuncia permanente sobre hospitales y centros de salud. El Partido Popular, por su parte, ha celebrado su Consejo de Alcaldes del que ha salido un manifiesto contra el aislamiento ferroviario de la provincia, leído por el alcalde de Jaén, Agustín González, supongo que por aquello de darle protagonismo a la capital. A los populares, además, no se les ha ocurrido nada mejor que crear la Mesa por el Ferrocarril y además señalar que no se trata en absoluto de una reivindicación política sino de un clamor social y que llaman a toda la sociedad a unirse. Nada nuevo bajo el sol, no hay más que mirar por el retrovisor o ir a la hemeroteca para cerciorarnos de que llueve sobre mojado, la fábrica de las ideas está agotándose, debe ser por las calores. Lo cierto es que desde hace mucho tiempo la actuación de los dos grandes partidos de la provincia, PSOE y PP, PP y PSOE me recuerdan, seguimos con la temática peliculera, al film “Tú a Boston y yo a California”, porque en efecto parecen dos almas gemelas, no se salen del guion establecido, planes y campañas para mantener el duelo permanente. Tú al tren y yo a la sanidad, así se reparten los papeles, sería más fácil que cada uno cumpliera con sus responsabilidades y se dejaran de esta operación de marketing político y de ponerse en el escaparate como que hacen algo grande por Jaén.

Pues todo está inventado, incluida esa Mesa por Jaén que estuvo funcionando durante algunos años en el seno de la Cámara de Comercio, a principio de los noventa, y que, dicho sea de paso, qué lástima que el Partido Popular no cuente entre sus asesores con políticos que estuvieron en activo en décadas pasadas, que les podrían informar de que aquella Mesa, que en realidad era por el desarrollo de la provincia, pero que incluía el tren, terminó como el rosario de la aurora, y les puedo ofrecer más información, ello ocurrió porque quienes representaban en ese momento a la provincia rompieron la baraja, huyeron. Un 27 de febrero de 1992 (32 años nos separan), con la rabia contenida de la Expo que nos alejaba más a la convergencia, ya se había desgajado el PSOE, se manifestaron varios miles de personas en Jaén, asistió hasta el obispo de entonces, monseñor García Aracil, pero al final hubo cansancio y falta de voluntad, lo de siempre. Si yo les contara la de ocurrencias que he conocido para tratar de redimir a esta provincia, sin resultados y con muchas frustraciones. Lo traigo a colación para actualizar a los populares y a los socialistas, pues a ambos le funciona selectivamente la memoria histórica, que casi todo está inventado. Antes de este enfrentamiento en el que se han cogido de argumentos la sanidad y el tren, dos buques insignia que los gobiernos han olvidado, pero todos, hubo otros igualmente recurrentes, por ejemplo las campañas por la A-32, que ha sido durante años caballo de batalla, pero ahora este asunto parece encauzado, y ya está bien, que hace tiempo se cumplió el XXV aniversario del comienzo de los trabajos, la obra de El Escorial, y encima nos piden que hagamos palmas. O las obras de nunca acabar de la Autovía del Olivar, exigida a la Junta. Los dos gobiernos que se fueron alternando son culpables, aunque ellos se defiendan con el ataque: “y tú más”.

Con respecto a las reivindicaciones por la sanidad es un mal histórico. Susana Díaz nos trató de meter por los ojos que la sanidad andaluza era la joya de la corona, pero eso ocurría cuando en el Hospital estábamos “disfrutando” de tres camas por habitación, un Hospital El Neveral con el que no sabían qué hacer y lo condenaron a la irrelevancia, se manifestaba con frecuencia lamareadelcucharón, etc. Ahora en la oposición está muy bien que se exijan servicios de calidad, más que nada porque los tiempos han cambiado, también el gobierno, y no se puede consentir que el Partido Popular no sea más contundente en sus actuaciones para que la sanidad pública funcione como un reloj y a partir de entonces y no antes se haga compatible con la presencia y estímulo a la sanidad privada, también imprescindible porque hay miles de personas afectadas por ella por medio de sus mutualidades, normalmente se trata de funcionarios, y demandan buenos servicios y en Jaén han brillado por su ausencia. Pero lo primero de todo es dejarse de mensajes interesados, politiquería, y hacer funcionar el sistema y que se note en los números, no basta con decretar, hay que combatir. ¡Ay Susana!, cómo me acuerdo de los elogios que hacía a esta provincia, de cómo se ganó la confianza de Reyes y casi todo se quedó en agua de borrajas. Ahora la han hecho Hija Predilecta de Triana, su barrio, y sus compañeros, los que mandan ahora, están que trinan, supongo que también los de Jaén, aquí, tirando de hemeroteca, se podía escribir un libro de lealtades y deslealtades, y de la delgada línea que hay a veces entre el amor y el desamor…

Por lo que se refiere al tema del tren, del que he escrito tantos artículos que podrían trasladarse a un libro o a varios, vamos a empezar por no engañarnos. Lo mismo que los socialistas con la sanidad, lo del PP con el tren son rencillas políticas, ajuste de cuentas, y como según dejo dicho más arriba actúan de manera muy similar, terminan haciendo lo mismo. El abandono del tren, lo repetiré una vez más para ver si terminan enterándose, ha sido responsabilidad de dos, mejor dicho, de tres. PSOE y PP, PP y PSOE, y la indolente sociedad de Jaén. No tenemos trenes porque a los dos grandes partidos no les ha dado la real gana. Es verdad que un AVE no se compra en un supermercado, pero en más de cuatro décadas de democracia parece que ha habido tiempo de sobra, de hecho lo hubo para el AVE a Sevilla, ante el silencio sepulcral de los jienenses, todos,  y qué decir de la famosa “cobra” del Granada-Madrid, presentado por Aznar y Álvarez Cascos, en la capital vecina, ante la presencia de Manuel Chaves, pésimo presidente de la Junta que, con tantos jienenses a su lado, se olvidó casi de que existíamos en los fastos del 92. Por eso me llama la atención la iniciativa de la nueva Mesa por el Ferrocarril  y los reproches que se cruzan entre los dos principales partidos, cuando han sido protagonistas y cómplices de que Jaén esté de espaldas al tren Y más todavía, hayamos ido perdiendo servicios, de manera que hoy somos irrelevantes para la circulación de Renfe. Si me sorprende que el PP salga ahora por peteneras, por pura política, negar es confirmar, las declaraciones de dirigentes socialistas con tal de salvarse de la quema ya son de antología. Estas dos perlas: el estudio de viabilidad para conectar el corredor AVE estará en muy poco tiempo y el futuro del ferrocarril en la provincia de Jaén está en buenas manos. Lo mismo que hace bastantes años. Por favor que no se cuelgue nadie ninguna medalla, es más, deberían callar para no insultar nuestra inteligencia y la buena fe de la gente de Jaén que aguanta estoicamente todos los desprecios, incluidos estos juegos florales de verano para acallar conciencias, sabedores en su fuero interno de que nos asiste la razón. Pero los hechos confirman, como la frase evangélica, que «nadie puede servir a dos señores» (Mateo 6,24): Jaén y el partido al que representan. Y escogen.  

Decía al principio que la llegada del verano es muy propicia para que afloren las ideas. Supongo que muchos recordarán cuando recién llegado al cargo, Julio Millán convocó una manifestación light de vehículos para reivindicar el ferrocarril. Una marcha controlada, con cien vehículos autorizados, en un domingo que parecía de picnic en vez de clamor y protesta. Me acuerdo, porque participé, que aquello era fiesta en lugar de un acto de rebeldía cívica, en el que se logró concitar cierto apoyo. Daba la impresión de que reclamábamos al aire, ni un grito, ni un slogan, es decir, como si nos estuviéramos exigiendo a nosotros mismos. Así han sido y son muchas de las manifestaciones que se celebran en Jaén hoy y ayer, parece que nos asusta el poder, los poderes, que a algunos no les gusta salir en las fotos por si se “señalan”. Jaén en estado puro. La sociedad es así y la política es un buen reflejo de ella. Por eso me troncho al leer en el manifiesto popular que “no es una reivindicación política, sino un clamor social”. Quiero creer que en realidad no saben lo que es, pero hay que hacerlo porque lo ordenan “de arriba”. Tú al tren y yo a la sanidad.

Al hilo, porque creo que tiene algo que ver, siguen pasando por Jaén algún que otro ministro o ministra o consejeros y consejeras de la Junta, es curioso, y merece un tratado específico, lo que ocurre es que los mensajes serán iguales en todos los territorios, cómo nunca se les olvida considerar a Jaén su “prioridad”. El primero en decirlo, y que ya ha quedado grabado en la memoria colectiva, aunque consta que a lo largo de la historia otros ya lo habían señalado antes, fue el propio general Franco, cuando pronunció aquella frase rotunda: “Jaén me quita el sueño”. El Jaén de hoy es el resultado de todas las prioridades juntas y de todos los insomnios que jamás lo fueron, en ninguno de los gobiernos de la Junta ni de España. Por eso funciona esa carga explosiva que lleva tiempo, mucho tiempo, impidiéndonos ver el bosque. Lo diré con una cita de mi admirado José Saramago: “Tal vez esto es lo que llaman el destino, saber lo que va a ocurrir, saber que no hay nada que pueda evitarlo, y quedarse quieto, mirando, como puros observadores”.

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