Por ANTONIO GARRIDO / Para empezar valga un mensaje a los bien mandados de la Junta que han arremetido contra las declaraciones del rector de la Universidad de Jaén a propósito de su denuncia de infrafinanciación, porque ayer mismo se sumaron el resto de los rectores de las universidades públicas andaluzas por medio del presidente de la asociación que los agrupa, Francisco Oliva, y dijo alto y claro, nada menos que en la Comisión de Economía, Hacienda y Fondos Europeos del Parlamento andaluz, que el presupuesto de la Junta para 2025 plantea “un incumplimiento flagrante del modelo de financiación”. Si hay algo que me supera en todas las situaciones que afectan a mi provincia es que los políticos de todos los partidos están tan abducidos por las siglas a las que pertenecen que son capaces de negar cualquier evidencia con tal de salvar los cargos, los sueldos, los egos, yo qué sé. Lo he dicho muchas veces y voy a repetirlo una vez más. Los políticos de Jaén, sálvese quien pueda, pero se salvarían pocos, son el problema y no la solución. Vale para la Universidad y en general para todos los lastres que padecemos. Y lo mismo digo respecto de Andalucía y no digamos de Despeñaperros para arriba con un presidente del Gobierno quemadísimo, parece que el único que no lo ve es él, o sencillamente prefiere hacer oídos sordos y confiar en la buena suerte, porque se cree imprescindible, con tantos frentes abiertos, pero disfrutando de los beneficios que le concede el CIS de Tezanos, el sociólogo de cabecera socialista que siempre ha estado cerca del sol que más calienta. No me considero una persona extremista, más bien resido y resisto en la tolerancia y en la moderación, pero el país está pidiendo a gritos una convocatoria electoral para salir de esta angustia y esta crispación. El estado de ánimo general no admite una prolongación de la legislatura hasta 2027, esto es lo que pienso pero al tiempo es lo que percibo a diario en el ambiente general, y con una cuestión no precisamente menor, los apoyos de la investidura y de la Amnistía pasaron a mejor vida, hoy, y lo estamos viendo continuamente, el respaldo es endeble y está sujeto a presiones de los unos y de los otros, que no siempre son coincidentes. No es solo una opinión, es una percepción fácilmente constatable abriendo los ojos y los oídos, aunque también entiendo que haya quienes, como diría Saramago, están ciegos, pero ciegos de esos que aun viendo no ven.
Hay algo en lo que parece que sí estamos todos de acuerdo, me refiero a la ciudadanía y a las diferentes administraciones, con respecto a la capital y la provincia y se trata de la asignatura pendiente de las comunicaciones y de manera singular la conexión ferroviaria a Madrid, al resto de Andalucía, etc., pero también en materia de carreteras, no podemos fiarlo todo a la A-32 que está costando más que El Escorial. Todos están de acuerdo, incluso los que tocan poder en España pero han sido incapaces, me refiero al PSOE provincial, de resolvernos en tantos años de gobierno un tren como Dios manda. El propio PSOE, aunque no le hagan caso, lo sigue considerando una prioridad, el PP está también haciendo campaña en este sentido, aunque al igual que los socialistas cuando gobernaron el país se desentendieron de esta prioridad. Todos los informes relativos a la situación provincial ponen el énfasis en la misma cuestión. Ahora es el ministro Óscar Puente el que trata de serenarnos afirmando que va a procurar que las obras que durante 2025 nos van a afectar en el trayecto hasta Madrid, de modo que sustituirán los vagones por autobuses, sean lo menos molestas posibles. No sé de qué manera lo va a resolver o si se trata solo de buenas palabras. Por cierto, en todo el conflicto surgido con las graves inundaciones de Valencia este ministro, aunque resulte extraño, ha sido uno de los que mejor han dado la cara y esta vez con un lenguaje didáctico y positivo, esto también lo trae de vez en cuando la política, la capacidad para la sorpresa. En fin, que hay unanimidad con respecto al tren, que a todos les duele el tren como Jaén le dolía a Franco y le quitaba el sueño, el insomnio de los políticos que es otra metáfora infumable. Todos de acuerdo en que la prioridad es el tren, pero ¿y qué? Pues que no tenemos remedio.
Para seguir con informes, acaba de hacer su aparición el elaborado por el Consejo Económico y Social de la Provincia (CES Provincial) referido a la situación socioeconómica y laboral de la provincia. Como siempre, tiene mucho rigor este trabajo del órgano consultivo que preside una persona tan comprometida con esta tierra como es el ilustre torrecampeño Manuel Parras Rosa. El estudio resalta cuatro aspectos fundamentales que nos conciernen, el reto demográfico, el empleo, el cambio climático y las infraestructuras. El informe se refiere a 2023, por tanto es una foto fija de ese ejercicio, influenciado por la pésima campaña olivarera, por lo que nuestra economía solo subió un 0,3%, en cambio se reflejan aspectos más optimistas, como el extraordinario comportamiento del turismo y del sector exterior. Sin embargo donde aparecen las debilidades es precisamente en las infraestructuras y se concluye con un capítulo de lamentos, empezando porque los gobiernos se jactan de lo que apoyan a Jaén, pero la verdad sin aditivos es que Jaén tuvo el pasado 2023 la inversión pública más baja de Andalucía. De ahí que antes les comentara lo poco de fiar que son los políticos porque se pasan los años mintiendo y engordando las migajas que los gobiernos a los que representan dedican a este territorio.
El CES Provincial es incansable, no solamente hizo en 2017 un detallado informe sobre el ferrocarril en Jaén, que siete años después seguirá archivado en los lugares a los que se envió para que actuaran, sino que en un ánimo constructivo que no conoce el desaliento insiste una vez más y van…en la necesidad de mejorar las conexiones ferroviarias, revitalizar la red de carreteras y promover el eje central del Corredor Mediterráneo para mejorar la competitividad y conectividad de la provincia, a lo que añade la importancia de los temas energéticos y medioambientales, etc. Más fe que el recordado Antoñete, porque sigue predicando en desierto, a pesar de que el presidente de la Diputación, Francisco Reyes, de quien depende orgánicamente el CES, afirme que las memorias de este órgano son el libro de cabecera de la Diputación y debería serlo del resto de administraciones. Además de lo dicho está el desafío demográfico, es decir, la pérdida de población, más evidente en las zonas rurales, este es el gran reto, cómo ayudar para retener y atraer población a la provincia, algo de lo que se viene hablando en los últimos años, pero faltan medidas contundentes para fomentarlo. Toda la memoria, como los mandamientos, se encierra en dos grandes objetivos: necesidad de sentar las bases para un crecimiento sostenido y mejorar la calidad de vida en la provincia. Y mi apostilla: lamentablemente hay mucho que hacer en Jaén y la provincia. El compromiso y la implicación del CES, donde están representados los agentes sociales, no tiene lamentablemente poder ejecutivo, pero es muy necesario, sobre todo para que espabilemos, que el futuro no va de buena voluntad, sino de inversiones y actuaciones muy serias, o corremos el riesgo de seguir lamentándonos por los siglos de los siglos.