Por ANTONIO GARRIDO / Un año más nos encontramos en las vísperas de la Noche de San Antón, que la ciudad de Jaén vivirá mañana, sábado y todo hace indicar que va a volver a ser un señalado éxito. El trabajo previo que ha realizado el Ayuntamiento, las concejalías de Cultura y de Deportes, con colectivos sociales, en especial asociaciones de vecinos y mucha gente que se implica en dar vida a esta cita anual, la joya de la corona, Fiesta declarada de Interés Turístico Nacional, permite aventurar que todo está dispuesto para honrar a la tradición y seguir vendiendo al exterior la imagen de Jaén como una ciudad abierta, donde tiene lugar una de las carreras con más prestigio no solo en España sino a nivel internacional, de ahí que concurran atletas de diferentes nacionalidades y que vengan a Jaén corredores de muy diversa procedencia, aunque tenemos que partir de una base, la Carrera Internacional de San Antón es lo que es gracias al trabajo municipal, las distintas corporaciones que se han venido sucediendo desde hace 40 años, pero quien de verdad le ha dado vida es el pueblo de Jaén, el único protagonista y al que en primer lugar hay que felicitar por haber acogido este acontecimiento con tanto cariño y haberlo situado en la cúspide.
Este año es especial porque se celebra el 40 aniversario y el Ayuntamiento ha tenido el acierto de promover un programa extraordinario, no podríamos destacar una actividad porque son bastantes y variadas, se ha puesto alto el listón, pero destaco la exposición fotográfica de la historia de esta sensacional Noche de San Antón. Ha sido muy oportuno que para el acto inaugural se contara con la presencia de los padres de la criatura, me refiero al concejal José Montané y el alcalde que lo era, Emilio Arroyo, el primer regidor de la democracia y uno de los mejores alcaldes que ha tenido Jaén desde las primeras elecciones locales de 1979. Todo un detalle de Julio Millán el contar con su presencia.
El concejal socialista José Montané, que fue responsable de Festejos y Deportes, y que era un político imaginativo, que quiso dejar su sello en la gestión de las áreas a su cargo, dedicó su esfuerzo a revalorizar las diferentes tradiciones jienenses, una de ellas la Noche de San Antón. Para ello animó a las asociaciones de vecinos y a los distintos colectivos, especialmente los culturales, para que se unieran a este apoyo, incluso creó un premio para las mejores lumbres, porque ellas fueron lo primero, me refiero a las lumbres, y el resultado fue que consiguieron el refrendo de la ciudadanía. No obstante, el mismo edil, pero precisamente porque quería darle impulso a las celebraciones, se inventó una carrera urbana, que primero fue modesta, y derivó en lo que es hoy, una prestigiosa Carrera Internacional. Montané era un ferviente defensor de las tradiciones, de hecho durante sus responsabilidades lo demostró palpablemente, entre otras cosas recuperó la figura del Condestable Lucas de Iranzo, y lo mismo hizo con los carnavales, ¿quién no se acuerda en aquel tiempo del célebre ‘Jaén, puerto de mar’? Con estas favorables iniciativas lo que consiguió este buen concejal, al menos si se valoran en concreto estas actuaciones, fue echar a la gente a la calle. Quiero decir que conviene refrescar la memoria para que nadie, ni antes ni ahora se apropien, al menos en exclusiva, del todo de la Fiesta de San Antón, aunque por su historia es la suma de muchos esfuerzos a lo largo de los cuarenta años, a cada cual lo suyo.
En su día me sumé con todo entusiasmo a la petición formulada por colectivos como Acción Conjunta por el Patrimonio de Jaén e “Iniciativas, andamios para las ideas”, para la declaración de las Lumbres de San Antón de Jaén como Bien de Interés Cultural (BIC), para darle singularidad a este acontecimiento ciudadano que al principio tenía poco que ver con la Carrera de la Noche de San Antón, a no ser que venían a coincidir en el calendario y eran eventos creados para sumar, nunca para restar y menos aún para dividir.
Estas eran las razones para defender esta petición: “La devoción a San Antón tiene una larga tradición en Jaén, que podría remontarse a la conquista cristiana de la ciudad en 1246 por las tropas de Fernando III. Un siglo después, según se desprende de los estatutos de 1368 de la Catedral, se habla de cómo la celebración de San Antón debe realizarse con la mayor solemnidad, por lo que podemos hablar que en esta época la fiesta se encuentra totalmente instituida en la ciudad. Tanto en el siglo XIV como en el XV, según el documento presentado para reclamar la declaración de BIC de las Lumbres de San Antón, existe material escrito, donde queda constancia de su importancia en Jaén. Así como de un anónimo romance de frontera se desprenden las siguientes estrofas: “Día es de San Antón, ese Santo señalado, cuando salen de Jaén, cuatrocientos fijosdalgos”.
En la “Relación de los hechos del Condestable Don Miguel Lucas de Iranzo” también existe un pasaje en el que se describe cómo era la fiesta a mitad del siglo XV: “Para la fiesta de Santo Antón se llevaban a la iglesia mayor cuatro hachas de cera, las cuales ardían delante de su altar, en la capilla de San Antón, en dos candeleros de madera, a las vísperas de la vigilia e otro día de la fiesta”. Por otro lado, las lumbres de San Antón destacan por su capacidad integradora y de cohesión social en la ciudad, pues canaliza y refuerza la sociabilidad de amistad-vecinal-asociativa y de género; propiciando la participación masiva de sus habitantes en las labores de organización, recaudación de fondos, montaje, diseño de las lumbres, así como en las celebraciones y reencuentro con los familiares y amigos emigrantes que conlleva. Pero sobre todo, las lumbres de San Antón se distinguen por su dimensión simbólica, ya que posee una extraordinaria capacidad para la vehiculación de las identificaciones colectivas. Sus valores culturales expresan no solo el arraigo de una tradición, sino su carácter vivo y renovación en las formas y contenidos año tras año.
Es por ello que reiteramos que actualmente, las lumbres de San Antón (noche del 16 al 17 de enero) da nombre a una fiesta popular de gran arraigo en la ciudad, perteneciente al ciclo de invierno. La fiesta logra concentrar a los vecinos y las vecinas de los distintos barrios junto a enormes lumbres en los espacios públicos y despejados de la ciudad donde se queman enseres viejos y los restos de la poda del olivar. Se socializa junto al fuego, disfrutando de la gastronomía, del canto y baile de los melenchones, y se participa con antorchas en la celebración de la popular “Carrera Urbana Internacional Noche de San Antón”. Por este motivo, desde Acción Conjunta por el Patrimonio de Jaén y la asociación Iniciativas, andamios para las ideas demandaban que esta importante manifestación cultural fuera declarada Actividad de Interés Etnológico con la consideración de BIC. Lo que ya se ha conseguido para el conjunto de lumbres y carrera es la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Los tiempos han cambiado y ahora todo tiene una dimensión diferente. La propia fama adquirida por la Carrera Internacional la ha hecho situarse en un lugar de privilegio, es de las más vistosas del calendario internacional, lo reconocen los atletas de élite que vienen a correrla y no escatiman elogios a lo que se hace en Jaén. Por lo demás, después de los cambios experimentados en los últimos años, con el resultado de colocar la Carrera Internacional en la noche del sábado más próximo al día 16, que tradicionalmente se ha celebrado San Antón, la experiencia ha sido clamorosamente positiva, al menos por lo que respecta a la prueba deportiva, porque el fin de semana invita a desplazarse y representa muchas facilidades, de hecho hay alrededor de 10.000 corredores inscritos este año y se han superado todas las previsiones en cuanto a interés, baste decir que la capacidad hotelera hace días que se completó y que a los beneficios que supone disfrutar de la ciudad, de una noche tan especial, hay que contar con los económicos, que se estiman considerables. Lo mejor de todo es que se vende la imagen de la capital y que ya no hay vuelta atrás, el acontecimiento podrá ir a más, conseguir nuevas metas, aunque todo dependerá de que siga contando con el mismo entusiasmo que viene recibiendo por parte del Consistorio.
He de reconocer que personalmente siempre defendí que la Carrera se fijara en sábado, fin de semana, y las lumbres se quedaran en su fecha de siempre, el 16, pero visto lo visto en las ediciones anteriores, tampoco creo que se haya dado mala solución, sobre todo porque el hecho de que las hogueras, este año una treintena, con tanta gente alrededor de ellas, disfrutando de la sana convivencia, en torno a las comidas y bebidas típicas y el acompañamiento de las canciones populares, primordialmente los melenchones, con la presencia de instituciones ligadas a lo mejor de nuestras señas de identidad, como la asociación Lola Torres, no impide que el día 16 se honre de un modo especialísimo, alrededor de la lumbre oficial, que es la mejor manera de rendir tributo a tan añeja tradición. De esta manera se permite que se den la mano, en armónica convivencia, la carrera urbana internacional, ya superconocida y valorada, y las lumbres, que son otro guardián de las mejores esencias de Jaén. Por tanto espero y deseo que la Carrera Internacional sea un éxito de participación, de público en el recorrido y de ambiente en torno a la prueba y a su ambiente, y que todas las lumbres den calor a la noche de Jaén y en torno a ellas se rinda homenaje a una de las costumbres ancestrales, que la gente se lo pase bien, que es lo importante, que haya cantes y bailes, que haya vino y viandas, y que sea un alto en el camino en esta cuesta de enero que tan dura es para muchos de nuestros vecinos.
De modo que feliz fin de semana de San Antón en el que de nuevo Jaén va a demostrar hacia dentro y hacia el exterior, que tenemos una ciudad ambiciosa y con ganas de ganarle todo el terreno posible a la modernidad. Y, en fin, se agradece todo cuando se haga para mantener la esencia de una tradición de esta ciudad, y al tiempo para hacerla más grande, de manera que el legado que recibimos de nuestros antepasados lo dejemos a las nuevas generaciones mejorado, adaptado a los nuevos tiempos, siempre sin perder su carácter y su idiosincrasia.
Foto: La tradición de la Noche de San Antón es en Jaén un legado antiquísimo, sobre todo las lumbres.