Por ANTONIO GARRIDO / Bien por el consejero de Justicia, José Antonio Nieto, que hasta ahora parece que está cumpliendo su palabra con respecto al proyecto de la Ciudad de la Justicia, cuestión diferente es que haya hecho tabla rasa, como si de aquí para atrás no existiera, y hay muchos años de iniciativas y de impulsos, lo que pasa a los políticos es que la mejor manera de que no parezca que los asuntos se eternizan, como es el caso, la Ciudad de la Justicia es una aspiración no de años, sino de décadas, hacen como que todo se empieza de nuevo, y el citado consejero se reitera, a preguntas del diputado de Vox, Benito Morillo, en comisión parlamentaria, en su reciente anuncio de que el estudio de viabilidad estará listo antes de finalizar el presente año. Después vendrá la licitación de la obra y un plazo de dos años para su ejecución, con lo que, de ser ciertos los pronósticos más optimistas, aunque resulta difícil conceder crédito a estas alturas, durante la presente legislatura el avance sería considerable. Hay un “pero” muy a tener en cuenta, y es que el señor Nieto ha dicho con bastante claridad que la fórmula para llevar a cabo el proyecto no puede ser otra que la colaboración público-privada, aunque esta letanía nos la vienen recitando desde hace años. Dice el consejero: “O vamos en ese modelo de contrato, que es el que recomienda la Unión Europea, o no tenemos fórmula de poder hacerlo”.
Dicho de otro modo, se trata de encontrar a una empresa constructora, lo entiendo así, que haga de banco y a la que la Junta vaya pagando anualmente la cantidad que salga de un aplazamiento que podría ser a treinta años, del orden de los diez millones por año, aproximadamente. Ahora lo que hace falta es que esa empresa exista y esté en disposición de afrontar esta importante obra tan necesaria porque sería dar respuesta a una vieja demanda y vital para de una vez por todas ofrecer calidad y eficacia a los servicios de la justicia, aparte de que puede mover empleo, y, finalmente, el alivio de sacar de la abultada lista de espera uno de los proyectos emblemáticos en los que más tinta hemos gastado todos en las últimas décadas, representa muy bien el divorcio entre el poder andaluz, sálvese quien pueda. y las exigencias reales de nuestro territorio.
Que le pregunten a los respectivos responsables de la Audiencia Provincial, a los decanos del Colegio de Abogados que se han ido sucediendo y al resto de los actores en el ámbito de la Administración de Justicia, y por supuesto a los ciudadanos que padecen las incomodidades del actual funcionamiento de los órganos judiciales. Ni que decir tiene que desde que se lleva demandando esta infraestructura en la capital, con el gasto que se ha ido produciendo en los alquileres de sedes, se podrían haber hecho no una sino dos Ciudades de la Justicia. No pretendo ser optimista, pero este consejero me da la impresión de que ha cogido el toro por los cuernos, los y las anteriores, en la línea habitual, nos torearon sin más. Ahora se dice que el proyecto de ejecución podría ascender a los 80 millones de euros, pero finalmente la inversión alcanzaría en torno a los 300 millones de euros, contando con mantenimiento y dotación de todos los servicios. El consejero, al que se le ve optimista al respecto, confiesa que “ahora hay un proyecto revisado y viable”, quiere decir esto que todo lo anterior fueron brindis al sol. Y añade: “Podemos decir que hemos terminado con la especulación en torno a la Ciudad de la Justicia y empezamos con la fase de gestión”. Lo bueno que tienen estas optimistas palabras es que pronto sabremos si responden a la realidad o el consejero se suma al coro de sus antecesores. Confío en los buenos oficios del delegado de Justicia, Javier Carazo, que fue cocinero antes que fraile, es decir, decano del Colegio de Abogados antes que delegado, fue sufridor y reivindicativo, como todos sus colegas, y ahora toda la familia de la Administración de Justicia en Jaén mira hacia él, que también se la juega, y creo que merece voto de confianza y esperar el resultado de sus buenos oficios. No es asunto fácil por la fórmula que se va a utilizar, pero si el consejero es tan eufórico solo falta esperar a fin de año para aplaudirlo o colocarlo en el lugar de todos los que han pasado por los cargos insultando nuestra inteligencia y buena fe de jienenses.
Como es lógico, por obligación y por devoción, puesto que me interesa todo lo que guarda relación con nuestra tierra, Andalucía y Jaén, sigo de cerca, siempre que es posible, los debates que se suscitan en el Parlamento de Andalucía, tanto en pleno como en comisiones, de asuntos relacionados con cuestiones generales y específicamente los que atañen a Jaén. Me he aficionado a visionar los videos que aparecen en la red de los cara a cara entre la portavoz del grupo socialista, Ángeles Férriz, y la consejera de Salud, Catalina García. Las dos jienenses peleando, por llamarlo de alguna manera, en el ring político. Dudo que haya comparecencias más apasionadas y apasionantes que la que tiene como protagonista a Ángeles Férriz, con su capacidad dialéctica, sin dudarlo buena parlamentaria, incisiva y azote del presidente y de la consejera y paisana en esta legislatura. Ahí están en el cuadrilátero, una presentando un panorama muy pesimista de la sanidad andaluza y jienense, y la consejera tratando de defenderse de la dura reprimenda. Férriz me recuerda la cabecera de un periódico muy popular en el siglo pasado en Jaén, el “Látigo Rojo”, pues eso es ella, acusando a la Junta de estar beneficiando clamorosamente a la medicina privada. Ha afirmado, a propósito del plan de choque de 700 millones de euros para rebajar las listas de espera, que por cierto hace tiempo no se conocen porque no se facilitan datos: “Toda una estrategia orquestada por el PP en la que dejan los hospitales sin profesionales, cierran quirófanos y disparan las listas de espera. Y ahora vienen con un plan de choque que le encargan a la privada, a la que riegan para que un jienense que lleva años esperando sea operado no sólo fuera de su provincia, sino incluso de Andalucía”. Y añade: “Queremos que esos 700 millones vayan a reforzar nuestros hospitales públicos, nuestros centros de salud y nuestras plantillas de profesionales y especialistas”. También aprovecha para acusar a la consejera de vivir en “Sanilandia” y de promover el “conciertazo”.
La respuesta de Catalina García Carrasco, a la que hay que verle la cara, creo que le teme a la paisana y adversaria política como una vara verde, no se hace esperar, ella controla su departamento y sabe los recursos con los que cuenta, y afirma que Andalucía ocupa en este momento el quinto lugar entre las comunidades autónomas que mejor pagan a sus profesionales médicos, al haber incrementado sus costes salariales. Defiende, asimismo, que la sanidad andaluza es “un destino atractivo” para los médicos y que desde 2018 hasta ahora hay 4.496 profesionales más en Andalucía. Y termina: “Señores del PSOE, pueden seguir escandalizándose ustedes mismos, formando plataformas y alegando a este gobierno lo que ustedes nunca hicieron durante los diez últimos años. Nosotros vamos a seguir trabajando para mejorar las condiciones laborales y la sanidad en Andalucía”. Me pregunto qué relación tienen, si es que la tienen, cuando desaparecen los focos, porque sí, son adversarias, pero ambas son de Jaén, y hay quienes han predicado que a la política no se va a hacer amigos, pero supongo que tampoco para buscarse enemigos. Sinceramente no merece la pena.
Y mi opinión al respecto. Negar la evidencia no es el mejor camino. Todos tenemos familiares, amigos o conocidos que se relacionan con la sanidad pública porque están pendientes de especialistas, o de una intervención quirúrgica, o simplemente tienen que solicitar cita a su médico de atención primaria. El problema es angustioso, y en algunos casos se trata de dramas personales porque los enfermos no deberían esperar tanto tiempo para obtener una respuesta. Una de las carencias, tal vez lo más grave, es que faltan especialistas, por ejemplo anestesistas y se ven afectadas listas de espera quirúrgicas. Sé que no hay soluciones milagrosas, pero la Junta tiene el deber de multiplicar los esfuerzos para dar calidad y agilidad al sistema en vez de jactarse del número de profesionales. Dicho esto hay un ámbito en el que la Junta sí está haciendo esfuerzos continuados, por ejemplo la mejora de centros de salud, que en su mayor parte se encontraban muy abandonados, sin olvidar, esto sí que es de agradecer, que en el Hospital de referencia en Jaén se están instalando nuevos equipos de diagnóstico y otros vienen de camino. Una cosa no quita la otra, pero es justo reconocerlo.
En cuanto al PSOE que reivindica y exige, como es su papel en la oposición, para eso le han votado los andaluces, su gestión, cuando la tuvieron, en el caso de Jaén, tuvo sus luces y sombras, desde luego más de las segundas, mejor no sacar pecho. No tengo que recordar que se olvidaron del proyecto de la Ciudad Sanitaria con la excusa de la crisis económica, en cambio sí hubo dinero para otros territorios, tampoco se me ha ido de la memoria el conflicto con el Neveral, porque en su etapa empezó su declive, y, por supuesto, durante tantos años incumplieron un compromiso lanzado por Chaves a bombo y platillo de acabar con las tres camas hospitalarias, el vivo ejemplo de una asistencia propia de tiempos pretéritos. Pero sí, estoy en que hay que exigirle al actual gobierno y a la consejera, porque no estoy en contra de que haya conciertos con la medicina privada para aligerar listas y prestar un mejor servicio, siempre que sea con carácter extraordinario y que la sanidad pública andaluza ocupe el lugar de joya de la corona, como para salvar sus intereses la llamaba Susana Díaz y que formaba parte del discurso recurrente de los políticos para vender gestión, aunque sea humo.
Las redes han salido al paso de unas declaraciones del alcalde de Jaén, Agustín González, anunciando la comprobación exhaustiva de locales de ocio nocturno, para que no se puedan producir hechos tan dramáticos como los ocurridos en Murcia. Es radicalmente cierto que estas cosas deberían de hacerse de oficio en actuaciones preventivas, pero si le preguntan, el alcalde no va a decir más que lo que ha dicho. Pero sí, existe este riesgo de hacer política acuciados por los titulares de los medios de comunicación y los sucesos de cada momento. Polémica con las facturas de la limpieza, a la denuncia de Antonio Losa responde airado el viceportavoz socialista Carlos Alberca, argumentando que se trata de mentiras. Lo dicho, van a tenernos animados en estos cuatro años de mandato. Y mañana mismo se inicia en IFEJA la Feria Tierra Adentro, una de las citas fijas en el calendario anual, uno de los eventos de obligada referencia con expositores de dentro y de fuera, donde la capital tendrá su espacio propio para potenciar la oferta turística, cultural y patrimonial, en este momento con atención prioritaria a la inminente feria de San Lucas y al que este equipo también quiere hacer emblema, el Festival de Otoño.
También mañana conoceremos los datos del aforo de la próxima cosecha de aceituna, que transmitirá la consejera de Agricultura, Carmen Crespo. Las expectativas son malas, todo lo que las mejore será bienvenido. Ya se está recogiendo la aceituna para elaborar el aceite de la cosecha temprana, a pesar de la dificultad los productores más concienciados son fieles a la cita, sabedores de que esta exquisitez tiene un gran predicamento, si bien habrá que ver los precios, el hándicap del momento. Más noticias en torno al sector olivarero, porque en unos días se recibirán las ayudas de la PAC, y en la hora de la verdad sabremos quién tiene razón, si el PP que tiene anunciado un perjuicio económico para los olivareros de Jaén, o los socialistas que han venido defendiendo, como el gobierno de la nación, que la Política Agraria Común, que se inicia en su nuevo periodo, mantiene su apoyo al territorio sin merma económica. Las matemáticas no suelen fallar, si este año se ingresa a los solicitantes de Jaén menos dinero que el pasado, está todo dicho. En caso contrario se descubrirá a los alarmistas. Ya es cuestión de días.
Foto: En el Parlamento de Andalucía son habituales los cara a cara entre la diputada por Jaén y portavoz del Grupo Socialista, Ángeles Férriz, y la consejera de Salud, Catalina García, también jienense, a propósito de los temas sanitarios.