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Estamos en el día después de la masiva e histórica protesta olivarera protagonizada por el sector y parte de la sociedad de Jaén. Las organizaciones agrarias convocantes consideran que la jornada ha sido un éxito, tanto por la participación como por el eco que ha tenido tanto a nivel nacional como en el exterior, dada la importancia que el olivar y el aceite tienen cada vez más, de hecho nos consta que muchas de las personas que ayer sufrieron en las autovías las molestias ocasionadas por los cortes de tráfico, entendían el malestar de los olivareros porque son precisamente los productores los que menos perciben en la cadena de distribución y comercialización hasta que el oro líquido llega al consumidor. Los medios de comunicación de toda España se han hecho eco de las movilizaciones y si bien algunos se han quedado en la anécdota, por importante que fuera, de los altercados, otros han entrado en el fondo del problema para contar con todo detalle la deriva que presenta en este momento la más importante riqueza de la provincia, agobiada por unos precios en origen del aceite que son verdaderamente ridículos y no permiten siquiera cubrir los costes de explotación. Misión cumplida, si bien las organizaciones que se echaron para adelante están en disposición de continuar con la misma actitud reivindicativa hasta que las instancias oportunas pongan medios para resolver los graves inconvenientes que impiden por el momento que el mundo del olivar sea tratado en todos los aspectos con la dignidad que se merece.

De hecho y como resultado del eco que tuvo la jornada de protesta, ya se sabe que hay una convocatoria de reunión con el ministro de Agricultura, Luis Planas, en la que se supone que van a empezar a marcarse objetivos y que la voz del olivar de Jaén, sea escuchada y atendida. Este paso del Ministerio es oportuno, aunque lamentablemente el sector haya tenido que recurrir a una movilización contundente para ser llamado a capítulo, precisamente por un ministro que ahora apela al diálogo y a la negociación, pero tampoco la ha propiciado de manera habitual como pensamos que es su obligación, dado el protagonismo que está tomando el aceite de oliva y los frentes contra los que tiene que abrirse paso, desde los aprovechados que se inflan de millones a costa del sacrificio y el sudor de los olivareros de verdad, donde entran los canales de distribución, grandes superficies, etc., hasta las legislaciones española y europea que a veces son trabas, sin olvidar que de la Unión Europea no se recibe respaldo alguno ni el ministro es capaz de trasladar la inquietud del mundo olivarero, ni tampoco es activo en la lucha contra los aranceles planteados por Estados Unidos, pues todo ello son obstáculos que impiden que el aceite tenga el precio que merece y que los productores sean reconocidos por el increíble valor del zumo de aceituna.

Han llamado la atención, por lo que también advierto en las redes sociales, las declaraciones hoy en conferencia de prensa, de la subdelegada del Gobierno, Catalina Madueño, acompañada por el nuevo jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, al señalar que no se descartan sanciones a las organizaciones convocantes de las protestas de ayer. Ya entiendo que la señora subdelegada no va a salir felicitando a los responsables de actos vandálicos, absolutamente rechazables, pero las organizaciones agrarias que han convocado esta jornada especial tienen más que demostrado su carácter pacífico, lo que es imposible de controlar es que en una gran concentración haya grupos de exaltados que aprovechen la circunstancia para actuar con violencia. Sería lamentable y tal vez tendría que motivar otra airada protesta, que Asaja, COAG, UPA, Infaoliva y las Cooperativas Agroalimentarias, fueran castigadas por unos hechos de los que en absoluto son responsables.

Además, por mucho que la Subdelegación del Gobierno negociara con las organizaciones agrarias cómo tendría que desarrollarse la jornada, lo cierto es que casi todo eran restricciones, solo se autorizaba media hora de corte en cada punto de autovía y en un solo sentido. Vamos, una manera de dejar a cientos de personas con la miel en los labios una vez que lograban alzar la voz contra el problema más grave al que se enfrenta en este momento la economía y el futuro de la provincia de Jaén. La Subdelegación autorizaba una movilización descafeinada, como la de julio pasado por el tren, una auténtica tomadura de pelo que solo se exige en tierras de sumisión. Confiamos en que este anuncio de Catalina Madueño no se haga realidad.

En España hay algunas zonas, de todos conocidas, y no me quiero referir a ellas en este momento, donde los actos de vandalismo son habituales y precisamente con esos escenarios estamos viendo que el señor presidente del Gobierno acepta sentarse en mesas con quienes se supone que dan las órdenes para alterar la vida ciudadana y crear violencia. No vayamos, una vez más, a mostrarnos fuerte con los débiles, como es nuestro caso, en tanto que el Estado es capaz de comportarse débil con los que teóricamente ejercen la fuerza. Sería un grave error y por tanto lo mejor es que se quede en el simple apercibimiento en el curso de una rueda de prensa, porque si se tensionan los ánimos se estaría haciendo un flaco favor a la causa. En honor a la justicia, la subdelegada también ha tratado de quitar hierro al indicar que el Gobierno de España ”comprende y comparte” la preocupación de los olivareros por su futuro, y que las organizaciones convocantes se vieron desbordadas por la respuesta habida. Algo es algo.

También he leído por ahí algunas declaraciones del máximo dirigente nacional de UGT, que aunque no están referidas al caso de Jaén, vienen a decir que los que convocan manifestaciones en el campo son “los terratenientes de la derecha carca”. No sé a fondo lo que pasa en Extremadura, aunque los agricultores extremeños tienen también problemas de calado. Pero si quieren trasladar esta afirmación a Jaén están muy lejos, lejísimos, de la realidad. Harían bien los que se expresan con tanta soltura y demagogia desde los despachos o desde donde sea, en darse una vuelta y conocer la realidad, en el caso que nos ocupa, del sector olivarero de Jaén, para que no se expresen de oídas y actúen con un mínimo de conocimiento y responsabilidad. 

Por último, he leído que el gobierno alemán acaba de firmar un paquete de 1.000 millones de euros de ayudas a los agricultores. Ellos entienden bien que la agricultura, y en concreto para nosotros un producto tan destacado como el aceite de oliva, no tiene que ser sino un «Asunto de Estado».

 

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