Por ANTONIO GARRIDO / En las últimas semanas, en plena canícula, ha salido a la palestra un tema que aun siendo importante en la vida cotidiana, pasa un tanto desapercibido, y me parece hasta milagroso que esto ocurra, y me refiero a la ruina económica del Ayuntamiento, la cuantiosa deuda que ha ido acumulando la administración municipal, en la que también, para nuestro sonrojo, ocupamos un puesto de liderato en el ranking nacional. Pues bien, el PP en el Consistorio ha acusado a los gobiernos de Carmen Peñalver y de Julio Millán, de ser los responsables de un importante grueso del gran agujero económico, en tanto que el PSOE le devuelve el debe a las etapas populares. Nada nuevo que vaya a sorprendernos a estas alturas. El portavoz popular, Manuel Bonilla, que fue cocinero antes que fraile, es decir, que estuvo varios años al frente de la Concejalía de Hacienda, ha señalado hace pocas fechas que en el actual mandato se ha incrementado en 630 euros la deuda por habitante, que ahora estaría en torno a 4.500 euros, una auténtica barbaridad, y agrega que en el último año de gobierno del PP esa deuda per cápita se situaba en 3.881 euros, con la diferencia, aclara, de que ha mermado la población, y el censo es ahora de 111.932 habitantes. Y lo resume así: “Jaén tiene más deuda y menos población”. Se comprende este discurso estando en la oposición, porque ni el mismo Bonilla cuando estaba al frente de Hacienda hubiera sido capaz de asumir estas cuentas. ¿Cuál es la respuesta del alcalde? Que la culpa es del PP y que si ha aumentado la deuda ha sido por los impagos de los gobiernos populares durante años. La mejor defensa es un ataque. Juegan entre ellos al ping-pong, se salen clamorosamente por los Cerros de Úbeda, pero para nada son capaces de asumir responsabilidades.
El caso es, lo repito, que la evolución de la deuda ha seguido su curso ruinoso y la ciudad aparece en cualquier estadística que se precie como una de las más endeudadas de España, de las que más tardan en pagar, y ya se acabó el argumento utilizado por varios equipos municipales de la “herencia recibida”, porque los números han demostrado que han contribuido en su cuota parte a la situación tan desastrosa de las arcas municipales. Esta Corporación también lleva ya su cupo y eso que con pésimo ojo clínico político, el líder andaluz de los socialistas, Juan Espadas, en uno de los actos celebrados en Jaén con Pedro Sánchez, se atrevió a pronosticar que su amigo Millán acabaría con la deuda del Ayuntamiento, y allí estaba presente la ministra Montero, siempre, tanto en la Junta como en el Gobierno de España, tan indiferente con Jaén. Espadas tenía y tal vez siga teniendo, más fe que Antoñete, en gloria esté.
Creo que por todos los jienenses es sabido que en su día, hace poco más de un año, se dio el visto bueno a la refinanciación de la deuda, por importe de 430 millones, con el voto a favor, por responsabilidad, del PP, que no obstante puso condiciones que dudo que se estén cumpliendo. Se reagrupó toda la deuda municipal, de diferentes mandatos municipales, en los que el Ayuntamiento ha ido tirando de acuerdos, con mayor o menor dificultad, para acogerse a los fondos de ordenación del Ministerio de Hacienda. El acuerdo adoptado fue que la hipoteca para Jaén la tendremos, si no hay cambios a peor, hasta el año 2050, este es el periodo de amortización conseguido, lo que supuso rebajar en unos cuantos millones las anualidades. Esta fue la medida de gracia ofrecida por el Ministerio. Ahora recuerdo que en mandato del PP, hace varios años, también hubo que aprobar un plan económico financiero, en aquella ocasión por apremio de la Junta, como administración tutelante, y el Ministerio de Hacienda. En tal oportunidad creo recordar que se trataba de refinanciar una deuda de 530 millones en 40 años, si bien lo que se pedía al Consistorio era un plan para salvar la crisis municipal por periodo de dos años, vamos le demandaban algo que no cabía en la cabeza, un despropósito.
También recuerdo para desmemoriados, que fue el grupo socialista el que en el anterior mandato del PP solicitó una quita de la deuda, más exactamente que la pidiera el gobierno municipal de entonces. De haberse atendido esta petición hubiera sido como tocarle la lotería a un Ayuntamiento necesitado de oxígeno y urgiendo la respiración boca a boca, aunque también, mirado con justicia, hubiera sido un agravio para tantos ayuntamientos, y son la mayoría, cumplidores de sus obligaciones, y que no han sido irresponsables y despilfarradores, ni han ido sumando deudas astronómicas como es nuestro caso, hasta llegar, unos por otros, a estar endeudados hasta las cejas, con serias repercusiones sobre los auténticos paganos, las vecinas y vecinos. Es el resultado de administraciones manirrotas, porque sus responsables confundieron los intereses de la ciudad con los suyos propios, gravísimo error que estaremos pagando durante tantos años como la ciudad tal vez no pueda levantar cabeza. Por lo pronto el PSOE no ha reiterado esa petición de quita que tanto les preocupaba antes y seguimos sin presupuestos desde el año 2017 y el alcalde, Julio Millán, ha reconocido que hay dos causas: una, principal, la deuda, que seguramente imposibilita que Hacienda dé el visto bueno a las cuentas, las que fueran, por tanto mejor no atreverse, pero añade la situación de minoría en la que se encuentra el equipo de gobierno. Por cierto, ya no se ve tan juntos al alcalde y a la primera teniente de alcalde María Orozco, de Ciudadanos, o eso me cuentan desde los pasillos del Ayuntamiento.
En resumidas cuentas, que en la ruina económica municipal hay una responsabilidad compartida y que deberían tener vergüenza torera en los partidos representados en el Consistorio para exigir una auditoría para que los jienenses conozcamos cuál ha sido la parte correspondiente de cada una de las últimas Corporaciones para amasar una carga deudora tan pesada. Seguramente no les interesa a ninguno de los grandes, es mejor el fuego cruzado, pero como ciudadano me gustaría identificar a los culpables y desde luego no hacerles merecedores de colocar sus nombres en ninguna calle porque no podemos premiar lo contrario de la virtud. Solo ofrezco unos datos que en su momento fueron publicados por Expansión en relación con la deuda del Ayuntamiento de Jaén entre 2008 y 2016, para dar algunas pistas. En 2008, una deuda de 87 millones; hasta 2011 fue creciendo hasta llegar a los 91 millones. El cambio drástico se produjo en 2012 con una deuda que ya estaba en 298 millones, es decir, más que triplicarse; en 2013, 336; 326 en 2014 o algo menos; 403 millones en 2015 y 435 en 2016. En 2008 la deuda per cápita estaba en 749 euros por habitante, y se ha ido incrementando una barbaridad en una población que se ha ido reduciendo, de 116.417 habitantes en 2008 hasta los 111.932 de este 2022. Saquen ustedes sus conclusiones, en tanto que los partidos deberían, en atención a la transparencia que tanto defienden cuando les conviene, hacer esa auditoría para saber quién o quiénes han jugado y de qué manera, con los intereses de nuestra ciudad. De 2007 a 2011 gobernó la ciudad la socialista Carmen Peñalver con IU y las cuentas de 2012 en buena lógica fueron el fruto del último tramo de su gestión. Y 2011 a 2015 gobernó con mayoría absoluta José Enrique Fernández de Moya, es decir, el PP, que de 298 millones pasaría, según los datos de Expansión, a más de 400 millones. De los siguientes mandatos hay menos información o no es suficiente para tomar referencias, motivo por el que es necesaria la clarificación y que conozcamos de cada etapa de gobierno a los verdaderos responsables del escandaloso déficit. Es decir, que cada palo aguante su vela, porque de la vida pública no es lícito que nadie se vaya de rositas dejando en mal lugar a tantos votantes de buena fe y a la ciudad esquilmada.
En fin, ya sabemos que alrededor de 30 años, hasta 2050, o el Plan Salvavidas, son una eternidad, en consecuencia en lugar el “y tú más”, lo que se precisa es cordura de nuestros políticos municipales, ver si son capaces de crecerse en la dificultad, arrimar el hombro, todos juntos por el futuro, en lugar de seguir empecinados en el mantenella y no enmendalla y en esa eterna confianza made in Jaén, tan resignada e indiferente, de que “ya lo arreglarán otros” o “si no tiene solución, para qué molestarse”. Pero no se merece Jaén situaciones tan drásticas como no se ha merecido a políticos que nos han ido dejando una hipoteca de por vida. Una cosa sí deberíamos tener claro a estas alturas, esta es la clase de hacer política que se debe desterrar ¡¡¡ya!!! y que no deberíamos consentir los ciudadanos, que somos protagonistas y no meros convidados de piedra.