Por ANTONIO GARRIDO / En los últimos días, con motivo de las negociaciones de PSOE y Jaén Merece Más con la idea de promover una moción de censura al actual alcalde, se ha hablado y escrito con insistencia de la quita, en una parte o en todo, de la deuda municipal que desde hace años mantiene el Ayuntamiento de Jaén. La quita de la mitad de la deuda parece ser que ha estadio sobre la mesa y se daba como una opción real, en cambio la de su totalidad y con todas las garantías habidas y por haber, parece que ha sido el freno, y además se trata de la oferta de los concejales del grupo de JM+, y de su propio portavoz en particular, Manuel Vallejo, que puso el listón bien alto porque probablemente le pida más el cuerpo quedarse como está.
Lo cierto es que el PSOE por primera vez en todos estos años, sin duda obligado por las circunstancias de la actual política, estaba dando su brazo a torcer mediante una decidida acción de gobierno, algo inédito, porque ya en el anterior mandato el alcalde, Julio Millán, también movió Roma con Santiago para hacer reaccionar al Ministerio de Hacienda, pero María Jesús Montero no se avino a razones, sabiendo que la situación de este Consistorio era muy grave. Millán no pidió únicamente para él, y ello le honra, hizo causa común con los ayuntamientos en similares circunstancias tratando de encontrar una tabla de salvación para todos. Todavía recuerdo el mitin del PSOE con Juan Espadas como figura estelar, en la que pronosticaba que Julio Millán acabaría en breve con la deuda municipal y la ciudad se convertiría en un edén de proyectos, y lo dijo delante de la propia ministra de Hacienda, que nos regaló un clamoroso silencio. Qué facilidad tienen los políticos para vender humo.
Este duro revés de la deuda municipal ha estado presente en debates en algunas instancias parlamentarias, como la Cámara andaluza, pero la Junta no tiene competencias y el consejero de Justicia, Administración Local y Función Pública, José Antonio Nieto, el mismo que trata de sacar adelante nuestra Ciudad de la Justicia, ya reconoció que en todo caso la Junta podía mediar al reconocer que la situación es desesperada. Desde el Ayuntamiento, a finales del pasado año se acordó en pleno, con el voto favorable del PSOE, la refinanciación de la deuda por una cantidad de 514 millones de euros, una operación en la que, de acuerdo con el Ministerio de Hacienda, el gobierno municipal quedaba comprometido a medidas de contención del gasto y una subida de determinados impuestos que se hace efectiva en el presente año 2024. Esa operación repetía una similar fórmula utilizada durante el mandato de PSOE con Ciudadanos, y se puede resumir en el sentido de que la ciudad queda hipotecada hasta el año 2050. Porque, en efecto, la singular situación financiera necesita el plácet ministerial para cualquier movimiento económico, la puesta al día del severo plan de ajuste, vigente desde el año 2012, ya que en la práctica somos un Ayuntamiento con un altísimo nivel de riesgo y por lo tanto bajo la tutela estatal. Por lo que respecta a la deuda a proveedores, el actual Ayuntamiento se jacta de haberla rebajado en casi dos meses, de todas maneras estamos en el top, 608 días, que se dice pronto, cualquier cosa menos sentir orgullo, las empresas huyen cuando huelen al Ayuntamiento de Jaén.
Pero, tal vez la pregunta del millón sea ¿cuál es exactamente el importe de la deuda municipal a día de hoy, 12 de marzo de 2024? Porque siempre se redondea en los 600 millones y debería existir una información más detallada al respecto, pero lo mismo que no hay presupuestos, en los últimos años hubo intentos pero se quedaron en el camino, porque las cuentas no salen, ni los habrá hasta que no se vea una salida a esta ruina económica, carecemos de información y creemos merecerla, de por dónde va ya el agujero. El alcalde no ha cumplido algunos de sus compromisos de campaña electoral en esta materia, ni ha hecho las cuentas municipales de este año, por razones obvias, ni tampoco ha colocado en un lugar visible del Ayuntamiento una pantalla en la que dijo íbamos a poder ver los jienenses en tiempo real la situación financiera del Consistorio. Aunque visto con realismo mejor que no exista esa pantalla, porque podría tener un efecto negativo, los jienenses sentirían la tentación de acordarse de las familias de quienes pusieron a esta ciudad en tan grave aprieto. En su día, hace ya tiempo, me atreví a solicitar una auditoría con base en una década, por ejemplo, para evaluar el desenvolvimiento económico y también para extraer conclusiones, pero da la impresión, ignoro las causas aunque las sospecho, que nadie está interesado en realizar esta labor de transparencia.
Por los últimos datos conocidos y a partir de la nueva refinanciación de la deuda municipal, sí se conoce que la deuda per cápita está en casi los 5.000 euros, en base a 111.669 habitantes que aparecen registrados en el último censo. Por lo demás, Datosmacro.com, que refleja la evolución de la deuda municipal entre los años 2008 y 2022 establece la deuda en más de 538 millones de euros, cuando en el año 2008 no llegaba a los 88 millones. Qué ha pasado en el Ayuntamiento y en Jaén desde aquel año hasta hoy es lo que tenemos que saber porque esa deuda no es cuestión menor, por el contrario ha sido la soga al cuello que ha lastrado el avance de la ciudad.
La quita del gobierno del PSOE, de haberse hecho realidad, dejando al margen quienes rigen los destinos de Jaén en este momento, era como un milagro, que nos tocaba el premio gordo de la lotería. Y es verdad que si hay dinero para otros territorios que a cambio de votos plantean exigencias, nosotros tenemos el mismo derecho porque los poderes establecidos, hoy, pero también ayer nos dieron la espalda, crearon una deuda histórica con esta tierra y a pesar de eso les seguimos votando, a unos y a otros, nunca fuimos capaces como sociedad de mostrar una actitud de rebeldía cívica ante la injusticia.
Cuando el alcalde de Jaén ha hablado de mercadear, entiendo que refiriéndose a las negociaciones PSOE-JM+ seguramente se olvidó que Aznar, como antes González, pasaron por la situación de conceder beneficios a Cataluña por parecidas razones a las de ahora, y nadie se rasgaba las vestiduras. Igual con el País Vasco y otros lugares de España, en los citados y el resto de los gobiernos, siempre por conveniencia política. Estoy a años luz de los métodos del independentismo y las concesiones a manos llenas de González, de darles el cielo si así lo desean, pero defendamos nuestra dignidad, los poderes siempre nos dieron la espalda y, aunque no me gustan todas las acciones de Jaén Merece Más, que tiene un papel muy difícil, ante toda la artillería en su contra, proveniente casi en todos los casos de un lado y otro de las trincheras, es decir, de quienes han aceptado sin más las decisiones de los partidos tradicionales, sin la mónima objeción, aplaudo que haya un partido que con todos sus defectos, que seguramente los tiene, es capaz de poner por delante los intereses de Jaén, pese a quien pese y de asumir las críticas, las razonables y las interesadas. En Jaén, además, este es el pan nuestro de cada día. De todas maneras hay que darle mérito a la tarea de realizar gestión en un Ayuntamiento de las características del nuestro, porque se necesita imaginación y buscar fondos debajo de las piedras, porque lo que son milagros mejor no esperarlos.
No estamos acostumbrados a este discurso ni en la capital ni en la provincia, pero es bueno que aflore esta nueva visión de la política reivindicativa y sin paños calientes, para ponernos en el mapa y que nos tomen en serio, también la Junta de Andalucía, que se baje del pedestal y de la arrogancia y sencillamente cumpla con lo que ha firmado. Hay algo en lo que coincido con el espíritu de Jaén Merece Más, esto no quiere decir darle ningún cheque en blanco ni asumir todos sus postulados, pero que hay que luchar por Jaén sin importar quemarse en el empeño, incluso desaparecer si los votantes lo deciden, me parece algo digno. Lo demás, el seguidismo a los poderes de cada momento, a quienes nos negaron el pan y la sal, así estamos como estamos, eso no debe consentirlo un pueblo que tenga fortaleza y quiera abrirse paso en la convergencia, esa que cada día se nos aleja más.