El problema de salud que ha tenido el presidente de la Diputación de Jaén, Francisco Reyes Martínez, cuando se encontraba en Ibiza, en un acto de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) ha dado pie a que se haya puesto en evidencia que en la política no todo está perdido y que esta actividad, tan denostada pero al tiempo tan necesaria, no debe llevarse nunca al extremo de que mine las relaciones personales, que son, además, las que muchas veces ayudan a tender puentes de entendimiento. Reyes ya se encuentra mejor, fuera de peligro tras una crisis coronaria, que le ha hecho estar ingresado en un centro sanitario de Ibiza, pero en esa situación de debilidad por la que podemos pasar cualquiera, ha comprobado que su esfuerzo no es estéril, que hay mucha gente que agradece la dureza de la actividad política. Es verdad que nadie les obliga, pero necesitamos buenos servidores públicos, y en Jaén aún más, acompañados de grandes consensos y manos tendidas para sacar a esta provincia del lugar en el que se encuentra, que no es culpa de nadie, pero al tiempo es culpa de todos.
He visto la enorme reacción de solidaridad para con Paco Reyes en este momento en el que se ha enfrentado a la adversidad, aunque afortunadamente se haya quedado en el susto por las noticias que nos llegan. Él mismo, en su cuenta de twitter, daba las gracias en la tarde de ayer por el apoyo, cariño y afecto recibido. Se sabe ya que hasta su teléfono particular y hasta las personas de su entorno más próximo, han llegado cientos de expresiones de ánimo, entre las que se incluyen, las de adversarios políticos como José Enrique Fernández de Moya, Miguel Ángel García Anguita o Miguel Contreras, entre otras que desconozco, pero esto quiere decir que los políticos citados no han dudado en anteponer el concepto de reconocimiento personal que es para siempre, al que ahora ejercen de manera temporal. Dice mucho de ellos, por eso indicaba al principio que no todo está perdido y que este es seguramente el camino que se debería tomar para que la política sea por encima de todo una actividad noble en lugar de un infierno como a veces la percibimos.
Reyes es uno de esos políticos que caen bien y se ha granjeado simpatías, dentro y fuera de la política. Más ahora en Diputación, porque su labor está siendo de abrir muchas puertas a la esperanza de la provincia y a tratar de colocar cimientos para que cambien a mejor las circunstancias. Ha tenido buenos referentes y además este maestro de escuela de profesión es listo, por eso le acompaña a sus 55 años una trayectoria ya bastante consistente. De alcalde de su pueblo, Bedmar, a diputado en la Corporación provincial, delegado del Gobierno, diputado a Cortes y presidente de la Diputación. En paralelo le ha acompañado su ascensión orgánica hasta llegar a la secretaría provincial del PSOE jienense y en este momento a ejercer influencia en la estructura regional, mano derecha de Susana Díaz. Por encima de todo es un dirigente cercano, sensible a las necesidades sociales y con un reconocido talante de diálogo. Siempre suelo decir que cuando un político, elección tras otra, del signo que sea, recibe el masivo apoyo de su pueblo, que es el que mejor le conoce, es un signo de garantía, es como la prueba del nueve. Reyes no ha dejado de ser la persona que es, los cargos no le han apartado de la realidad y continuamente vuelve a su pueblo para recordar sus orígenes.
Su principal activo está hoy en la Diputación, ya que desde su presidencia está dirigiendo una acción política para tratar de transformar la realidad de una provincia a la que las estadísticas no le acompañan. Está empeñado en seguir promocionando el turismo y el aceite de oliva, los grandes eventos culturales, el Plan Estratégico, el patrimonio, ha abierto muchos frentes de expectativas, ha impulsado la Institución Ferial, se ha involucrado en los proyectos que supongan desarrollo y modernidad para Jaén, y dentro de sus competencias, ha dado preferencia a la lucha contra el paro, sensible con la lacerante situación de las cifras de desempleo en la provincia. La solvencia económica del organismo provincial ha sido providencial para actuar en muchos frentes a la vez y de esta manera la Diputación ha ganado en confianza.
Necesitamos a políticos como Reyes, que no ha perdido su sensibilidad inicial de alcalde y que si le ha fallado el corazón es porque se ha convertido en otro animal político que no quiere perder tiempo en hacer tantas cosas como las circunstancias han puesto en sus manos. No hace mucho le advertí de que su agenda me parecía excesiva y que estaba al límite. Me sonrió y su respuesta fue que no se puede parar, que hay mucho que hacer. Alguien dijo que “el liderazgo es la capacidad de transformar la visión en realidad”. Siempre he reconocido que admiro a los políticos, especialmente a los de provincias, que tienen sueños y no paran de darles vueltas hasta hacerlos realidad. Lo dijo bien el baloncestista Michael Jordan: “Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con que pasara, otras hacen que suceda”. Gente buena, noble y trabajadora la hay en todos los partidos, no tengo la menor duda de ello, y a ese selecto grupo dedico también todas estas palabras, porque a veces los metemos a todos en el saco del desprecio, cuando observamos la podredumbre que se ha instalado en las cloacas de la política, y nos impiden hacer el acto de justicia de separar la indecencia de la honestidad, los que van a vivir de la política de los que ponen toda su capacidad al servicio del interés general.
Reyes no es Dios, claro que no, es una persona humana como cualquiera, ejerce liderazgo en una provincia que tiene muchísimas rémoras y que no ha sido bien tratada por las administraciones, ni con Franco, ni después de Franco, ni sin autonomía, ni con autonomía. Pero, aunque es hombre de partido, y las organizaciones políticas tienen unos códigos muchas veces difíciles de entender, lo que sí es apreciable es que este bedmarense se está dejando la piel en el empeño. Debe seguir así, pero también le corresponde la conveniencia de reflexionar, delegar y pisar menos el acelerador, porque hay que llegar a los mismos objetivos sin poner en peligro lo que incluso es más importante que la política, que es la vida, con todas sus connotaciones personales y familiares. Paco, te deseo todo lo mejor. A ti y a Jaén, que sé que te duele lo mismo que me pueda doler a mí.
Foto: Francisco Reyes Martínez, presidente de la Diputación de Jaén.