Por ANTONIO GARRIDO / La letra de una conocida soleá viene a decir que todo se puede consentir menos que se le falte a una madre, y hoy la podemos aplicar, con suma indignación, a la propuesta de modelo de financiación que ha presentado la Junta de Andalucía para las universidades públicas de la comunidad, y que, por la información puntual que hoy ha facilitado el rector de la UJA, Juan Gómez Ortega, establece fórmulas que en vez de suponer mejora para el conjunto del sistema ocurre que unas instituciones se benefician y otras se perjudican, y ¡oh sorpresa!, entre las que más pueden notar el tijeretazo de la política se encuentra la Universidad de Jaén. Se retratan los responsables públicos, en este caso andaluces, que siempre vienen, y tanto ellos como sus respectivos partidos, se jactan de estar haciendo una permanente “apuesta” por Jaén. Palabras, palabras, palabras…
Ya el año pasado se encendió la mecha cuando se tuvo conocimiento de un primer borrador, aún sin desarrollar, pero tanto el consejero de Universidades, Rogelio Velasco, como el mismísimo titular de Hacienda, Juan Bravo, negaron la mayor, comprometieron, ante las críticas que en ese momento se manifestaron, que nada más lejos de la realidad que la UJA saliera “tocada” en el nuevo modelo de financiación. De Bravo me extraña, y bastante menos de Velasco, que siempre recordaré que fue el que en la víspera para las elecciones a la Junta, hace casi cuatro años, no tuvo inconveniente en declarar que es normal exagerar en las campañas, por tanto me merece bastante poco crédito. También estuvo en la UJA en el acto de inauguración del presente curso en el que Juan Gómez, como siempre hace, le lanzó el guante, a lo que el consejero respondió: “El nuevo modelo de financiación garantiza una asignación de recursos equitativa y proporciona a las universidades los incentivos adecuados para el desarrollo eficiente de su función social”. Palabras, palabras, palabras. Nada.
No es la primera vez que el rector clama por una financiación adecuada, no la hubo con el anterior gobierno socialista (Susana Díaz le fue dando largas) ni tampoco ha habido decisión en el actual ejecutivo, de modo que se ha ido actuando a impulsos y en actitud más bien precaria. Recuerdo ahora que Juan Gómez envió a mediados de 2020 una carta abierta a la comunidad universitaria, al tenerse conocimiento de un acuerdo del Consejo de Gobierno de la Junta que de facto suponía reducir el presupuesto de la UJA nada menos que en 135 millones de euros. En ese caso la jugada era un tanto sibilina y de ingeniería financiera, y a la vez que se pegaba el bocado se daba a los rectores la posibilidad de utilizar fondos de remanentes pasados para afrontar gastos corrientes debidamente presupuestados, como mal menor, un escenario de improvisación que planteaba incertidumbre, y de aquellos polvos estos lodos.
Hoy el rector ha comparecido ante los medios de comunicación con un semblante serio y preocupado, afirmando que esta semana es con diferencia la que peor ha tenido que lidiar en la Universidad, de hecho ha renunciado a su cargo de presidente de la Asociación de Universidades Públicas de Andalucía (AUPA) para dedicarse en exclusiva a resolver el gravísimo problema que pesa sobre la institución académica jienense, de hecho está proponiendo alternativas al modelo propuesto y el conjunto de rectores han solicitado reunirse con el presidente, Juanma Moreno. El rector magnífico de la UJA, que es un hombre templado, ha transmitido con claridad sus temores, para decir, en un tono de firmeza, que de no corregirse el documento elaborado se van a suscitar “enormes desequilibrios”, y en concreto para Jaén pueden llevar a la UJA a dificultades estructurales con repercusión asimismo en el desarrollo de la provincia, como también correría peligro, de no existir una financiación adecuada, la implantación del Grado de Medicina, en el que se ha trabajado a marchas forzadas para que se instaure en el curso 2022-2023, por ser un proyecto importante y estratégico para Jaén y porque constituye una demanda ante la falta de profesionales médicos.
Ya son demasiadas afrentas las que van sumando las diferentes administraciones, y la Junta, desgraciadamente, aunque con frecuencia trata de convencer de lo contrario, no es una excepción. ¿Tan complicado es llegar a un modelo en el que ninguna Universidad salga perjudicada, y menos aún las que están situadas en provincias, como la de Jaén, que siempre y para todo sufren los hachazos?, ¿acaso cree la Junta que esta provincia se va a conformar ahora con este sistema injusto? Porque sin entrar en él profundamente, por desconocimiento de las fórmulas utilizadas, variables y coeficientes, lo que no se puede consentir es que en lugar de resolver los agravios y la deuda que tiene la Junta con Jaén, lo que se haga es perpetuar la situación e ir creando nuevas desigualdades.
Contra esa gestión hay que rebelarse con todas las fuerzas. Que también nos toquen a la Universidad, el motor del desarrollo de la provincia, eso no lo vamos a consentir, que se enteren bien en la Junta de Andalucía. He defendido hasta la saciedad que la Universidad es lo mejor que le ha ocurrido a Jaén desde los Reyes Católicos hasta hoy, y es el único instrumento que puede seguir propiciando la transformación del territorio y el cambio mental y material que esta provincia necesita. En este momento de dificultad la UJA necesita sentirse arropada y nosotros, los jienenses, estamos obligados a demandar para ella el lugar que merece, ni más que nadie, no menos que nadie. Esa defensa hay que hacerla, si es necesario, con uñas y dientes, no hay nada que tenga más justificación que unirnos para que no limiten el desarrollo y el futuro que le corresponde. Que se enteren bien, no hagan peligrar lo que tanto costó crear. La primera en clamar ha sido, ayer mismo, la plataforma ciudadana Jaén Merece Más, con un duro alegato y pidiendo responsabilidades, la sociedad civil por delante de los políticos que casi siempre van a remolque. Es el momento de ver en qué dirección se mueven todos los responsables públicos, no solo los de la oposición, también los del gobierno de la Junta, PP y Ciudadanos, es la hora de posicionarse, extensivo por supuesto al presidente Juanma Moreno y a “nuestro” consejero Bravo. En las situaciones adversas es cuando se puede medir ese tan cacareado “compromiso”, ahora no se necesitan palabras, solo hechos, y una satisfacción contundente para la UJA y la sociedad de la provincia.
Foto: El rector Juan Gómez Ortega, con gesto serio, en su comparecencia.