Por ANTONIO GARRIDO / No nos quejamos de vicio. Ese es el mensaje que le viene bien a algunos responsables públicos para expiar sus culpas. Llegado el caso se han aprendido de memoria y sueltan como un papagayo algunos de los logros que se han tenido en las últimas décadas, empezando por la Universidad, y es cierto, pero está por ver que alguno o algunos decidan despacharse a gusto con las rémoras, a tanto no llegan porque sería tanto como reconocer su propio fracaso político, y hasta ahí podíamos llegar. En esas estamos en Jaén, viendo pasar el tiempo, como reza la canción de la Puerta de Alcalá, pero aquí nos podemos referir a la Catedral, al Castillo y a tantos lugares emblemáticos que asisten mudos al desencanto de esta hora de Jaén en la que como los propios políticos reconocen, de hecho a ello se ha referido en varias ocasiones el líder andaluz del PSOE, Juan Espadas, cuando pretendía llegar a la presidencia de la Junta de Andalucía, con permiso de las urnas, cuando en la clausura del congreso provincial del PSOE el pasado año reconocía la necesidad para este territorio de más presupuestos, más inversiones, más tren y más apuesta política. Lo tenían relativamente fácil, exigirlo a Madrid, a ver si les hacen caso, la provincia tendrá mucho peso político con el famoso “estilo Jaén”, pero habrá que creérselo cuando eso que les llena de orgullo como identidad se traduzca en compromiso real con números del gobierno socialista. Ahora tenemos el caramelo del Cetedex que tanto lo están defendiendo como real que solo esperamos a conocer el cronograma con los compromisos, pero hoy mejor que mañana. Si lo que pretenden es callar bocas y tienen argumentos, adelante. El hecho de que el lunes se vaya a celebrar una primera reunión es un buen indicio. Pero, ¿cuántas reuniones ha habido en once años sobre el tranvía, a título de ejemplo, que ni está ni se le espera? Y de otros tantísimos asuntos. Soy el primero en desear que para Jaén haya ya luz al final del túnel y que el año 2023 sirva para abrir el cofre de las esperanzas dormidas. Después que se pongan todas las medallas que quieran, pero no antes, aún no toca. Pero les felicitaré con sentimiento jienense si esta vez es verdad que lo han conseguido.
A propósito, porque expresamente no me quiero olvidar del Colce, miro con cierta envidia hacia la hermana Granada, y la valentía de su alcalde, el socialista Francisco Cuenca, que pone en duda, como en su momento nos pasó a nosotros, el proceso por el cual se ha negado a la ciudad de la Alhambra ser sede de la Agencia Estatal de Supervisión de la Inteligencia Artificial, que finalmente se ha ido para La Coruña. El regidor granadino fue llamado a capítulo por la dirección federal socialista, pero Cuenca ha decidido no rendirse, “no voy a cejar en la defensa de los intereses de mi ciudad, y no voy a admitir que desde Madrid, de Sevilla ni de ningún otro lugar nos digan lo que los granadinos tenemos y cómo debemos hacerlo; voy a hablar alto y claro donde sea necesario para exigir claridad y transparencia”, ha dicho, una actitud que le honra, ponerse del lado de los intereses de Granada, algo que en su día no hicieron los políticos de Jaén, a pesar de que con el Colce, aunque algunos ya lo hayan olvidado en esta amnesia tan generalizada en la vida pública y social de esta tierra nuestra, parecía que íbamos todos a una. Los desertores son los que siempre se ponen del lado del poder, da igual el color que tenga. Pero repito que causa simpatía porque es infrecuente en la política, donde manda la sumisión, que el alcalde de Granada siga mostrando su indignación por el trato a su ciudad, más aún cuando se ha enterado de que no existe tabla de puntuación que avale que la Agencia vaya a tierras coruñesas.
El mismo panorama de Jaén con el Colce, solo que este viernes el Pacto por Granada conocerá la propuesta del alcalde para impugnar el proceso en tanto se ha pedido informe a los servicios jurídicos para determinar los pasos a seguir. Esta es una actitud responsable, Granada lo primero. En Jaén el alcalde sigue insistiendo en que tras el anuncio del Cetedex no tiene sentido continuar con los recursos. Quieren tapar para siempre esa afrenta. Pero en mi modesta opinión cada vez que un cargo socialista sale a la luz pública exhibiendo estos razonamientos se les van yendo votos a mansalva, porque hay mucha gente de buena fe, por supuesto excluyo a los palmeros, a los que les da igual ocho que ochenta, que no acepta que sea incompatible recibir el Cetedex, y al tiempo seguir reclamando información y transparencia del gol que la política y, está escrito, personajes de ella, le metieron a Jaén. Curiosamente hace unos días, en una tertulia de la cadena SER, escuché a la señora Carmen Calvo decir que determinados centros de referencia debían ir a ciudades con infraestructuras, etc., estaba claramente señalando a su Córdoba de su alma.
Me apena este silencio cómplice de Jaén y como ciudadano no puedo tolerar que se nos tome el pelo. Al mismo tiempo sigo insistiendo en la distinta vara de medir que utiliza el PP andaluz y la Junta, liderada por Moreno Bonilla, que ahora se pone del lado de Granada, largando contra el gobierno de Sánchez y anunciando también medidas de protesta, hasta el punto de que el propio alcalde le ha llamado la atención porque arrima el ascua a su sardina y además puede provocar la ruptura del consenso. Con Jaén no fue tan generosa ni la Junta ni Moreno Bonilla, también por política partidista, se saltaron a la torera el acuerdo unánime del Parlamento andaluz en favor de Jaén para no molestar a la dirección nacional del PP que prohibió cualquier movimiento para salvaguardar la Alcaldía de Córdoba. Así es como se escribe la historia.
El gran problema de Jaén es que con esta manera de hacer política se ha quedado atrás en la convergencia con otros territorios, partíamos con desventaja y mientras otras capitales y provincias hermanas han dado un salto, la nuestra se mantiene atrás y le cuesta arrancar. Hay una razón de peso que lo explica, no han llegado ninguno de los mecanismos comprometidos tantas veces para una discriminación positiva, única posibilidad, con dinero por delante, para ponernos en paridad con provincias de nuestro propio entorno y converger con otras. Esa es la realidad, y con el agravante de que no nos faltan razones y factores de peso para progresar, nuestra Jaén, tan rica la pobre, en expresión de Manuel Anguita Peragón, retrata muy bien todo un potencial de fortalezas a las que solo les falta que las administraciones la impulsen. Ese esfuerzo en parte lo hace en solitario la Diputación. El Gobierno central nunca estuvo y el único experimento positivo fue el de Jaén Activa, en tiempos de Zapatero, a cada cual lo suyo, pero no más. El gobierno andaluz anterior se desgañitó con propuestas, pero la mayor parte de ellas resultaron fallidas, el balance de tantos años de gobierno socialista no le hizo justicia a Jaén, ni muchísimo menos. La actual Junta y en especial su presidente, Juanma Moreno, podemos recordar y está en las hemerotecas para aquellos que tengan más debilitada la memoria, comprometió cinco planes diferentes y muchos millones, llegó a ilusionarnos de que por fin había llegado la hora de Jaén, pero al final ha resultado ser más de lo mismo, al menos a día de hoy.
Viene todo esto a cuento de que el próximo sábado se cumplen cinco años, de qué manera vemos pasar el tiempo, de la segunda manifestación convocada por la plataforma Jaén Merece Más (17 de diciembre de 2017), miles de personas en la calle, para que luego los políticos hablen de representatividad y legitimidad, porque ellos se sienten con autoridad para dar los salvoconductos, aquello fue un SOS memorable, otra vez rebelándose contra el olvido histórico, una marea humana para clamar por la dignidad de Jaén. El gancho en aquella ocasión era la Inversión Territorial Integrada, la famosa y polémica ITI, pero podía haber sido cualquier otra reivindicación pendiente. Pero ya que estamos con la ITI, qué pedazo de engaño para la provincia, cómo la política, una vez más, se burló de nuestra ambición de progresar, nos hicieron ver que era el maná divino en forma de millones para transformar una provincia tan necesitada de ese impulso, pero qué ilusos. Al final una solemne tomadura de pelo, parte de esos más de 400 millones no se han visto por ninguna parte y además una elevada proporción del dinero consignado ha ido a parar, en el mejor de los casos, a proyectos que tendrían que ser asumidos por los presupuestos ordinarios de las administraciones y no por unos fondos de procedencia europea cuya finalidad tiene que ser transformadora, iniciativas emblemáticas para cambiar Jaén, no para sacar las castañas del fuego a la política que está harta de prometer y no cumplir, en definitiva para tapar sus vergüenzas.
El único argumento que no admite duda es que cinco años después de aquella manifestación ilusionante del 17 de diciembre de 2017, la política oficial se enroca en su desprecio al clamor de la sociedad civil, por cierto una lástima que Jaén Merece Más dejara aquella aventura como plataforma ciudadana para engrosar la lista de formaciones políticas donde es muy difícil doblegar el discurso de las mayorías, por la sencilla razón de que es una traba a su ancestral estado de comodidad. Respeto las decisiones, pero muestro mi escepticismo, ojalá me equivoque. Tampoco crean que se inmutan demasiado los partidos más votados, centran todo su discurso en dar a entender que fuera de ellos no hay soluciones posibles, o nosotros o el caos, en este caso para Jaén. Así es que miramos hacia atrás y nos da vértigo y una tremenda sensación de impotencia, y si lo hacemos hacia adelante, analizando con detalle todas las claves que hasta ahora tenemos, me parece que solo un milagro nos puede deparar un futuro más esperanzador. No tengo una bola de cristal, pero lo que veo no me gusta. Nada deseo más que estar equivocado y que o los partidos convencionales reaccionen, o los más nuevos sirvan de revulsivo. Lo único que en verdad nos interesa a una inmensa mayoría es que Jaén avance, pues parece que ya toca. No se puede estar presumiendo de salir de la crisis con todos por delante y a una provincia, la nuestra, la veamos estancada, ninguneada, y girando permanentemente sobre la misma órbita de los problemas de siempre.
Foto: Manifestación de hace cinco años, 17 de diciembre de 2017, miles de jienenses rebelándose y clamando por la dignidad de Jaén.