Por ANTONIO GARRIDO / Con las asignaturas pendientes ocurre en Jaén que cuando se enciende alguna luz rápidamente nos mueve el optimismo. Estos días es noticia un avance en relación con el Museo Íbero, consistente en el traslado de casi 3.000 piezas desde el Museo Provincial, donde han permanecido hasta ahora, al nuevo espacio donde se va a reunir todo el patrimonio arqueológico íbero. Lo anunciaba el lunes en Jaén el consejero Arturo Bernal y dicho y hecho, porque ya se materializa el cambio de domicilio para quedar en reserva en tanto llegan más vestigios procedentes de otros lugares de Andalucía hasta alcanzar alrededor de 6.000 objetos diferentes. Es importante porque pone de manifiesto que existe voluntad política de actuar, ya iba siendo hora, pero cuidado con pasar de aquí a la euforia porque todavía sigue estando pendiente lo imprescindible, el proyecto de musealización que, en palabras del consejero, se acometerá “en breve plazo”, pero ya conocemos por experiencia que los plazos, incluidos los breves, pueden llegar a eternizarse y el propio Museo Íbero es un clarísimo ejemplo de la lentitud pasmosa en las actuaciones. Tiene que llegar ese proyecto de musealización y después, ya como último y definitivo acto, el montaje de la exposición permanente que hará posible que el Museo esté en perfecto estado de revista y responda a la concepción inicial. Pero insisto, prudencia, porque la musealización, que debería estar ya más que resuelta hace años, es ahora cuando se va a licitar y tiene un plazo para ejecutar de un año aproximadamente. Así que tranquilos, que para ver el Museo Íbero en todo su esplendor, convertido, como nos repiten hasta la saciedad los políticos en un referente andaluz y nacional, todavía nos queda un buen trecho.
Porque no sé si recuerdan que el pasado 11 de diciembre de 2023 se cumplieron seis años de la inauguración oficial del Museo de Arte Íbero, una ocasión en que la Junta de Andalucía quiso tirar la casa por la ventana, y bien que lo merecía tras una espera de más de veinte años, hasta el punto de que Susana Díaz consiguió la presencia del Rey Felipe VI en el acto montado por todo lo alto. La Consejería de Cultura quiso hacer del momento una fiesta, un baño de masas, un brindis al sol, para tratar de convencernos de su continua atención al territorio. La ciudad le siguió el juego y allí estaba el todo Jaén. Hay una verdad incontestable, objetiva, y es que la espera había merecido la pena en el sentido de que se ha creado en la ciudad un espacio museístico de una gran categoría, asimilable a los mejores que puedan existir, bien es cierto que en varios años el único logro que el anterior gobierno andaluz podía exhibir en la capital era este Museo y el Centro de Salud de Expansión Norte, dos obras que se eternizaron y que llegaron a exasperar a los jienenses. ¿O se nos ha olvidado?
Y en el caso del Museo Íbero, tan bonito, tan especial, tan singular, porque lo es, con el añadido de que abría sus puertas con una exposición temporal y que para poder disfrutar de su exposición permanente había que esperar, según se decía, hasta el año 2021, en el mejor de los casos, y a la vista está que se quedaron cortos, muy cortos, porque el año 2024 llegó y ni está ni se le espera, por mucho que la actual Junta, lo mismo que la anterior, haya repetido hasta la saciedad que las conversaciones con el Ministerio en Madrid han ido por muy buen camino y blablablá. En fin, aquella puesta en escena de hace más de seis años fue una mentira, tal vez piadosa, que nos tragamos los jienenses con tal de recibir la nueva infraestructura cultural. En su descargo hay que decir que al menos no se cerró el edificio tras la muestra temporal inaugural y que el Museo Íbero está teniendo vida de forma continua y es el escenario de muchas actividades relacionadas con la cultura que tienen lugar en Jaén, pero es obvio que no es un Museo, aunque se han hecho grandes esfuerzos por suplir las carencias con imaginación, todo hay que decirlo, con una sucesión de muestras temporales y otras numerosas actividades, gracias a una gestión competente de su equipo y su directora al frente, pero una cosa no quita la otra, esto no es lo que Jaén estaba esperando.
Por lo pronto, y a la espera de su finalidad última, esto es lo que hemos ganado, un enorme espacio para la cultura. Por cierto, se quejan diferentes colectivos de que solicitan las dependencias del Museo para celebrar actos y les son negados, es decir, no se sabe bien el criterio que se sigue para permitirlos, esto ha creado malestar porque ya que no sirve aún para lo que fue construido, al menos que se ponga a disposición del pueblo de Jaén para que lo pueda disfrutar en vez de reservarlo para los actos propios del gobierno andaluz y sus delegaciones en Jaén y aquellos eventos que el jefe de turno considere que ha de autorizar. Hacer bien las cosas no cuesta tanto, el edificio del Museo es de todos los jienenses, no es exclusivo ni potestativo de los políticos de cada momento.
Todo lo demás, incluido el anuncio de que será un museo de la red estatal, que puede que sea cierto, por ahora es solo un deseo. Queda decir que tanta publicidad se hizo con la inauguración que llegan visitantes deseosos de conocerlo y se llevan una decepción impresionante porque anhelaban encontrar algo diferente. Si no fuera por las actividades que alberga, y menos mal, ya sería un edificio fantasma. Al menos eso hay que reconocerlo, se le da vida y se nos hace más corta la espera. La Junta sigue haciendo anuncios de vez en cuando, que ya llega, el caso es que en Jaén otra cosa no, pero estamos acostumbrados a esperar, han sido seis años largos, pero me temo que serán todavía algunos más, aunque principio quieren las cosas. Bien por el traslado de las piezas, pero cuidado con confundirlo con que el final ha llegado, no caigamos en ese error. Qué más quisiéramos. Eso sí, los políticos se han movido en las fotos porque ni ellos mismos soportan la frustración.
Ahora que se recuerda frecuentemente a Pilar Palazón, a la que la Universidad de Jaén ha dedicado una sala en su edificio de la antigua Escuela de Magisterio, estoy seguro de que si ella viviera sería la primera en lamentar estos años perdidos y las prisas que le entraron a la anterior Junta por inaugurar un proyecto del que estaba terminado el edificio, pero nada más. Creo haberla conocido bien para decir que en estos seis años se hubiera escuchado su voz de manera contundente, porque no le gustaban las cosas a medias y le hicieron creer que el Museo integral estaba próximo, incluso el propio rey Felipe VI se comprometió a volver para recorrerlo con todas las piezas expuestas. Nos engañaron como a chinos, y lo que nos queda. Al fin y al cabo este es el estilo Jaén del que presumen los gobiernos, mucha propaganda, anuncios de días de vino y rosas, cuando a la hora de la verdad hay una relación de proyectos importantes que siguen parados porque el presunto interés que despierta Jaén ni se ha visto con anteriores gobiernos ni tampoco con los actuales. Así que paciencia y resignación.
Foto: Principio quieren las cosas y algo se mueve con respecto al Museo Íbero. Se trata del traslado de varios miles de piezas desde el Museo Provincial hasta el nuevio espacio museístico. Pero cuidado, esto no es cosa de hoy para mañana.