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Por ANTONIO GARRIDO / Aunque Jaén no se despereza hasta pasada la feria de San Lucas, y lo tenemos bien asumido, se nota que hemos entrado en la vorágine de los trabajos y los días. Por cierto, parece que vamos a tener una buena feria, once días y dos fines de semana. Ya salió el cartel y seguí los comentarios en las redes sociales, nunca llueve a gusto de todos. Con todo el respeto que se merece el autor, como toda persona que pone a prueba su conocimiento y el deseo de contribuir al engrandecimiento de la ciudad, me encuentro en el bando de los no satisfechos, por la sencilla razón de que ni siquiera creo necesario que las bases expliciten que no debe utilizarse la Inteligencia Artificial, muchos supongo que tenemos interiorizado que un cartel ha de ser una creación personalísima y utilizando los símbolos identitarios de Jaén componer una ilustración original y en la que todos o una inmensa mayoría de los jienenses nos sintamos representados en la gran cita sanluqueña. Quiero entender también el papel del jurado, pero tampoco comparto su criterio. Digo esto, además, después de haber conocido espléndidos carteles que se han confeccionado estos meses para algunas de las fiestas más vistosas de la provincia, algunos rayando la excelencia, preciosos y únicos.

La cartelería de la feria, y ya hubo una mala experiencia el año pasado, hay que cuidarla, no puede ni debe ser un trámite y se juega mucho la imagen de la ciudad. No dudo de la importancia que está adquiriendo la Inteligencia Artificial en nuestros días y lo útil que puede resultar su uso para determinadas tareas, pero desde luego, e insisto es mi opinión, no creo que deba trasladarse a un cartel original de una feria. Imaginen que a la hora del pregón a la persona encargada de pronunciarlo se le ocurriera hacer lo propio, supongo que algunos, tal vez muchos, nos daríamos cuenta del error y sería criticado sin el menor género de dudas. Quien corresponda debe evitar que en el futuro se den estas circunstancias que no nos benefician.

Hoy se ha celebrado pleno extraordinario del Ayuntamiento, obligado por los cambios que se han producido en la Corporación. Al fin se ha despedido el que ha sido hasta ahora primer teniente de alcalde, Manuel Carlos Vallejo. Desde que anunció su renuncia al acta de concejal hasta su marcha definitiva ha dado la impresión de que el proceso era más largo que un día sin pan, ha podido lanzar sus mensajes en varias ocasiones, por lo que hoy en el pleno ya sonaba a repetitivo. Y Jaén Merece Más le está echando mucho teatro a la sustitución de Vallejo, lo normal en cualquier partido es simplemente hacer que corra la lista, y si el siguiente tiene algún problema en 24 horas ir al que le toque. Creo que es la primera vez que asistimos a este procedimiento de estar durante semanas deshojando la margarita, haciendo cábalas e incluso lanzando órdagos dirigidos hacia el presidente del partido, Juan Manuel Camacho, para que se coloque en el ruedo y pase a ser juez y parte. Ignoro si es lo mejor para la formación política, en todo caso lo que va resultando molesto es que no sean capaces de tomar una decisión con rapidez, y ello obliga a concluir que no se trata solo de decidir la persona sino también la dedicación que vaya a tener el elegido o la elegida en el Consistorio.

Hoy además ha tomado posesión la nueva edil del PP, Ana Núñez, que se va a encargar de la parcela de Deportes. No ha habido mucho más en la sesión, pero hay en lista de espera argumentos para no aburrirse. El tema de la productividad de los empleados, o dicho más finamente, el Plan de Eficiencia de los Recursos Municipales, va a dar quebraderos de cabeza, lo sabe el alcalde y también mi amigo Vicente Oya Amate, que debe haber tomado conciencia de que a los cargos públicos no se va para hacer enemigos. Y añado yo, tampoco necesariamente enemigos, que al final todos vivimos y convivimos en Jaén.

De todas maneras ya he expresado alguna vez mi criterio y aunque es verdad que hay que cuidar muy mucho del dinero de las arcas municipales, no es menos cierto que tampoco es justo que el personal soporte la carga de una sucesión de gestiones nefastas de equipos de gobierno. Es decir, los políticos se van de rositas y el personal, incluso los que unos y otros fueron enchufando irresponsablemente por el camino, pero también los que sacaron sus plazas bajo los principios de mérito y capacidad, han de soportar la losa que está pesando y de qué manera. No es justo, y en todo caso un Plan de Eficiencia tendría que estar, ojalá sea así, más proporcionado. Hay exceso de empleados municipales, pero esa pésima gestión de lustros no la puede pagar ni un colectivo ni una ciudad, por tanto es injusto castigar a los trabajadores tanto como aumentar la carga impositiva de los vecinos. Qué mal panorama. Por esta razón hay que insistir en el SOS, porque una ciudad no puede pagar los derroches y los caprichos de sus dirigentes.

Jaén Merece Más, mientras tanto, ha designado como portavoz, por ahora con carácter de provisionalidad, a su concejal Luis García Millán, que no solamente es competente en sus áreas sino que se maneja muy bien con el lenguaje y se monta unos vídeos chulos, como el que ofreció no hace muchos días explicando en román paladino la realidad de la deuda municipal, la primera vez que le he escuchado a un político exponerla para que se le entienda. Luis García es un buen elemento, tengo gran concepto de él, y lo mismo digo de María Espejo, la edil de Cultura, Fiestas, etc., que está que se sale. He escuchado la muy buena entrevista que le ha hecho Raúl Beltran en ExtraJaén y a la Espejo se le nota que tiene tablas y que no hay nadie que se le suba a la cabeza. Ha preparado una buena feria y por lo que respecta a la XXV edición del Festival de Otoño, que está a punto de caramelo, a pesar de las dificultades, no se le puede poner ni un solo pero, gran programa, algunos espectáculos ya sin entradas y ahorrando dinero al Ayuntamiento, manteniendo también los mecenazgos institucionales y privados. Hay quien le ha criticado en redes que sea capaz de hablar tan claro, pero yo lo agradezco, sobre todo si es capaz de predicar con el ejemplo, en su caso llevar al día todas las responsabilidades. Hay también detalles con los que no estoy muy de acuerdo, los políticos en general abusan mucho de las fotos, casi todos, cierto que también hay algunos y algunas más esquivos, pero existe la sensación generalizada de que si no te vendes no existes y para todo ha de haber una cierta medida. Pero a lo que iba, María, como su compañero Luis, son más combativos que el dimisionario Vallejo, representan mejor la rebeldía política,como vino a decir la concejala de Cultura en la entrevista, que definió a la militancia de Jaén Merece Más como “jienenses cabreados con el bipartidismo”.

Que sí, que me gusta la gente valiente y que defiende su proyecto político contra viento y marea, aunque moleste a esos partidos que han estado muchos años jugando al enfrentamiento mientras eran testigos de que con esa actitud dejaban desangrarse a Jaén. Bien está que ahora haya alguien, que aunque con defectos, porque no proceden del estrato político sino social, sean capaces de cantar las cuarenta al más pintado y exigir lo que históricamente se le ha negado a Jaén. Con esta idea central me siento totalmente identificado, ya es la hora de irnos despertando de la siesta y mostrar esa bravura que el poeta del pueblo nos puso como objetivo, aunque al paso de los años, como suelo decir, haya quienes prefieran convertirlo en un canto poético como si le estuviéramos recitando “a las florecillas del campo”.

Mientras Jaén Merece Más marea la perdiz, en la provincia seguimos pendientes de la lluvia. Este verano se han resentido los pantanos, y además el campo, en especial el olivar, necesita agua para asegurar al menos una cosecha mediana. Siempre pendientes del cielo. Y el problema es que si la lluvia aparece, como es tradición, por San Lucas, ya puede ser demasiado tarde. Todavía nos vemos en rogativas. Por lo pronto tendríamos que hacerlas para implorar atención de las administraciones en los presupuestos, al menos los de la Junta, porque los del Estado dependen de cómo se levante cada mañana el prófugo Puigdemont, a lo que hemos llegado. Y ya que estamos en la Junta, la sanidad no deja de proporcionar sobresaltos. Qué dificultad no tendrá dirigir el Hospital de Jaén, que en los últimos años han pasado por el puesto tres profesionales y ninguno ha cuajado, el caso es que el último, Francisco Javier Vadillo, como sus antecesores Francisco Javier La Rosa y Osamah El-Rubaid, han durado todos un suspiro. La delegada, Elena González, tuvo que pasar el mal trago de anunciarle el fin de su etapa al doctor Vadillo. Ahora, vuelta a empezar el proceso, y visto lo visto, a quien se le encargue la tarea habrá que desearle suerte en esa función que va a empezar a crear miedo escénico. Un Hospital como el de Jaén es como una gran ciudad, pero con una complejidad extraordinaria porque trata a pacientes y gestionar sus recursos, no siempre suficientes, como bien sabemos, es muy delicado. Pese a todo y dejando constancia de la realidad incuestionable de las impresionantes listas de espera para intervenciones, para consultas, etc., el nuestro es en muchos aspectos un centro de referencia y con magníficos profesionales. Lástima que las más de las veces no suene por su prestigio sino por sus carencias.

Por último, no puedo evitar cierta alegría al ver que la concejala Carmen Rueda y el director, Manuel Palomares, se muestran felices al contemplar el éxito de la Universidad Popular Municipal, que encamina sus pasos hacia los 5.000 alumnos como objetivo. La que daban por muerta goza de buena salud y el secreto no es más que empeño y dedicación, porque el resto lo ponen los jienenses que son quienes esperan la apertura del plazo de matrícula para elegir entre una variadísima oferta. Muy bien.   

Foto: María Espejo y Luis García, concejales de Jaén Merece Más en el Ayuntamiento de Jaén.

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