Jaén tiene un problema, bueno tiene muchos, pero hay uno que le afecta de manera especial para levantarse, y es avanzar hacia el progreso soltando lastre de unas cuantas décadas en las que esta provincia lo ha tenido casi todo, incluso políticos mandando mucho en Andalucía y en el país, y Jaén sigue estancada, prácticamente donde estaba, peleada con los indicadores que la sitúan en el lugar menos apetecible de todos. Tan rica la pobre, que diría el escritor Manuel Anguita Peragón, al que hoy recordamos con afecto por sus acertadas reflexiones sobre nuestra tierra.
Estos días pasados hemos escrito sobre la judicialización de la crisis en la Cámara de Comercio e Industria de la provincia de Jaén, donde el juez hace ahora su trabajo para aclarar el agujero de la entidad cameral, que finalmente ha derivado en la pérdida de su patrimonio, con lo que se ha puesto en juego la utilidad de una herramienta que pensamos era útil para el empresariado de la provincia. Que el juez depure las responsabilidades, nosotros en todo caso a lo que estamos obligados es a llevarnos las manos a la cabeza de cómo se ha jugado en Jaén durante tantos años con las cosas de comer, hasta límites insospechados, y ahora las investigaciones nos tendrán que decir el fin que se perseguía.
Una cosa sí me sorprende, la falta de información sobre los hechos acaecidos, parece que hay distintas varas de medir, en unos casos las fuentes informantes dan pelos y señales, y en otros, precisamente cuando parte al menos de la sociedad lo demanda, hay silencios que son clamorosos y hacen que la gente se pregunte extrañada qué es lo que pasa en Jaén. No son cuestiones menores, es que incluso estamos hablando de algún empresario en libertad con cargos al que la Junta de Andalucía acaba de nombrar representante del empresariado nada menos que en la Universidad. Esto es muy fuerte y ocurre en Jaén, donde hay pocos empresarios que se atrevan a dar la cara para denunciar este tipo de situaciones.
De hecho, algunos se preguntan qué han hecho las organizaciones empresariales además de guardar silencio en el caso de la Cámara, cuando todo el mundo sabía lo que estaba ocurriendo.
No trato de hacer leña del árbol caído, el que la haga que la pague, pero es cierto que no se trata de una experiencia excepcional la que se ha dado con la cúpula de la anterior directiva de la entidad cameral, esta puede ser en todo caso la punta del iceberg. Hay un comportamiento irregular en Jaén desde hace muchos años, es lo que he llamado en algunas ocasiones “mamoneo”, excesiva complicidad entre políticos y agentes sociales, finalmente acaban debiéndose favores y hace que se relajen las posiciones y no sean tan contundentes como debieran.
No puedo entender determinadas actitudes de silencio en sectores empresariales. Y en efecto, ni en la Cámara ni en otras instancias la contaminación ha estado solamente presente en la etapa anterior de Luis Carlos García. Ni mucho menos, ha sido la más evidente, la consumación de todos los problemas, pero enchufismo, amiguismo, clientelismo, ha habido desde hace mucho tiempo atrás, pero algunos empresarios, más bien de tipo vip, próceres, algunos representantes camerales con antigüedad, que confundieron la Cámara con un pequeño cortijo e hicieron y deshicieron a su antojo. Bueno es decirlo para dejar las cosas claras en el sentido de que en esta provincia la clase empresarial viene pecando casi a la par que la política, y en muchas ocasiones han sido líneas convergentes. Sálvese quien pueda, pero nadie ha alzado su voz para la denuncia.
Por eso no me extraña para nada lo ocurrido en los últimos años en la Cámara de Comercio, con el silencio cómplice de la política que representa al poder, que todo lo toca y a todo llega, omnímodo, que ha creado una tela de araña absolutamente perniciosa para los intereses de Jaén y que nos ha dejado una pesada hipoteca de la que va a costar recuperarse a la provincia de Jaén, en el caso de que realmente le interese.
El estilo, forma y manera ‘made in Jaén’ yo no dudo de que se creara con buena voluntad, para tratar de buscar sinergias en favor de la provincia, puede ser, no quiero ser malicioso y por tanto le quiero dar el beneficio de la duda, pero me temo que ha sido letal para nuestros intereses, más que nada porque no ha habido controles suficientes, se ha abusado en exceso de la confianza otorgada, del compadreo, y como además han funcionado a demanda las generosas subvenciones, aquí no se ha quejado nadie, hay veces que los silencios son más expresivos que las grandes declaraciones y se ha acumulado la podredumbre en un sistema que ha sido extremadamente perjudicial para Jaén porque los años transcurridos son irrecuperables. Luego nos extraña que llegue el señor Cañamero a denunciar la situación ferroviaria de la provincia. Pues me parece muy bien y no seré yo quien le niegue la leitimidad que le han dado los votos de los ciudadanos a este diputado de Unidos Podemos, incluso puede ser un revulviso para que algunos sepan que para representar los intereses de un territorio y defenderlo solamente hace falta sentirlo, desearlo, nada más, nadie es más digno por estar en un partido o por pertenecer a otra clase social. Estaría bueno que tanto que algunos se han metido con Cañamero sea de los pocos que se ganen el sueldo y no esté sujeto a intereses e hipotecas…
En fin, volvemos a la situación de la Cámara y de las relaciones política-empresa, todo el mundo callado, incluso a sabiendas de las situaciones no deseables, pero con un silencio atronador. Este es uno de los irritantes problemas de Jaén que no sé muy bien si ahora que tanto se habla de regeneración podrá remediarse. Ahora bien, por intuición de más de cuarenta años observando a esta tierra, que también es la mía, tengo el convencimiento de que va a costar, salvo actuaciones muy drásticas, que son las necesarias, dar un cambio de timón a una dirección inadecuada, porque por el momento nos lleva a la nada. ¿O creen que estamos donde estamos por un simple capricho del destino? Esto no puede seguir así, este camino no nos lleva a ninguna parte.
Foto:
El edificio emblemático de la Cámara de Comercio, ahora propiedad de Diputación.