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Sin triunfalismos, porque estamos en la recogida de la aceituna y ya vendrán datos peores para despertarnos del sueño, pero es enorme la sensación de agrado al ver que esta vez Jaén lidera la bajada del paro registrado en Andalucía y en España, con un descenso del 13,49% (6.549 personas) y nos ponemos en 41.984 desempleados, que nos sigue pareciendo una cifra muy alta, pero que supone un gran respiro ante los anteriores registros, donde en los últimos años, en lo peor de la crisis, la situación era verdaderamente insostenible. De todas maneras el año pasado por estas fechas el balance era mejor, el descenso fue del 16,84%, que es lo mismo que decir que afectó a nada menos que 8.267 personas. Hay un aspecto tranquilizador, dentro de lo que cabe, y es que el comportamiento en el último año 2019, también ha concedido algunas satisfacciones, aunque en el cómputo anual somos la provincia andaluza que más eleva su número de parados, 564, y otro dato preocupante, es fácil advertir que el paro se ceba principalmente con las mujeres, cuya discriminación en el mercado de trabajo, y ahora en las tareas de recogida de la aceituna, sigue siendo sangrante, porque la excluye de las escasas posibilidades de optar a un jornal.

Dicho esto hay que tener los pies en suelo firme porque los mismos datos estadísticos y el análisis de la realidad, indican que el comportamiento de la provincia se basa en la estacionalidad, que estamos en el mejor momento del año, aunque también figuramos a la cabeza de la precariedad en el empleo, somos la provincia con menos contratación indefinida y cuando pase la campaña tanto de recogida como del comercio y la hostelería, ya que ha sido el sector servicios el que ha ayudado a la agricultura a tirar del carro del empleo, incluso se ha por delante de la recogida de la aceituna, que ya es decir, el panorama mucho nos tememos que volverá a ser el de hace pocos meses, más de lo mismo.

Hay algo que sí queremos rebatir con contundencia y son las informaciones que se siguen difundiendo a través de determinados medios ajenos a los habituales, con una gran carga de manipulación, que vienen a decir que los parados jienenses no quieren trabajar en la campaña de la aceituna, cuando están deseando que llegue cada año la gran oportunidad. Puede haber determinados casos, lo mismo que existen algunos empresarios sin escrúpulos que tratan de contar con trabajadores inmigrantes para aprovecharse de ellos al pagarles por debajo del jornal de referencia, pero generalizarlo con el pretexto de criticar las ayudas a los trabajadores agrícolas y poner en tela de juicio una actividad que en estos meses es la mejor noticia para la provincia, es miserable. Los que difunden con tan mala fe hechos que no son ciertos sabrán los motivos que le llevan a dar esta penosa imagen que hace que los desinformados se hagan a la idea de que esta es una provincia de vividores. Baste decir, por otro lado, que este año el contingente de inmigrantes no es tan significativo, como lo demuestra el hecho de que los albergues de temporeros no suelen estar al completo. De todas maneras solo faltaría que en las circunstancias de la provincia de Jaén no bajara el paro por lo menos en el mes de diciembre, sería digno de estudio.

También crecen las afiliaciones a la Seguridad Social, un 12,47% y se coloca en 265.629 afiliados, cifras menores que las de inicios de 2019. No es para tirar cohetes, cierto, pero todo lo que sea mejorar es una alegría de las muchas que necesita esta provincia. Esta vez nos la proporciona el importante sector servicios y nuestro olivar, y también todos estos datos nos envían una señal de aviso para que se siga viendo la necesidad de buscar alternativas a nuestra riqueza olivarera, que por muchos motivos puede seguir siendo el gran sostén de la economía, pero no debemos jugar todas las cartas a favor de nuestro monocultivo. Hay mucho que hacer en otros sectores, sobre todo seguir fortaleciendo el tejido empresarial que necesita mucho apoyo.

Tampoco podemos hacernos excesivas ilusiones en que hay una situación cambiante, porque hay que seguir analizando los comportamientos en las próximas oportunidades, la cifra de parados nos produce una sensación de vértigo, porque todavía los porcentajes son muy altos y hay que seguir bajando hasta que prácticamente nos resulte inapreciable. Esa es la tarea a realizar por todos los que tienen responsabilidades, desde las administraciones, empresarios y agentes sociales y económicos en primer lugar.

De entrada nos encontramos con un panorama poco favorecedor, porque las administraciones no invierten o lo hacen de manera muy escasa, los grandes proyectos se encuentran paralizados por falta de medios, ya me dirán qué se puede hacer ante esta foto fija de Jaén. Los políticos y los responsables sociales suelen ser repetitivos en sus valoraciones y ante lo que ha venido sucedido reiteradamente en Jaén, lo raro es que no hayan surgido estallidos sociales, porque aquí se da el caso de que nadie parece concernido como para salirse del guion y provocar una expresión de alerta.

Por lo que respecta al paro en la capital, según “Expansión”, referido al pasado mes de octubre, ha seguido creciendo y está en el 18,48%, el mayor registro desde el año 2015, es decir, disminuye la población, como reiteradamente venimos indicando, pero en cambio sube el desempleo que se pone en una situación muy delicada. En este momento estamos en 9.369 parados, pero esto era con el padrón anterior de 113.457 habitantes, lo que quiere decir que vamos en busca de los 10.000 parados, como hace cinco años.

Por esto, y ahora más que hay motivos políticos para ello, como un inminente nuevo gobierno en la nación, es el momento de zarandear a los poderes públicos, desde el Gobierno que previsiblemente va a conformar Sánchez para abajo, al gobierno autónomo de Juanma Moreno, en fin a quienes han sido incapaces hasta ahora para sacarnos de este abismo. Lo decimos en nombre de esos 41.984 parados que hoy están registrados en las listas y de muchas familias que, contra los pronósticos de mayor optimismo, lo siguen pasando mal, porque han llegado muy pocos brotes verdes tras la angustiosa crisis que vino a Jaén para quedarse.

 

 

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