Comentaba hace unos días con un amigo interesado en el progreso de la ciudad si el problema que secularmente acompaña a Jaén es el victimismo o hay poderosas razones para creer que esta provincia ha sido sometida a malos tratos por parte de las administraciones que nos han gobernado. Mi opinión al respecto que sigo defendiendo a capa y espada es que hay un porcentaje de ambos elementos. Un olvido histórico y un victimismo que es herencia de la resignación, la falta de autoestima y de ambición que nos ha acompañado en siglos. Nos hemos acostumbrado a esperarlo todo de los demás, y ha sido un error porque una de las primeras exigencias es no depender ni siquiera de quienes democráticamente nos representan, sino que el futuro, para bien o para mal, tenemos que escribirlo entra todas y todos, cada cual desde su posición y responsabilidad.
En este sentido y como un ejemplo entre muchos que se podrían utilizar de la historia más o menos reciente, hay un testimonio que data de 1878, cuando se celebraba un acto en la capital en el que el ministro de Fomento, que por esa época era Queipo de Llano, respondió de forma contundente a un valiente y reivindicativo discurso del entonces director de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, exigiendo, y algo ha llovido, buenas comunicaciones férreas, que aún hoy nos siguen faltando y que constituyen, dicho sea de paso, un estandarte del fracaso de la política y de la sociedad, de las dos, a lo largo de los tiempos.
Pero bueno, decía Queipo de Llano: “La locomotora no la proporcionan los gobiernos ni las influencias de nadie; la locomotora busca riquezas y elementos y allí donde los encuentra marcha, allí se presenta. Si algún día humea el vapor en esta vieja capital, no agradecerlo al Gobierno ni a nadie, sino a vosotros mismos, que habréis demostrado que os sobran elementos para dar vida a vuestro anhelado ferrocarril”. Es una respuesta demasiado frecuente, pero es verdad que la espera complacida le ha jugado a Jaén muy malas pasadas, eso o el caciquismo durante periodos prolongados, cuando no la falta de compromiso de tantos y tan destacados políticos como ha dado este pueblo nuestro.
Estamos pagando aún la penitencia de una manera de ser, porque resignación es no sacar más provecho a ciertos recursos, haberse quedado aún en la excesiva dependencia del olivar. Resignación es confundir con reiteración y por una inercia inconcebible, los papeles de los distintos agentes sociales, donde de continuo se mezclan intereses y no se asumen responsabilidades propias, una especie de lo que se conoce en nuestro idioma local como “mamoneo”, permítanme la expresión, que resulta a muchos ojos verdaderamente pecaminoso. Con respeto a los sectores cuyo dinamismo siempre constituye estímulo y fuerza, pero que son insuficientes por ahora.
Hay razones suficientes en Jaén para estar alerta. Durante años se nos ha querido hacer comulgar con ruedas de molino en el sentido de que la perversión estaba en los diferentes colores de los gobiernos, pero la suerte y el desamparo no han sido distintos con los de una misma adscripción. Los periodistas estamos hartos de asistir a esperpénticas puestas en escena de responsables públicos que seguramente porque se les suben de vez en cuando los colores a la cara tratan de dar al pueblo una especie de tranquilizante para evitar que abandonemos para ellos nuestra cómoda postura de “Laissez faire, laissez paser”, dejar hacer, dejar pasar. Y ¿quién es capaz de liderar esta salida del letargo? Ahí es donde se necesitan voluntarios para frenar que las luchas por el poder sigan derivando, como hasta ahora, en consecuencias dañinas y quién sabe si irreversibles. Contamos, eso sí, con la fortaleza, a Dios gracias, de una sociedad civil organizada, Jaén Merece Más y otros colectivos, que repiten constantemente y que parecen haberse grabado a fuego, como en la frase del escritor Ken Kesey que viene como anillo al dedo: “Hay un poco de niebla, pero no me esconderé tras ella…No…nunca más”.
En esas estamos a día 23 de enero de 2019, San Ildefonso, para más señas. Con rogativas para que las relaciones Junta-Ayuntamiento proporcionen a la ciudad menos dolores de cabeza y olvidemos por algún tiempo esos enfrentamientos que ha entretenido a los partidos y les ha venido de perlas para sus intereses, la contienda en lugar de la acción, con Jaén como perjudicado, una vez más.
Y pendientes de la respuesta que nos vaya a dar el nuevo gobierno andaluz a las expectativas de una provincia con una sensibilidad tan especial como es la nuestra, en la que tanto el nuevo presidente Juan Manuel Moreno Bonilla como su vicepresidente Juan Marín, conocen de sobra el rosario de necesidades y cuáles son entre ellas las urgencias. El inicio no ha sido el deseado, han dejado a Jaén sin cartera en el Consejo de Gobierno. Ya he dicho que no es algo fundamental pero sí resultaba conveniente como gesto y sobre todo porque un consejero o consejera representa un papel de interlocución con el territorio y esto difícilmente se puede suplir. Este asunto se ha comentado en los medios y echa fuego en las redes sociales. Los afectos a los partidos que nos gobiernan le restan importancia públicamente, aunque en privado lo critican sin ambages. El argumento de que nos ha servido para poco tener ministros o consejeros no debe ser excusa, y tampoco que se trate a todos ellos con el mismo rasero. Ya sé que lo importante vendrá ahora, cuando el gobierno adopte decisiones y nos corresponda, pero me duele tener que asistir a un nuevo episodio de agravios comparativos donde todas las provincias alzan su voz felicitándose por su peso político y por la suerte que van a tener al sentar a personas de su territorio en el nuevo Consejo de Gobierno. Todas menos Jaén, ignoro las poderosas razones si las hay, pero constato el déficit de influencia, y después de 36 años en los que hicieran más o menos, este no es el debate, lo cierto es que Jaén estuvo, siempre hubo alguien que vio, que oyó y que pudo defender si había motivo, a nuestra provincia.
De modo que pasado este mal trago inicial, indicativo de tenemos que fiarlo todo a futuro, no queda otra que dar tiempo al tiempo, en consecuencia me voy a limitar a tener fe y a recurrir al Evangelio de Mateo, 7,16: “Por sus obras los conoceréis”.
(Comentario emitido hoy en Onda Cero Jaén)
Foto: Nuevo gobierno de la Junta de Andalucía, presidido por Juan Manuel Moreno Bonilla.